La escuela necesita ser replanteada desde sus bases para recuperar una perspectiva humana, volviendo a valorar el afecto, la amistad, la risa y las historias personales de los estudiantes para comprender el mundo. Se debe imaginar una escuela sin fronteras físicas que no quede confinada a repetir los textos escolares, sino que promueva el amor por el conocimiento.

1. “Es urgente volver a pensar la escuela desde el principio. Poner una
y mil veces en tela de juicio su función. Retornar siempre sobre la
necesidad de reconstruir una perspectiva humana, asignar de nuevo
el valor al afecto, a la amistad, a la risa, a la historia personal desde la
cual se comprende el mundo, el arte, la ciencia y las relaciones con
los demás. Es necesario imaginar una escuela que no quede
confinada a las fronteras físicas de tapias y cercados, una escuela en
la que el amor al conocimiento no esté preso en la repetición fiel de
las páginas del texto escolar”.
Francisco Cajiao