El poema describe la belleza del mundo a través de los ojos del narrador. Observa la naturaleza floreciente, el cielo azul y las nubes blancas, y reflexiona sobre lo maravilloso que es el mundo. También ve a las personas interactuar y a los bebés crecer, aprendiendo más de lo que él mismo podrá saber. A lo largo del poema, el narrador repite el estribillo "pienso para mí mismo, qué maravilloso es el mundo".