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Training futbol 203
Training futbol 203
Prohibido cualquier tipo de reproducción total o parcial de los
textos sin la autorización expresa y escrita del editor.
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EDITA: JECUPI
MAQUETACIÓN: TRAINING FÚTBOL
PUBLICIDAD: TRAINING FÚTBOL, departamento propio
DEP. LEGAL: VA - 94/1996
ISSN 1577-7480
MARCA REGISTRADA
Dirección
Jorge Guillén, 8
47400 - Medina del Campo
VALLADOLID
• Telf. 983 81 13 41
Página Web: http://www.trainingfutbol.com
E-mail revista: revista@trainingfutbol.com
E-mail director: jecupi@trainingfutbol.com
DIRECTOR
JESÐS CUADRADO PINO
COMITÉ TÉCNICO
V¸CTOR FERN˘NDEZ BRAULIO
BENITO FLORO SANZ
JUAN MANUEL LILLO D¸EZ
FERNANDO V˘ZQUEZ PENA
JORGE D´ALESSANDRO DI NINNO
MIKEL ETXARRI SASIAIN
JESÐS CUADRADO PINO
FERNANDO NAVARRO VALDIVIELSO
ANTONIO RAYA PUGNAIRE
MANUEL FERN˘NDEZ POMBO
JUAN JOSÉ GARC¸A LAVERA
ANTONIO GALINDO RINCŁN
MANUEL LŁPEZ LŁPEZ
JOSÉ CARRASCOSA OLTRA
Dr. PEDRO GUILLÉN GARC¸A
Dr. RICARDO JIMÉNEZ MANGAS
JESÐS OREJUELA RODR¸GUEZ
ALFONSO M. VARAS GARC¸A
TRADUCTOR-INTÉRPRETE
FRANCISCO JAVIER YEPES GONZ˘LEZ
N ú m e r o 2 0 3 - E n e r o 2 0 1 3
4Enero-2013 nº 203
Trata todos los temas relacionados
con la metodología del entrenamiento en el Fútbol:
Preparación Física
Preparación Técnica
Preparación Táctica
Preparación Psicológica
Metodología y Organización
Tests de Evaluación del Entrenamiento
Biomecánica
Aprendizaje Motor
Pedagogía Aplicada
Fisiología del Esfuerzo Físico
Medicina Deportiva
Dietética…
En cada uno de los números presentamos artículos actualizados
de prestigiosos técnicos relacionados directamente
con los temas a tratar, tanto nacionales como extranjeros.
Nuestra pretensión es servir de "vehículo de apoyo"
en el reciclaje técnico para entrenadores, preparadores físicos,
médicos del deporte, técnicos de fútbol en general,
estudiantes de los diversos niveles para entrenadores,
futbolistas y aquellos aficionados que sientan
la belleza de este deporte y que
quieran comprenderle mejor.
INFORMACIÓN PARA SUSCRIPCIÓN:
En la última página encontrará
el boletín de suscripción.
PUBLICACIÓN DE EXCLUSIVO CARÁCTER TÉCNICO
QUE SE EDITA CON PERIODICIDAD MENSUAL
SU M A R I OSU M A R I O
Número 203
Enero 2013
8
7Editorial
Hablamos de fútbol con…
Rafa Benítez.
Entrenamiento y planteamientos tácticos.
Ejercicios de preparación
general y ejercicios
competitivos en fútbol.
Jorge Castelo.
16
La toma de decisiones
como fundamento táctico.
José María Buceta.
34
Firma invitada.
55
Tarea de entrenamiento:
“Ataques de tres contra dos” 56
Contenido de nuestro
próximo número. 58
Trabajo sobre la defensa
zonal.
Frederic Martín Moragón.
46
6Enero-2013 nº 203
Jesús Cuadrado Pino
DIRECTOR
Entrenador Nacional de Fútbol (Nivel III).
Máster Profesional en Fútbol.
Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL).
Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid.
Máster en A. R. D. por el C. O. E.
Técnico Deportivo Superior.
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL).
Llevo mucho tiempo hablando y escribiendo sobre dos elementos perniciosos que se adhieren al
entrenamiento del fútbol como dos virus malignos: la copia y la moda. Aumenta desmesuradamente el
hábito de entrenar aplicando, sin análisis, ejercicios y tareas que se copian de otros. No se valora el concepto, solo
importa la receta. No se repara, por comodidad o por falta de conocimiento, en que las copias irracionales conducen
a un entrenamiento erróneo que únicamente puede producir resultados negativos. Por otra parte, la moda dirige el
pensamiento de muchos técnicos que se dejan llevar por aquello que impera en el entorno. La publicidad y el
impacto mediático crean adicción. El continente es lo que importa, mientras que el contenido se reduce a una mera
excusa. Copia y moda se complementan: cada cierto tiempo emerge una moda y casi todos la copian. Hace varios
años apareció el concepto “periodización táctica”, y muchos entrenadores lo ven como un gran descubrimiento.
Sin embargo, para mí se trata de una copia y una moda.
Se dice que la denominación “periodización táctica” surge hace muchos años, pero cristaliza como “marca
de la casa” en bastantes equipos hace unos tres años. La frase parte de los portugueses Vítor Frade y
Guilherme Oliveira, continúa en España con Rui Faria (preparador físico con Mourinho en el Real Madrid) y
termina por afianzarse en nuestro país con Xavier Tamarit (ayudante de Pellegrino en el Valencia esta temporada,
hasta que llegó la destitución). Los creadores de la frasecita justifican la idea en una metodología basada en tareas
jugadas similares a lo que el equipo pretende desarrollar en la competición, tomando el modelo de juego como guía
de todo el proceso de entrenamiento. Preconizan el aspecto táctico como pauta esencial del entrenamiento y el
modelo de juego como prioritario. Pregunto, ¿dónde está la novedad? Personalmente llevo muchos años indicando
que el núcleo del entrenamiento debe basarse en tareas bien diseñadas para desarrollar, por una parte, los principios
fundamentales del juego y, por una parte, las variantes tácticas que se quieran implantar en el equipo. Así lo he
reflejado en charlas, artículos y apuntes de diversos cursos; reflejándolo en mi definición de los modelos globalizado
y estructurado.
Esta idea la han indicado en las aulas y plasmado en el campo de entrenamiento, desde hace muchísimo
tiempo, técnicos como Xabier Azkargorta, Benito Floro, Mikel Etxarri, Paco Serul.lo, Juan Manuel Lillo,
Jorge D’Alessandro, Gonzalo Arconada, Lucas Alcaraz y algunos más. Somos bastantes los que desde hace
muchísimos años tenemos bien arraigados conceptos como: desarrollo de las capacidades cognitivas del jugador,
diseño de tareas adecuadas para mejorar la toma de decisiones, actividades simuladores preferenciales para
comprender bien el juego y asentar el estilo del equipo, coordinación de objetivos y contendidos de cada una de las
tareas jugadas, transferencia al partido con ejercicios llenos de elementos competitivos, planificación con
protagonismo de los modelos globalizado y estructurado, etc. Conocemos perfectamente que todas las tareas
tácticas tienen que dotarse de los fundamentos necesarios para los desarrollos colectivos que se pretendan. Por otra
parte, la frasecita trae consigo un grave problema para el rendimiento futbolístico, porque sus protagonistas
desprecian cualquier forma de entrenamiento analítico condicional. Repito, el núcleo del entrenamiento ha de
basarse en tareas tácticas que contengan elementos del juego, pero el rendimiento necesita también,
ineludiblemente, de tareas condicionales concretas para desarrollar y mantener las capacidades biomotoras. Su
olvido impide el rendimiento que se requiere en el fútbol profesional.
jecupi@trainingfutbol.com
Pregunto, ¿dónde está la novedad?
editorial
7Enero-2013 nº 203
¿Periodización táctica?
8Enero-2013 nº 203
Conversaciones sobre fútbol
El trabajo del entrenador de fútbol abarca muchos y variados factores. Se trata de una tarea compleja, aunque
considero que el “núcleo” determinante radica en el entrenamiento y en los planteamientos tácticos. Como dice
Santiago Coca, la principal labor del entrenador es entrenar; aunque en la práctica actual no lo parezca.
La táctica corresponde al entrenador en lo que concierne al entrenamiento y a la elección de las variantes del
juego. Por otra parte, corresponde al jugador en lo que concierne a su toma de decisiones sobre en el campo.
El entrenador fomenta y desarrolla la táctica, los jugadores la ejecutan como protagonistas principales que son.
En la conversación de este mes disertamos sobre ese núcleo determinante de la labor del entrenador que, como
digo, es el entrenamiento y los planteamientos tácticos. De cuestiones relativas a ello hablamos con Rafa Benítez,
un técnico con una sólida base académica pero, sobre todo, con profundos conocimientos del juego, ampliados en
una dilatada experiencia en equipos del máximo nivel internacional, con los que ha logrado títulos del más alto
rango continental. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)
Hablamos de
fútbol con…
Rafa BenítezBenítez:“Para que el jugador
perciba muchas cosas y busque
las soluciones, debemos introducir
mucha variedad en los elementos
tácticos
”
Cuadrado:“En el caso de la táctica,
el diseño de tareas resulta un trabajo
más “artesanal” por parte del
entrenador. Hay que saber
ensamblar bien los contenidos con
los objetivos
”
Entrenamiento y planteamientos
tácticos
Rafa Benítez
Entrenador Nacional de Fútbol.
Licenciado en Educación Física.
Entrenador del Chelsea.
Ex-Entrenador del Valencia, Liverpool e Inter de Milán.
Jesús Cuadrado Pino
Entrenador Nacional de Fútbol.
Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo.
Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL.
Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol.
9Enero-2013 nº 203
Cuadrado.- Dentro de la compleja labor del entrenador, lo más importante es lo que se desarrolla
en las sesiones de entrenamiento. Por ejemplo, la táctica debe desarrollarse con tareas adecuadas
para que se pueda implantar en el equipo.
Benítez.- Está clarísimo que es
así. Muchos consideran que son
los jugadores los que tienen que
desarrollar toda la táctica; esto
resultaría muy cómodo cuando
se tienen jugadores del máximo
nivel, pero hay pocos jugadores
de este tipo. La táctica hay que
trabajarla constantemente en los
entrenamientos, y debe hacerse
de manera integral, incluyéndola
dentro de la preparación física y
del trabajo técnico para que los
jugadores trabajen eficazmente y
puedan conseguirse una serie de
objetivos. La táctica es el orden en
el campo, por eso hay que desarrollarla con los futbolistas en cada entrenamiento al objeto de
automatizar cosas y que con esa base pueden ser más creativos. De esta manera no tienen que estar
pendientes de las acciones automatizadas y pueden desarrollar otras cosas de mucha más complejidad.
C.- El entrenamiento abarca muchos conceptos e incluye desarrollos muy diversos. Partiendo de
unos principios fundamentales, debe ser específico en cada especialidad deportiva para que aporte
un rendimiento óptimo. Cuál es tu concepto del entrenamiento en fútbol, en términos generales.
B.- Cada vez se impone con más fuerza el entrenamiento integral porque es el que produce mejor
transferencia al partido de competición. Los factores físicos, técnicos, tácticos y psicológicos han de
estar relacionados. Hace tiempo que no tiene aplicación el desarrollo de la preparación física o técnica
o táctica de forma aislada. Debe adaptarse ese entrenamiento integral.
C.- De forma específica, ¿cuál es tu criterio sobre el entrenamiento de la táctica en nuestro
deporte?
B.- Suele hablarse mucho del talento del jugador, y está claro que es muy importante, pero es
absolutamente necesario encauzar ese talento dentro de la táctica. El entrenamiento de la táctica es
esencial. Muchos técnicos hablan de “orden” en lugar de hablar de táctica, pero se trata de lo mismo. El
equipo debe estar bien ordenado en el campo, y para lograrlo deben manejarse un conjunto de
fundamentos tácticos.
C.- Partiendo de que en muchos casos todos los factores de rendimiento deben trabajarse
simultáneamente a través de los modelos de entrenamiento integral y estructurado, considero que
10Enero-2013 nº 203
la preparación física y la técnica tienen elementos más claros, más “visibles”, para su
entrenamiento. En el caso de la táctica, el diseño de tareas resulta un trabajo más “artesanal” por
parte del entrenador. Hay que saber ensamblar bien los contenidos con los objetivos.
B.- Efectivamente, así es. Para el desarrollo de la técnica no hay mucha dificultad, todos conocemos
multitud de ejercicios para la mejora de todos los elementos técnicos. Por otra parte, los aspectos físicos
se pueden trabajar perfectamente basándose en una metodología que está muy desarrollada. Sin
embargo, el entrenamiento de la táctica implica manejar una gran variedad de conceptos e ideas, resulta
muy complejo. Muchos no trabajan la táctica, descargando toda esta responsabilidad en el jugador. Hay
que profundizar constantemente en los aspectos tácticos, hay que aplicar tareas de entrenamiento
variadas y siempre adaptadas a nuestros objetivos de juego.
C.- La mejor transferencia a los partidos son los ejercicios o tareas con balón simulando acciones
específicas de juego. Pero creo que, en bastantes casos, se están aplicando estas tareas sin
análisis adecuado y sin valoración previa. Me refiero a que muchas veces no están coordinados
los contenidos con los objetivos y que, por otra parte, no se adecua bien la carga física que sería
apropiada en cada sesión y en cada ciclo de la planificación.
B.- El modelo de entrenamiento
más eficaz es el integral, pero
todavía queda mucho camino por
recorrer. Efectivamente, el gran
problema sigue siendo el cómo
cuantificar la carga de entrena-
miento. No es suficiente con hacer
muchos ejercicios variados, sino
que se trata de saber lo que se
está haciendo, qué capacidad se
está desarrollando y en qué me-
dida se desarrolla en cada uno de
los ejercicios. Además, una vez
cuantificada la carga de trabajo,
hay que distribuirla bien dentro
de cada ciclo de entrenamiento de
la temporada. Aquí radica el gran avance de nuestra metodología de entrenamiento. En este aspecto,
considero que estamos en el buen camino por nuestra experiencia y análisis de las situaciones.
C.- Actualmente, y ya desde hace algunos años, se está entrenando mucho con tareas de
entrenamiento en espacios reducidos. Bastantes equipos, incluso, sólo pretenden desarrollar en
espacios reducidos los aspectos tácticos. Creo que abusar mucho de esto perjudica la utilización
correcta de todo el espacio de juego, por ejemplo, para ejecutar pases largos y cambios de
orientación, para aprovechar la situación de compañeros lejos de la zona activa en ese instante. El
trabajo continuo y exclusivo en espacios reducidos focaliza mucho la acción sobre el balón, pero
perjudica el desarrollo de una buena visión periférica.
11Enero-2013 nº 203
B.- Hemos indicado, desde siempre, que el fútbol reducido es muy eficaz para el desarrollo de la
técnica en los niños, debido a su constante participación en el juego. Pero es necesario buscar una
adaptación al fútbol-once. No se debe entrenar siempre en espacios reducidos por dos motivos
principales: en primer lugar porque hay que alternar las acciones tácticas entre los espacios reducidos
y los espacios amplios; y en segundo lugar porque desde el punto de vista físico, para el desarrollo de
ciertas cualidades, son también necesarios los movimientos sobre espacios amplios.
C.- Nuestro deporte, el fútbol, es un deporte de habilidades abiertas. Por eso considero que la
parte más específica del entrenamiento debe consistir en ejercicios, tareas y juegos en los que los
jugadores tengan que estar buscando soluciones a las situaciones que les vamos planteando.
B.- Eso es lo ideal. Se trata de que el futbolista utilice más la inteligencia táctica y que la desarrolle.
Con las experiencias que los jugadores reciban y perciban en los entrenamientos, han de adquirir los
suficientes conocimientos como para ser capaces de resolver las cambiantes situaciones tácticas que
se presenten en los partidos. Tal como se explica metodológicamente, hay que ir de lo sencillo a lo
complejo, pero hablando de la alta competición, cuanto antes introduzcamos lo complejo, mejor. A partir
de aquí, para que el jugador perciba muchas cosas y busque las soluciones, debemos introducir mucha
variedad en los elementos tácticos.
C.- En base a cierta progresión metodológica, ¿cómo entrenas las acciones colectivas de ataque
previsto?, ¿lo haces sin posición, con oposición, mediante juego real, con tareas muy concretas,
con una mezcla de todas estas prácticas…?
B.- Debe emplearse un poco de todo. Nosotros solemos empezar sin oposición, después situamos
una oposición pasiva, a continuación metemos ciertas variantes de ejercicios y finalizamos con juego
real. Hasta lograr una buena asimilación por parte de los jugadores, siempre hay que aplicar una
progresión de menor a mayor dificultad.
C.- Cuando buscas la organización general del desarrollo táctico para tu equipo, ¿sigues alguna
secuencia preestablecida o lo haces de una u otra forma según las circunstancias que vayan
aconteciendo?
B.- Cuando estás entrenando a un equipo profesional partes de la base de que los futbolistas deben
tener bien adquiridos los fundamentos tácticos mínimos. Resulta que muchas veces te llevas
desagradables sorpresas en este aspecto, pero en principio hemos de partir de esa base.
Presuponemos que los jugadores manejan bien la táctica individual. Partiendo de esto yo normalmente
voy trabajando aspectos defensivos comenzando por la parte de atrás, subiendo al medio campo e
incorporando después a los delanteros. Tras esto, trabajo las acciones ofensivas con el orden siguiente:
la salida del balón, la circulación del balón y la finalización. Todo se hace progresivamente y de forma
más global cada vez. Se comienza por líneas y después se enlaza el trabajo entre ellas.
C.- Afortunadamente, ahora y desde hace tiempo, el marcaje que se utiliza habitualmente es el
marcaje por zonas. Está claro que es el más efectivo y coherente en un deporte colectivo de
colaboración y oposición directas, como el nuestro. En algunos casos se marca al hombre sobre
12Enero-2013 nº 203
algún jugador del equipo adversario. Desde el punto de vista del entrenamiento, ¿consideras que
hay que desarrollar todas las formas de marcar para luego emplear una u otra en función de las
circunstancias?
B.- Lo ideal sería que todos los
jugadores del equipo manejasen
perfectamente todos los tipos de
marcaje. Pero en la práctica resulta
complicado contar con jugadores
capaces de pasar de un marcaje
individual a un marcaje mixto o a un
marcaje zonal. Por otra parte, no es
fácil tener tiempo suficiente para
trabajar con todos los jugadores
todos los tipos de marcaje. Por eso
debemos apostar por un tipo de
marcaje, dejando abierta la posi-
bilidad de otras formas de marcar
cuando observamos que la que
estamos utilizando no nos resulta
bien. Considero que los resultados se consiguen en base a un trabajo constante sobre una forma
concreta de jugar, pero tiene que ser un trabajo bien desarrollado, un trabajo bien hecho, porque no
solamente se trata de trabajar mucho, sino de un trabajo bien asimilado por los jugadores debido a que
esté bien explicado, razonado y entrenado.
C.- La técnica es ejecución, la táctica es lucha. La técnica hace que se realicen bien las acciones
individuales de cada jugador. Podríamos considerar a la táctica como la coordinación colectiva de
esas acciones individuales.
B.- La técnica es fundamental. Muchos creen que los jugadores de ahora son menos técnicos, y no
es así. Lo que sucede es que ha cambiado la técnica y ha pasado de ser técnica individual a ser técnica
colectiva. Deben ejecutarse muy bien el control y el pase. Ejecutar el pase con precisión ante la actual
presión de los rivales, es muy difícil; es mucho más difícil que tener el balón en los pies y conducir con
espacio. La técnica es esencial porque es la base para que luego el equipo pueda jugar bien, pero
siempre orientados en el orden de equipo que proviene de la táctica.
C.- Generalmente se considera que hay que establecer los planteamientos de juego en base a
los jugadores que se tengan en la plantilla. Aunque personalmente creo que los jugadores
profesionales, con experiencia y buenos fundamentos técnicos, pueden adaptarse perfectamente
a cualquier variante táctica y a cualquier forma de jugar.
B.- Si hablamos de fundamentos, en teoría deberíamos pensar que es así, pero en la práctica no
sucede esto. Por eso (dependiendo de las posibilidades que tengamos a la hora de confeccionar la
plantilla) creo que lo más importante en este momento es adaptar la táctica a los jugadores. No obstante,
si tienes una idea táctica y puedes elegir a los jugadores, tal como ocurre en algunos equipos grandes,
es mejor hacerlo así porque de esta manera el entrenador enseñará con más pasión aquello en lo que
13Enero-2013 nº 203
realmente cree. Si tenemos un sistema y una forma de juego que nos permite jugar bien y ganar,
defenderemos esto al máximo. Si podemos contratar a aquellos jugadores que acoplen a nuestra forma
de juego, todo saldrá mejor. Lo que ocurre es que, tal como está ahora el fútbol, debemos tener diversas
variantes tácticas y diferentes sistemas porque nadie puede hipotecarse con un sistema que no
funcione. Hemos de buscar los cambios del sistema en cualquier momento, y para esto nos resultarán
necesarios jugadores que sean inteligentes tácticamente.
C.- Para tu equipo, ¿crees que resulta mejor adaptar muchas variantes tácticas o, por el
contrario, consideras más adecuado tener pocas que estén bien afianzadas en el grupo?
B.- Creo que no hace falta tener demasiadas
variantes tácticas. Sí es importante para el equipo
tener dos o tres posibilidades, manejar dos o tres
sistemas o movimientos coordinados sobre el
terreno de juego. Pero, por encima de todo, lo
fundamental es que los jugadores tengan recursos
suficientes para resolver por sí mismos ante deter-
minadas situaciones. Considero que el fútbol no es
tan complejo. Hace tiempo, los centrocampistas de
banda hacían una serie de movimientos que son
los mismos que hacen actualmente los mismos
centrocampistas dentro de cualquier sistema. Lo
que deben aplicarse son los fundamentos tácticos de base, que muchas veces se olvidan, y que son en
bastante medida la clave para que un jugador sea muy bueno o sea, simplemente, correcto. Al margen de
esto están los supercracks, que tienen un talento especial, pero que son poquísimos.
C.- Muchos creen que el pase de gol aparece y que no se puede preparar. Yo creo que establecer
ciertos movimientos colectivos en ataque favorece en gran medida la aparición del pase de gol. En
concreto, ¿tú crees que el ataque debe ser previsto o que siempre es imprevisto sin que pueda
organizarse previamente?
B.- No estoy de acuerdo en que el ataque sea siempre imprevisto. Si observamos los ataques de
diferentes equipos, veremos que casi todos se originan de la misma forma. Los ataques tienen que ser
siempre lo más imprevistos posibles para el rival, pero siempre dentro de una serie de alternativas y
posibilidades y basados en una lógica. Plantear un ataque totalmente imprevisto es dejar toda la
responsabilidad a los jugadores para que el entrenador simplemente se siente a mirar lo que pasa. La
obligación del entrenador es aportar una serie de alternativas para que, luego, el jugador sobre el campo
encuentre la mejor solución. Pero el entrenador tiene que dar opciones a sus futbolistas y dejarles
siempre un margen para que apliquen el talento que cada uno tiene.
Benítez:“La obligación del entrenador es aportar una serie de
alternativas para que, luego, el jugador sobre el campo encuentre
la mejor solución”
14Enero-2013 nº 203
C.- Para la realización del fuera de juego, basada en el movimiento de salida de la línea de
defensas, indícanos la metodología de trabajo y el tipo de tareas que utilizas para que luego en los
partidos se realice de forma coordinada y simultánea.
B.- Si trabajamos con una
defensa de cuatro, mi idea inicial
es que hemos de empezar con
esa línea de cuatro hombres. No
comienzo con un trabajo aislado
de uno o dos hombres de esa
línea, aunque cada uno de ellos
tiene que conocer perfectamente
los fundamentos. Realizamos
movimientos concretos con esa
línea de cuatro hombres para
que asimilen las acciones colec-
tivas que planteamos. Después
ponemos a defender a esa línea
de cuatro contra cinco futbolistas,
buscando una inferioridad numé-
rica defensiva para manejar los
espacios y jugar al fuera de juego en determinados momentos. Poco a poco, vamos incorporando
jugadores. Cuando ya hemos incorporado hasta ocho o diez jugadores y hacemos juego real,
trabajamos también con dos o tres jugadores alternándolo con lo anterior. Según mi punto de vista, si
dos o tres jugadores tienen que hacer pressing para realizar el fuera de juego, a pesar de que los
movimientos son más sencillos que los que tienen que hacer cuatro cinco defensas, se trata de
movimientos más arriesgados y complejos. Una línea de cuatro se mueve ocupando los espacios con
más facilidad que dos o tres jugadores. Si quiero mover al equipo prefiero empezar con una línea de
cuatro, pero si mi intención es jugar al fuera de juego tengo que trabajar con dos o tres jugadores.
C.- Para lograr eficacia en la realización del fuera de juego hemos de tener presentes ciertos
aspectos esenciales, como presión al pasador, actuación defensiva sobre los posibles receptores,
movimiento coordinado en la salida de la línea de defensas y adelantamiento del portero para cubrir
espacio a espaldas de sus compañeros. Hay que desarrollar pautas en los entrenamientos para la
puesta en práctica de estos aspectos.
B.- Considero que debemos jugar con una defensa en línea que marque en zona. Todos los jugadores
han de tener la visión del balón, y es decisiva la presión sobre el lanzador rival. Partiendo de estas ideas
básicas, empezamos a jugar con los adversarios observando a que distancia están los delanteros que
se pueden meter en fuera de juego. Hay que coordinar bien los movimientos de los defensores pero
creo que, principalmente, la eficacia de una defensa zonal en línea reside en que sea buena la presión
sobre el balón.
C.- Una forma de conseguir objetivos de juego, en defensa y en ataque, es conseguir
superioridad numérica en la zona activa.
15Enero-2013 nº 203
B.- Aparte de técnica, táctica y preparación física, es imprescindible tener actitud. A partir de ahí, si el
jugador verdaderamente quiere, podemos hacer dos contra uno, desdoblamientos, apoyos, paredes…
Cualquier acción técnica o movimiento táctico sirve para conseguir superioridad numérica. Pero todo
pasa por la actitud del futbolista. Una vez que contamos con la actitud de los jugadores, es indudable
que tanto la preparación física, como la técnica, la táctica y la psicológica (relacionada con la actitud)
tienen que ser muy buenas.
C.- Se dice constantemente que la iniciativa del juego la tiene el equipo que posee el balón,
aunque yo creo que la verdadera iniciativa la tiene el equipo que consigue que durante el partido
suceda lo que tiene previamente planificado.
B.- Muchos creen que tener el control del balón significa tener el control del partido. Pero no siempre
es así. En muchas ocasiones, el control del partido lo tiene el equipo que no posee el balón porque, por
unas circunstancias concretas que le interesen, puede decidir dónde va a recuperar el balón, cómo le
va a recuperar, y qué hará con él cuando le recupere. De todas formas, pienso que lo ideal es llevar el
control del juego a través del balón; pero esto solo pueden hacerlo ciertos equipos. Muchos equipos
tienen que emplear otras armas, como son el orden en el campo y una serie de movimientos coordinados
de sus futbolistas para poder tener el partido controlado sin tener la posesión del balón.
C.- Yo tengo una idea concreta de lo que significa jugar bien, pero hay muchas ideas, y muy
distintas, sobre esta cuestión.
B.- En muchos aspectos, estamos
ante un concepto cuyo significado de-
pende de cada uno. Hay quien estima
que jugar bien es tocar muchas veces el
balón, pero otros piensan que jugar bien
es buscar el resultado mediante un juego
directo. Lo cierto es que, desde siempre,
jugar bien tiene muchas acepciones:
puede ser jugar en corto, jugar en largo,
disputar cualquier balón, etc. Se trata de
una apreciación particular. En lo que a mí
respecta, jugar bien significa ser capaz
de alternar el juego en corto con el juego
en largo, aplicando efectividad y estética
a todo el desarrollo del juego.
Cuadrado:“Una forma de conseguir objetivos de juego,
en defensa y en ataque, es conseguir superioridad numérica en
la zona activa”
Ejercicios de preparación general
L
os ejercicios de preparación general son conceptualizados sin tener en cuenta los contextos
situacionales ni los condicionantes estructurales objetivos en los que se realiza la competición
del juego de fútbol. En la práctica, son todos los ejercicios que no incluyen la utilización de la
pelota como centro de decisión y acción motora del jugador. En efecto, las diferentes acciones motoras
de respuesta a los diferentes contextos situacionales de la actividad competitiva requieren siempre la
movilización de un conjunto de capacidades condicionales de soporte para que la ejecución sea
eficiente o eficaz. En este sentido, cada respuesta motora requiere diferentes niveles de exigencia de
fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad. Importa tener presente que cualquier acción motora, más
o menos compleja, resulta inevitablemente de dos aspectos esenciales: de las múltiples formas de
combinación de capacidades condicionales con los elementos críticos que constituyen cada acción
16Enero-2013 nº 203
Por Jorge Castelo
Ejercicios de
preparación general
y ejercicios
competitivos
en fútbol
M E T O D O L O G Í A
Entrenador Nacional de Fútbol.
Doctor en Ciencias del Deporte.
Profesor de Metodología del Entrenamiento en la Universidad de Lisboa.
Segundo Entrenador del Sporting de Lisboa.
Profesor de CESFÚTBOL.
Con el trabajo que presentamos a continuación completamos una serie dedicada a los diversos
tipos de ejercicios para el entrenamiento de los jugadores y del equipo, en fútbol. En algunos números
anteriores hemos expuesto clases de ejercicios con argumentación teórica y con todos los requisitos
para su eficaz aplicación práctica. Ahora hacemos lo mismo con los que el autor de todos los trabajos,
a los que hago mención, aquí denomina ejercicios de preparación general y ejercicios competitivos en
fútbol. Otro interesantísimo documento de Jorge Castelo, técnico de referencia para todos por su
transmisión de ideas sobre la dinámica del juego y su entrenamiento. Profesor en el aula, entrenador
en el campo y autor de libros con altísimo valor para los técnicos de nuestro deporte. (Jesús Cuadrado
Pino, director de TRAINING FÚTBOL)
motora, y de la combinación de todas las capacidades o formas específicas de manifestación, ya que
ninguna acción motora, por muy simple que pueda parecer, está basada en una sola capacidad
condicional.
1.- Características
Las capacidades condicionales (velocidad, fuerza, resistencia y flexibilidad) presentan también
dos aspectos fundamentales: independencia elemental e interrelación compleja. La independencia
elemental significa que las diferentes capacidades condicionales podrán ser estudiadas y potenciadas
de forma aislada a través de diferentes medios de entrenamiento. En este ámbito podemos constatar
que éstas son soportadas e influenciadas de forma predominante por un sistema funcional específico,
son transferibles entre acciones motoras semejantes, son significativas para todas las acciones
motoras, son individualizables dentro de ciertos limites y, por último, son entrenables a través del
desenvolvimiento de un sistema propio de medios y métodos de entrenamiento coherentes y
sistematizados. La interrelación compleja supone que la potenciación de una de las capacidades al
más alto nivel podrá aumentar (transferencia positiva) o disminuir (transferencia negativa) el
rendimiento de las diferentes formas de manifestación de las capacidades condicionales.
2.- Componentes
Sin perder de vista los presupuestos fundamentales referidos, podemos establecer algunos
ejemplos de ejercicios condicionales con una perspectiva individualizada: ejercicios de carrera
continua o variable, ejercicios para aumentar la tasa de producción de fuerza, ejercicios de velocidad
y ejercicios para mejorar o mantener niveles de flexibilidad.
Ejercicios de carrera continua o variable
Se emplean para la mejora de la resistencia. Son construidos con relación a los diferentes sistemas
de producción de energía, respetando los componentes estructurales de volumen, intensidad,
densidad y frecuencia; teniendo o no en cuenta la observación de la realidad competitiva que el juego
del fútbol encierra en sí. Quiere decirse que existe la posibilidad de que estos ejercicios sean
elaborados a partir de las observaciones y análisis de los desplazamientos de los jugadores cuando
compiten. Partiendo de estos datos, se puede intentar reproducir esos índices en los ejercicios de
entrenamiento con el objeto de mejorar las capacidades de resistencia general de los jugadores,
teniendo también en cuenta las diferencias de sus misiones tácticas dentro del sistema de juego del
equipo. En función del grado de especificidad con respecto a la situación competitiva, podemos
clasificar la resistencia distinguiendo dos tipos: resistencia general y resistencia específica.
En la resistencia general o de base, sus características fundamentales de trabajo se manifiestan
en los siguientes aspectos: fomenta la preparación multilateral de los jugadores, direcciona los
procesos de recuperación del jugador después de la realización de períodos de entrenamiento con
elevados niveles de volumen e intensidad, crea una base funcional sobre la que se deberá apoyar
firmemente la resistencia específica y potencia condiciones positivas para la variación de ejercicios
de entrenamiento utilizados en las diferentes unidades del proceso de planificación. Es importante
mantener una cierta variación entre los ejercicios de resistencia general y específica.
La resistencia específica es la forma de manifestación propia de una determinada modalidad
deportiva. Es decir, respecto a la capacidad de adaptación a una estructura del ejercicio de entreno
que establece una relación de correspondencia dinámica con relación a las actitudes, los
comportamientos motores, el régimen de funcionamiento orgánico del jugador y el respeto hacia los
reglamentos de la modalidad. De aquí nace la necesidad de evaluar y reproducir índices esenciales
de forma que se manifiesten realmente con criterios de afinidad analógica entre estos ejercicios y las
situaciones competitivas fundamentales. La actividad deportiva de alto rendimiento se basa en un
proceso progresivo de especialización que se manifiesta por un aumento del volumen de ejercicios
de resistencia específica, tanto como por el incremento del nivel de exigencias establecidas para cada
situación del entrenamiento. Esto significa que a medida que el jugador o el equipo van evolucionando
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han de ser confrontados por procesos de entreno que recurran, de forma cada vez más acentuada, a
medios de carácter especializado. La posibilidad de mantener una intensidad óptima en competición
depende de un complejo de factores que incluyen, además de las adaptaciones metabólicas,
sistémicas y neuromusculares adecuadas, una elevada economía técnico-táctica y características
psíquicas determinadas.
Ejercicios para aumentar la tasa de producción de fuerza
Estos ejercicios son construidos con base en las diferentes formas de manifestación de la fuerza.
Como en el caso de la resistencia, podrán ser elaborados de forma que se correspondan y respeten
la predominancia de cada forma de manifestación de la cualidad en directa relación con la realidad
competitiva del juego del fútbol. La fuerza puede ser clasificada de varias formas. Cada una de ellas
está definida por manifestaciones de diferentes capacidades del sistema neuromuscular. En este
sentido podemos considerar la capacidad de fuerza dividida en tres tipos específicos: máxima, rápida
y resistente.
La fuerza máxima es entendida como el
valor más elevado de fuerza que el sistema
neuromuscular es capaz de producir, inde-
pendientemente del factor tiempo, contra
una resistencia inmóvil. La fuerza máxima es
la componente básica de la fuerza muscular,
estando desde un punto de vista jerárquico
en un nivel superior, lo que significa en
términos prácticos que cualquier alteración
de los niveles de fuerza máxima condi-
cionan, por sí solos, los parámetros de la
fuerza rápida y de la fuerza resistente. En el
dominio de la fuerza máxima influyen formas
de manifestación de la fuerza que están
íntimamente relacionadas con el peso del
jugador, como son la fuerza relativa (valor de la fuerza que puede ejercer un jugador por unidad de su
peso corporal) y la fuerza óptima (nivel ideal de fuerza máxima necesaria en una determinada
modalidad deportiva); teniendo en cuenta que un aumento de los niveles de fuerza máxima pudiera
ser contraproducente con vistas a la obtención de buenos resultados.
La fuerza rápida representa la capacidad del sistema neuromuscular para producir movimientos a
velocidad elevada en un determinado período de tiempo, venciendo resistencias de valor medio y
bajo. La fuerza rápida es prioritaria en la mayoría de los deportes acíclicos, como es el caso de los
juegos deportivos colectivos. Podemos distinguir tres componentes relativos a la fuerza rápida, pese
a que éstos no deben ser abordados separadamente porque se trata de conceptos interrelacionados
y que fácilmente se confunden. Son los siguientes: fuerza inicial (capacidad del sistema
neuromuscular para desarrollar, a partir de cero, la mayor fuerza posible en la menor unidad de tiempo
posible), fuerza explosiva (capacidad neuromuscular de continuar ejerciendo las tensiones ya
iniciadas, lo más rápidamente posible) y fuerza reactiva (capacidad de pasar rápidamente de una
contracción excéntrica a una contracción concéntrica). La fuerza reactiva regula los altos rendimientos
en modalidades deportivas en las que la actividad del ciclo muscular alargamiento-acortamiento es
determinante para la obtención de buenos resultados, como es, precisamente, el caso del fútbol.
La fuerza resistente representa una capacidad mixta de fuerza y resistencia. Se manifiesta en la
posibilidad de realizar esfuerzos de fuerza en actividades de media y larga duración, resistiendo la
fatiga y manteniendo el funcionamiento muscular en niveles elevados.
Ejercicios de velocidad
Estos ejercicios buscan la mejora de las diferentes formas básicas de manifestación de la
velocidad, tal como la de reacción (simple y compleja), máxima, resistente, etc. Verchoshanskij (1988)
refiere que “el rendimiento deportivo está determinado por diferentes factores que también
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desempeñan un papel significativo en el desarrollo del rendimiento; no tienen todos el mismo valor,
algunos son más importantes, o uno en concreto puede ser el más importante (el factor principal), el
que determina de forma dominante y objetiva el rendimiento deportivo y su evolución”. Si a partir de
aquí analizamos las variadas modalidades deportivas con importante componente locomotiva,
podremos ver a la velocidad de movimientos del jugador como el factor dominante. La velocidad, casi
exclusivamente, determina decisivamente el resultado deportivo. Los demás factores, como son la
fuerza y la resistencia, por supuesto que son importantes, pero no “hacen” el rendimiento. El
establecimiento concreto de objetivos en el ámbito del desarrollo de estos factores consiste entonces
en facilitar la ejecución del ejercicio de competición con la máxima velocidad posible y posibilitar
nuevos progresos de la velocidad a través del perfeccionamiento cuantitativo y cualitativo en el
entrenamiento. En este sentido, la velocidad en el juego del fútbol se expresa por la rapidez de
percepción y análisis de la situación, por la velocidad al encontrar mentalmente la solución del
problema y por la velocidad en la ejecución motora de esa respuesta a la variedad de las situaciones
de competición. La velocidad como factor condicional de la ejecución de la acción motora podría ser
clasificada atendiendo a diferentes criterios, los cuales establecen diferentes formas de
manifestación. Así, si tomáramos por criterio el ámbito cognitivo, podríamos evidenciar la velocidad
de percepción, la velocidad de discriminación de los indicadores pertinentes de la situación dada, la
velocidad de anticipación, la velocidad de encontrar solución, etc. En términos “clásicos” aún es
habitual clasificar la velocidad según un criterio neuromuscular, y en este contexto podemos distinguir
cuatro formas de manifestación de la velocidad: de reacción, de ejecución, de aceleración y resistente.
Velocidad de reacción es la capacidad del sistema neuromuscular para responder a una
estimulación dada en el menor tiempo posible. La reacción al estímulo puede ser considerada bajo
dos formas: simple (respuesta a una señal conocida con anticipación del momento en que va a
suceder y con conocimiento del tipo de respuesta que hay que dar) y compleja (respuesta a una señal
sin conocer exactamente ni cuándo ni cómo va a ser esa señal ni tampoco tener una respuesta motora
exclusiva). La velocidad y la precisión de la reacción compleja son determinadas por los siguientes
factores: capacidad de observación, capacidad de anticipación y resolución, capacidad de orientarse
correctamente, capacidad motora específica, nivel de pensamiento táctico, conocimiento del juego y
velocidad de movimiento.
Velocidad de ejecución es la capacidad del sistema neuromuscular para efectuar una acción con
la velocidad de contracción máxima por parte de un músculo o un grupo muscular. La velocidad de
ejecución es, de este modo, la velocidad máxima de contracción al ejecutarse una acción motora, por
ejemplo, el remate.
Velocidad de aceleración es la capacidad de incrementar rápidamente la velocidad, a partir de
parado, y prolongar ese incremento. Está claro que al aumentar la aceleración se aumenta también la
velocidad. En este contexto se aplican algunos principios de la biomecánica: largo recorrido de
aceleración, la influencia constante de la fuerza, el orden de movilización muscular que será
encadenado de manera que el siguiente se haga cuando la actividad del anterior haya alcanzado su
máximo, y utilización máxima de la fuerza con establecimiento de tensión preliminar.
Velocidad resistente es la capacidad de resistir a la instalación de la fatiga durante la ejecución de
ejercicios de intensidad máxima y submáxima, identificada por la producción de energía anaeróbica.
Depende de los siguientes factores: nivel de las reservas de energía (fosfocreatina y ATP), capacidad
de movilización de esas reservas de energía sin presencia de oxígeno, capacidad muscular para poder
seguirse contrayendo incluso en presencia de fuerte concentración de ácido láctico en la sangre, y
capacidad volitiva (movilización de las reservas de “voluntad”).
Ejercicios para mejorar o mantener niveles de flexibilidad
Estos ejercicios determinan que el jugador pueda mejorar la ejecución de sus acciones táctico-
técnicas, facilitando su práctica y optimizando de igual modo su aprendizaje. En sentido contrario, la
falta de flexibilidad parece condicionar la economía en la ejecución de las acciones, lo que facilita la
aparición de la fatiga. Desde la biomecánica, una mayor amplitud de movimientos permite aumentar
la velocidad, la energía y el “momento” que es necesario generar durante la ejecución técnica.
19Enero-2013 nº 203
20Enero-2013 nº 203
Por otro lado, permite producir una mayor can-
tidad de fuerza en los músculos involucrados
en el movimiento, porque la energía elástica
que es producida durante la fase de estira-
miento es almacenada en el tejido muscular
y es utilizada en el acortamiento subsiguiente.
También promueve la relajación. Desde el
punto de vista puramente fisiológico, la
relajación disminuye la tensión muscular. Los
altos niveles de tensión muscular tienen
efectos negativos varios (disminución de la
vigilancia, aumento de la presión arterial,
menor economía, disminución del aporte de
oxígeno y de nutrientes al músculo, lesiones,
etc.) que predisponen a la fatiga. El trabajo de
flexibilidad permite un mejor conocimiento de
los límites del jugador, siendo una óptima
forma de enriquecimiento personal e inte-
riorización y disminuyendo la probabilidad de
lesionarse. Existe una amplitud “óptima” que
depende del tipo de movimiento de la modalidad deportiva concreta y permite, de hecho, disminuir el
riesgo de lesión cuando los músculos y las articulaciones sean accidentalmente hiper-estirados.
3.- Objetivos
Los ejercicios que no incluyan el balón como elemento central en la percepción y análisis de la
situación (solución motora con respecto a la realidad de la actividad deportiva) son considerados
medios generales de entrenamiento. Estos ejercicios tienen como objetivos fundamentales los
siguientes aspectos: aislar uno o varios factores condicionantes, fomentar procesos de preparación,
activar procesos de recuperación, concretar una base orgánica funcional y crear condiciones positivas
para la alternancia entre ejercicios.
Aislar uno o varios factores condicionantes
Los factores condicionales de entrenamiento (como la fuerza, la velocidad, la resistencia y la
flexibilidad) podrían ser mejorados y potenciados individuadamente. De esta forma, “se espera” que
sus efectos tengan un nivel de transferibilidad positiva para soportar o potenciar posteriormente uno
o varios programas motores específicos de respuesta a las situaciones reales de competición.
Fomentar procesos de preparación
Los ejercicios de entrenamiento de carácter general podrán tener como objetivo fundamental el
aumento de la actividad de los diferentes sistemas funcionales de ámbito cognitivo, orgánico,
neuromuscular y psicológico, con vistas a preparar al organismo para la siguiente parte del
entrenamiento, esto es, para la parte principal de la sesión de entrenamiento. En este sentido,
podemos resumir los objetivos de esta preparación (también denominada “de calentamiento”) de la
forma que sigue: facilitar la adaptación progresiva del organismo, preparar a los jugadores en el plano
psicológico para el entrenamiento y evitar (en la medida de lo posible) las posibilidades de lesiones
musculares, articulares y tendinosas.
Activar procesos de recuperación
A través de ejercicios con volúmenes e intensidades reducidas podemos coartar la posibilidad de
aparición de estados de sobreentreno después de períodos intensos y exigentes de trabajo de los
diferentes sistemas funcionales del jugador, podemos conducir gradualmente al jugador a un nivel
mínimo de preparación de base después de estar algún tiempo inactivo por diversas circunstancias,
21Enero-2013 nº 203
y podemos asegurar una reducción del ritmo de trabajo en el final de la sesión de entrenamiento de
forma que se eleve al organismo del jugador a un estado propicio para el desenvolvimiento del proceso
de recuperación.
Concretar una base orgánica funcional
Los ejercicios de preparación general presentan condiciones para que se promueva una adaptación
orgánica funcional de base, con vistas a apoyar y soportar la aplicación de los ejercicios especiales de
preparación del jugador.
Crear condiciones positivas en la alternacia entre ejercicios
Durante la pausa entre la realización de dos ejercicios de carácter específico con una complejidad
dada, es útil realizar ejercicios generales como, por ejemplo, estiramientos, carrera a ritmo lento, etc.;
con la intención de recuperarse físicamente tras el ejercicio realizado y prepararse mentalmente para
el siguiente ejercicio.
4.- Compatibilización con otras clases de ejercicios
Los factores condicionales determinan en gran medida el cumplimiento de las exigencias
inherentes al aprendizaje y, especialmente, al perfeccionamiento y desarrollo de las acciones motoras
de respuesta a los contextos situacionales que derivan de la competición de fútbol. Una acción de
remate, por ejemplo, puede ser realizada de forma “técnicamente” correcta y en el momento
“tácticamente” preciso, pero ser ineficiente debido a una fuerza insuficiente producida por los grupos
musculares implicados en la ejecución de esa acción técnico-táctica, la cual, lógicamente, resulta
ineficaz. Un jugador podrá ejecutar una acción de desmarque, con el objetivo táctico de desequilibrar
la organización defensiva del equipo adversario, pero su acción puede no producir efecto positivo
alguno si la velocidad con la que éste se desplaza es tan escasa que determinara la imposibilidad de
establecer condiciones ventajosas para la conclusión del proceso ofensivo de su equipo.
Es fácil concluir que la mejora adecuada y específica de las capacidades condicionales, con su
perfeccionamiento y desarrollo, establece la potenciación en sentido positivo de su eficacia y eficiencia
cuando son reproducidas en situaciones de entrenamiento o competición. De esta manera, podemos
imaginar lo que esta mejora podría aportar a los jugadores que ejecutan “técnicamente” bien (desde
el punto de vista biomecánico) pero cuya ejecución no posee la fuerza, la resistencia, la velocidad o la
flexibilidad necesarias para una afirmación correcta de esos mismos comportamientos motores.
Aunque no sea discutible la importancia de las capacidades condicionales en la mejora de la
ejecución de las acciones motoras, lo que sí es discutible en la mayoría de las situaciones es la
conceptualización subyacente a la construcción de los ejercicios, medios y métodos de entrenamiento
utilizados para el desarrollo de las capacidades condicionales que soportan los diferentes
procedimientos táctico-técnicos, tanto durante su aprendizaje como más tarde, durante sus propios
procesos de perfeccionamiento y desarrollo. Si la conceptualización de base hubiera sido la
compartimentación de las diferentes capacidades descontextualizadas de la situación en la que éstas
normalmente ocurren, desarrollaremos sin duda jugadores más “fuertes”, más “rápidos”, más
“resistentes” y más “flexibles”, pero ejecutando acciones motoras desajustadas en el dominio técnico,
táctico y estratégico. Por tanto, ineficaces con respecto a los objetivos de la lógica interna del juego
del fútbol. A pesar de la relación de interdependencia entre el factor motor y el factor condicional, es
igualmente importante considerar la existencia de una subordinación entre lo esencial (la acción
técnica o táctico-técnica) y lo complementario (la condición en sus diferentes formas de
manifestación). El entrenador debe desarrollar ejercicios de entrenamiento que potencien las diferentes
capacidades condicionales de soporte a la respuesta motora del practicante y, siempre que sea
posible, hacerlo de forma integrada. No será correcto desde el punto de vista deportivo desarrollar de
forma más o menos profunda, exhaustiva, las capacidades condicionales o sus diferentes formas de
manifestación, si al mismo tiempo se desvirtúa la ejecución de la respuesta motora en el plano de su
perfeccionamiento o de su mero desarrollo.
22Enero-2013 nº 203
5.- Modelado del ejercicio como factor prioritario
El modelado es el proceso que intenta corre-
lacionar el ejercicio de entrenamiento con las
exigencias específicas de la competición. Según
esta forma de pensar, cuanto mayor es el grado
de correspondencia entre los modelos utilizados
(ejercicios de entrenamiento) y la competición
futbolística, mejores y más eficaces serán sus
efectos, fundamentándose así la optimización
del proceso de entrenamiento. El modelado
intenta trasladar al entrenamiento los modelos
más eficaces y las tendencias evolutivas que
caracterizan el desempeño de los mejores juga-
dores y de los mejores equipos del mundo. De
esta manera, a través de los ejercicios de entrenamiento, se estimula el desarrollo de actitudes y
comportamientos táctico-técnicos que serán altamente potenciados por medio de la maximalización
de los factores condicionales específicos de soporte. De hecho, no siempre se ha prestado la debida
atención a la necesidad de crear ejercicios de entrenamiento que integren los diferentes factores del
rendimiento, específicamente en el sentido de la fundamentación de este proceso, ni desde el punto
de vista conceptual ni desde el punto de vista metodológico y aplicativo. Partiendo de esta perspectiva,
han sido establecidas muchas veces pautas para los parámetros de la fuerza, de la velocidad, de la
resistencia y de la flexibilidad sin tener en cuenta la verdadera esencia y finalidad de los ejercicios de
entrenamiento en cuanto a la concreción del perfeccionamiento y desarrollo de la acción de respuesta
motora a la contextualidad de la situación propuesta.
Ejercicios competitivos
1.- Concepto
Los ejercicios denominados competitivos son medios específicos de preparación de jugadores y
equipos, siendo totalmente semejantes a la esencia y naturaleza de la competición del juego
futbolístico, es decir, son los que más se acercan a sus condiciones reales.
2.- Objetivos
Los ejercicios competitivos tienen como objetivo esencial establecer una adaptación funcional más
compleja y específica a la realidad competitiva del fútbol. Contribuyen así con especial eficacia en la
armonización entre las varias componentes del entrenamiento, ajustando los factores de preparación
de carácter individual, sectorial, intersectorial y de equipo a las situaciones específicas competitivas.
Podemos sintetizar los objetivos a alcanzar de la siguiente forma:
Aproximación de las condiciones de entrenamiento a las competitivas
La lógica fundamental de la práctica de los ejercicios competitivos es la de aproximar las
condiciones de preparación a las realidades competitivas. Así, procuraremos correlacionar el ejercicio
de entrenamiento con el modelo de juego y éste, a su vez, con las exigencias competitivas. Según este
enfoque, cuanto mayor sea la correlación, mejores y más eficaces serán sus efectos. Se fundamenta
así la optimización del proceso de entrenamiento, acelerando e intensificando los procesos de
adaptación.
Potenciación de las diferentes misiones tácticas específicas
Los ejercicios competitivos potencian la cooperación de las diferentes misiones tácticas
específicas de los jugadores, que son conjugadas en busca de una interdependencia funcional y
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operacional para aumentar la eficacia del juego. Cada misión táctica tiene tareas, objetivos,
responsabilidades y espacios bien delimitados. No obstante, la organización dinámica evidencia
la necesidad de que se creen sectores de juego en los que un número limitado de jugadores
desenvuelven sus acciones conjuntas y coordinadas de forma especializada. Es importante no
restringir la iniciativa y capacidad individual, valorar las particularidades de los jugadores y combinar
las diferentes misiones tácticas específicas.
Articulación de los diferentes sectores de juego
La práctica de los ejercicios competitvos potencia la homogeneidad táctica en cada sector de
juego, así como la articulación coherente y racional entre sectores, para disminuir su permeabilidad a
las acciones de los adversarios, mejorando así su organización dinámica. Dicho de otro modo, la
operacionalidad de estos ejercicios potencia el trabajo del equipo, mejorando su articulación y
sincronización.
Evaluación del modelo de juego adoptado
Los ejercicios de entrenamiento competitivos hacen posible la evaluación global del modelo de
juego adoptado. Al ponerse a prueba el modelo de juego del equipo ante condiciones similares a la
realidad competitiva, se pueden formular análisis que nos llevan a condiciones favorables para su
replanteamiento, perfeccionamiento o desarrollo. Sólo en estas condiciones es posible detectar los
errores y las disfunciones, y también otros aspectos esenciales para la mejora del modelo de juego.
Toda la preparación y mejora de un equipo se debe asentar sobre la calidad de los ejercicios de
entrenamiento, que debe ser similar a lo que encontraremos en competición. Entrenamiento y
competición son dos caras de una misma moneda en cuanto al desarrollo de los jugadores y del equipo
a lo largo del tiempo.
Integración de los factores de entrenamiento
La operacionalidad de los ejercicios competitivos fundamenta la integración de los factores de
preparación. Se desarrollan los aspectos individuales, sectoriales, intersectoriales y globales de forma
integrada e interactiva. A través de la aplicación de estos ejercicios se hace posible potenciar las
relaciones intrínsecas entre todos los factores de preparación del equipo.
Experimentación del plan de juego
La concepción y aplicación de los ejercicios competitivos posibilitan la experimentación del plan
de juego, y a través de ellos se analiza la orientación general del juego colectivo, la adaptación de los
métodos de juego en función de las particularidades tácticas rivales, la aplicación de acciones tácticas
diferentes para sorprender al adversario, la constitución del equipo y las misiones tácticas específicas
que se han distribuido. Así es posible examinar el plan de juego construido para la futura competición
con el objetivo de perfeccionar condiciones y circunstancias para su aplicación eficaz. En este ámbito
se observan las consecuencias de las alteraciones puntuales y temporales preconizadas para una
determinada competición.
Observación de las actitudes
Los ejercicios competitivos posibilitan analizar de forma más exacta las actitudes, los temperamentos
y los niveles de confianza ante situaciones contextuales. Los jugadores tendrán que confrontarse con
condiciones objetivas del juego, esto es, con “verdaderos” rivales y con arbitrajes formales.
“Toda la preparación y mejora de un equipo se debe asentar sobre
la calidad de los ejercicios de entrenamiento”
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Adquisición de ritmo competitivo
La práctica de los ejercicios competitivos promueve la adquisición de un ritmo de juego que no
sería viable adquirir de otra manera. Efectivamente, la operacionalidad de estos ejercicios crea
condiciones para variar secuencialmente la ejecución de las acciones motoras específicas, llevar a los
adversarios a estados de crisis de raciocinio táctico, jugar con diferentes grados de “seguridad vs
riesgo”, e imponer un ritmo cuya variación produzca en los adversarios respuestas desfasadas con
relación a los momentos idóneos de su aplicación. En otro aspecto más, los ejercicios competitivos
pueden ser utilizados para mejorar el ritmo competitivo de jugadores que, por la razón que fuere, están
atrasados en su preparación con respecto a los otros compañeros (por haber estado lesionados, por
ejemplo) o que no son habitualmente elegidos para jugar los partidos de competición.
Orientación y dirección del equipo
La operacionalidad de estos ejercicios promueve la orientación y dirección del equipo a través de
la optimización de los comportamientos táctico-técnicos individuales y grupales. Sólo es posible dirigir
un equipo cuando los jugadores están predispuestos a dejarse dirigir, sólo es posible dirigir un equipo
cuando se usan medidas directivas apropiadas acompañadas por medios apropiados, sólo es posible
dirigir un equipo cuando se conocen y respetan las necesidades individuales y se consigue que se
satisfagan dentro del marco de las necesidades grupales. Para una dirección eficaz, son condiciones
básicas escuchar y observar; presuponen que el entrenador sabe y tiene buena predisposición.
3.- Reglas
Desde el análisis de los ejercicios competitivos podemos establecer cuatro tipos de reglas básicas
para su construcción: práctica del juego, partidos de entrenamiento, entrenamiento para la
experimentación del plan táctico-estratégico y partidos preparatorios.
Práctica del juego
Los ejercicios de entrenamiento de práctica del juego se conceptualizan y desenvuelven en
condiciones próximas a las situaciones reales de competición, y en ellos el entrenador da un mayor
énfasis sobre determinados aspectos específicos de la organización del equipo. En este dominio se
crean condiciones para que esos aspectos más particularizados se puedan expresar de la forma más
frecuente y visible, posibilitando que los jugadores se hagan conscientes de cómo los pueden
interpretar y resolver de forma eficaz. Para estas prácticas pueden utilizarse solamente a los jugadores
del equipo o también los de un equipo más joven del mismo club. De esta última forma se
proporcionaría un contacto práctico con diferentes realidades en el ámbito de la eficacia táctico-
técnica, del ritmo de juego, de los diferentes niveles de experiencia acumulada, y también la posibilidad
de aplicación de nuevas concepciones en el dominio estratégico y táctico. El hecho de que estemos
confrontando equipos teóricamente más débiles con el nuestro, puede ser contrarrestado por el mayor
empeño y motivación que suelen mostrar los jóvenes jugadores para responder a estos nuevos retos.
También pueden establecerse determinados desequilibrios numéricos o de resultado. En los ejercicios
de práctica del juego, el entrenador deberá interrumpir siempre que lo considere necesario para
corregir acciones desarrolladas. Es más importante desarrollar acciones acordes con nuestros
planteamientos básicos, que mantener un ritmo de juego dado. El objetivo fundamental de estas
prácticas de juego es el estudio y perfeccionamiento de acciones competitivas correctas.
“Es más importante desarrollar acciones acordes con nuestros
planteamientos básicos, que mantener un ritmo de juego dado”
25Enero-2013 nº 203
Partidos de entrenamiento
Los partidos de entrenamiento tienen como principal objetivo que la cantidad de movimientos y el
ritmo del juego sean lo más similares posible a la competición. Más allá de este encuadre, todos los
aspectos de organización del juego del equipo son importantes, no habiendo una preocupación
particular prioritaria con relación a otras, pues todas son relevantes. Luego, la reflexión del entrenador
acerca de la funcionalidad del equipo y la concentración competitiva de los jugadores debe ser dirigida
para todos los aspectos que derivan de la aplicación del modelo de juego adoptado.
Consecuentemente, el número de interrupciones por parte del entrenador ha de ser menor que en los
ejercicios de práctica del juego. Para llevar esto a cabo, se entrena “compitiendo” contra jugadores de
la propia plantilla o contra un equipo filial o contra un equipo vecino.
Entrenamiento para la experimentación del plan táctico-estratégico
Estos ejercicios tienen como objetivo fundamental verificar el comportamiento del equipo bajo la
necesidad de cumplimentar un plan estratégico-táctico específico. Este plan se construye en función
de las alteraciones puntuales y temporales a la funcionalidad general del equipo que son aplicadas
solamente para determinado partido ante circunstancias a considerar. Es posible, a través de los
presupuestos que soportan la finalidad de la aplicación de estos ejercicios, evaluar el grado de
pertinencia del plan que hemos diseñado, o incluso modificarlo si fuera necesario. En este sentido, hay
que atender a cuatro aspectos particulares: si el equipo “sparring” es conveniente o no que sea de
nuestro propio club, si ese rival debe simular lo mejor posible las condiciones que se van a dar en la
competición oficial, calcular bien los esfuerzos-recuperaciones debido a que son ejercicios que se
realizan próximos en el tiempo a la competición, y vigilar que se respete el reglamento (especialmente
evitando contactos de los que puedan derivar lesiones que eliminen jugadores con vistas a la
competición que estamos preparando).
Partidos preparatorios
Los partidos de preparación son ejercicios de
entrenamiento cuya estructura básica es concordante
con la competición, coincidiendo en el contenido de
sus acciones en los fundamentos estructurales y en la
orientación general. Estos ejercicios se realizan contra
equipos que no pertenecen al club, representando una
oposición seria y más formal, incluyéndose un arbitraje
oficial. Estos ejercicios ayudan al entrenador a valorar
los niveles alcanzados por el equipo en competición,
ofreciendo información sobre el verdadero grado de
preparación del equipo. Los partidos de preparación
son normalmente usados antes del inicio de las
competiciones oficiales, siendo habitual en ese período la participación en mini-torneos a los que
concurren varios equipos que en pocos días (por ejemplo, una semana) juegan diferentes partidos entre
ellos. En estos partidos podemos establecer también objetivos especiales parciales del tipo: no ser
goleados (dando prioridad al juego defensivo cuando el rival es de un nivel más alto), marcar el mayor
número de goles posible (dando prioridad a la fase ofensiva cuando juguemos con rivales inferiores),
ejecutar el mayor número de veces posible determinadas acciones colectivas, aplicar un determinado
concepto estratégico para circunstancias concretas.
4.- Efectos
Los efectos derivados de la aplicación de los ejercicios competitivos se basan en los seis
siguientes aspectos: recrean los requisitos específicos del juego, posibilitan la evaluación del modelo
de juego, se confirman como los medios más eficaces de entrenamiento, perfeccionan el trabajo del
equipo, potencian un ritmo específico de juego, y promueven condiciones de orientación y dirección
del equipo.
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Recrean los requisitos específicos del juego
Los ejercicios competitivos desempeñan un papel extremadamente importante en la preparación
de los jugadores y del equipo, sin ellos es imposible moldear de forma correcta los requisitos
específicos del juego futbolístico. Estimulan indeleblemente la consecución de un elevado nivel de
preparación. En este aspecto, se crean condiciones favorables para que los jugadores mejoren sus
prestaciones ampliando los límites de sus capacidades, y se hace posible que el entrenador analice
las formas de influenciar positivamente en los factores que puedan estar limitando la progresión de
sus jugadores.
Posibilitan la evaluación del modelo de juego
A través de los presupuestos establecidos por estos ejercicios de entrenamiento es posible
experimentar y evaluar, con un elevado grado de certeza, el nivel de consolidación y asimilación del
modelo de juego preconizado por el equipo. Se reúnen de este modo datos o referencias
fundamentales para redireccionar, perfeccionar o modificar aspectos más o menos particulares de la
planificación conceptual del equipo y el nivel de pertinencia del plan de juego, a través del cual se
efectúan alteraciones puntuales y temporales de la expresión táctica de base del equipo, en función
del conocimiento del equipo adversario y de las condiciones objetivas sobre las que se jugará la
próxima competición.
Se confirman como los medios más eficaces de entrenamiento
Los ejercicios competitivos son las formas de preparación que más se asemejan a las condiciones
reales de competición. En este sentido, desde que se haya conseguido la comprensión y asimilación
correcta de los elementos generales y específicos de la funcionalidad del modelo y del plan de juego,
estos ejercicios se consideran como, probablemente, los medios más eficaces del proceso de
entrenamiento. Sin embargo, hay que
insistir en que los ejercicios compe-
titivos son parte de un trayecto de
preparación cuya sostenibilidad deriva
de la previa aplicación de otros ejer-
cicios sin los que no es posible su renta-
bilización. Los ejercicios competitivos
están en la cima de una perspectiva
didáctico-metodológica, cuya aplica-
ción sólo tiene sentido cuando está
basada en los efectos derivados de
los contenidos de otros ejercicios de
entrenamiento.
Perfeccionan el trabajo del equipo
El efecto fundamental de los ejercicios competitivos se sitúa en la posibilidad de desarrollar,
simultáneamente, la capacidad individual de los jugadores y perfeccionar el trabajo del equipo,
mejorando su sincronización y articulación. La armonización comportamental de los once jugadores
que detentan diferentes funciones tácticas sólo es posible a través de procesos de entrenamiento que
reúnen condiciones lo más parecidas posible a aquellas en las que se compite realmente.
“Los ejercicios competitivos desempeñan un papel
extremadamente importante en la preparación de los jugadores y
del equipo”
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Potencian un ritmo específico de juego
Los ejercicios competitivos crean condiciones para que se potencie una variedad de velocidad de
ejecución de las acciones individuales y colectivas que sea la más conveniente para mantener los
niveles de rendimiento. Este ritmo ha de impedir que el equipo adversario se adapte a los constantes
y secuenciales cambios de ritmo de ejecución motora.
Promueven condiciones de orientación y dirección del equipo
La lógica de los ejercicios competitivos promueve condiciones para el establecimiento de formas
específicas de comunicación, conteniendo señales, códigos y frases a través de los que el entrenador
orienta y dirige al equipo. En esta perspectiva, la práctica de estos ejercicios posibilita el desarrollo de
un lenguaje común cuyo significado y entendimiento sólo es accesible al grupo. Estos códigos de
comunicación desarrollan reglas de orientación y dirección táctica del equipo con la intención de
adaptar y mejorar la funcionalidad de éstos para su aplicación en la competición.
5.- Limitaciones
Es importante atender a algunos aspectos particulares en la utilización de los ejercicios
competitivos que se pudieran convertir en perjudiciales. Hay que escoger el equipo adversario, atender
al periodo del plan anual de entrenamiento, reducir la posibilidad de ejecución de acciones al margen
de las leyes del juego, prever y anticipar conflictos, atender a la capacidad de los jugadores.
Escoger el equipo adversario
Hay un conjunto de presupuestos importantes en la elección del equipo a enfrentar. De todos
modos, el principal es que éste simule lo mejor posible las condiciones que pretendemos observar,
analizar y probar con respecto a nuestro equipo. La elección del rival podrá variar entre un conjunto de
jugadores elegidos dentro de nuestro propio equipo, un equipo (bien de más nivel, o bien de menos
nivel) de nuestro propio club, y un equipo invitado de otro club.
Atender al período del plan anual de entrenamiento
En la utilización de los ejercicios competitivos se debe tener presente el periodo dentro del proceso
anual de entrenamiento. En efecto, su aplicación durante el pre-competitivo debe atender al hecho de
que se trata de alcanzar un nivel de rendimiento alto con vistas a la competición oficial. En caso de
realizarlos durante el periodo competitivo hay que controlar su aplicación para que no se acumule
mucha fatiga previamente al siguiente partido oficial. Para no incurrir en este riesgo se proponen
interrupciones sistemáticas y espaciadas a lo largo del entrenamiento para que los jugadores tengan
la posibilidad de recuperarse de los esfuerzos producidos y, además, para recibir informaciones
pertinentes por parte del entrenador.
Reducir la posibilidad de ejecución de acciones al margen de las leyes del juego
En este sentido es importante tener especial cuidado en lo que se refiere a los eventuales roces
(faltas, infracciones...) que pudieran ocurrir durante los partidos de entrenamiento, y que podrían
originar lesiones que impidan a algunos jugadores seguir en el partido o incluso su concurso en los
próximos partidos de competición oficial.
Prever y anticipar conflictos
Ante la utilización de estos ejercicios de entrenamiento se debe preparar a los jugadores para la
posibilidad de que surjan conflictos entre los ellos, lo que crearía condiciones para que dejasen de
concentrarse en los objetivos del entrenamiento, perdiéndose irremediablemente sus efectos.
Atender a la capacidad de los jugadores
Para la aplicación de estos ejercicios es importante verificar que todos los jugadores estén
capacitados para soportarlos, pues algunos podrían necesitar de medios de entrenamiento graduales
con vistas a superar momentáneas carencias.
28Enero-2013 nº 203
6.- Momentos
El emplazamiento de estos ejercicios de entrenamiento ha de ser en la parte principal de la sesión.
Con vistas a ello, es fundamental realizar una fase preparatoria correcta, utilizando ejercicios de
carácter general (para estimular las funciones más
importantes) y específico (ejecutando acciones simi-
lares a las que se van a realizar durante el ejercicio
fundamental). Con relación al microciclo semanal
de preparación, estos ejercicios se aplicarán, como
máximo, una vez por semana, en una sesión de
trabajo intermedia entre el partido anterior y el
siguiente. En esta línea se procurará que la apli-
cación de esta “competición-entrenamiento” tenga
presente la reflexión sobre los aspectos menos
positivos identificados en el partido anterior y el
reforzamiento de los positivos. El objetivo prioritario
será examinar el plan estratégico-táctico que se
aplicará en el siguiente partido de competición.
7.- Organización
1.- Desequilibrios de carácter numérico
2.- Desequilibrios en el resultado del juego
29Enero-2013 nº 203
3.- En función del tiempo de juego
4.- Variando su duración
5.- Dividiendo su duración en partes
30Enero-2013 nº 203
6.- De la sucesión de los goles
7.- Del equipo que primero concrete los goles
8.- De las partes fijas del juego
31Enero-2013 nº 203
9.- De acciones individuales o colectivas
10.- De los marcajes individuales
11.- De objetivos tácticos variables
32Enero-2013 nº 203
12.- De remates desde larga distancia
13.- De cambios constantes del ángulo de ataque
14.- De la profundidad ofensiva
33Enero-2013 nº 203
15.- Del número de contactos con el balón por intervención
16.- De las decisiones del árbitro
BIBLIOGRAFÍA
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VERCHOSHANSKIJ, J. (1988) Entrenamiento deportivo, planificación e programación, Ediciones Martínez Roca, Madrid
34Enero-2013 nº 203
La toma de
decisiones como
fundamento
táctico
Introducción
E
l comportamiento táctico-estratégico incluye conductas de toma de decisiones sobre la
utilización de los recursos disponibles para afrontar las demandas de la competición, teniendo
en cuenta las necesidades y condiciones existentes (la situación en el marcador, las acciones de
los adversarios, las condiciones climatológicas, etc.) y, en las especialidades colectivas, la interacción
que debe producirse entre las acciones de los deportistas del equipo. El comportamiento táctico-
estratégico (que a partir de este momento nombraremos simplemente como comportamiento táctico)
incluye tres grandes tipos de decisiones que interactúan entre sí, en función de sus efectos y otros
determinantes: las decisiones que se centran en el plan de actuación antes de comenzar la
competición; las que se toman sobre la ejecución inmediata en los periodos de participación activa; y
las que se refieren al mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación en función del desarrollo
de la competición.
Doctor en Psicología.
Máster en Ciencias de Psicología Clínica.
Entrenador Superior de baloncesto.
Profesor Titular de Psicología de la UNED.
Ex-Seleccionador Nacional de Baloncesto Femenino de España.
Por José María Buceta
T Á C T I C A
Además de psicólogo de mucho prestigio, José María Buceta es un entrenador de baloncesto muy
reconocido y con experiencia práctica en la más alta competición internacional en la categoría femenina
del deporte de la canasta. Como psicólogo y como entrenador superior de baloncesto ha desarrollado, y
desarrolla, una gran labor, tanto en las aulas como en los terrenos de juego. Nos ofrece un trabajo
muy didáctico sobre la toma de decisiones en el deporte y, fundamentalmente, en los deportes de equipo.
No solamente habla de la toma de decisiones del deportista ante cada situación del juego, sino que
presenta toda la gama de decisiones que rodean al planteamiento de un partido y a su desarrollo.
Las clasifica en tres grandes grupos: decisiones sobre el plan de actuación, decisiones sobre la
ejecución inmediata y decisiones sobre el mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación.
(Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)
35Enero-2013 nº 203 35
Decisiones sobre el plan de actuación en una competición
Estas decisiones se toman antes de
que comience la competición, consi-
derándose todas las circunstancias
específicas que, en cada caso, puedan
ser relevantes (trascendencia, rivales,
terreno, climatología, etc.) y los recur-
sos propios disponibles que convenga
utilizar para afrontar esa competición.
Por ejemplo, se puede decidir que se
jugará con un determinado tipo de
formación defensiva, que se tirará del
pelotón para provocar una carrera rá-
pida, o que se asumirá mayor o menor
riesgo en determinadas situaciones
del juego.
En algunos deportes, fundamentalmente en los de equipo, estas decisiones las toma el entrenador
y éste se las transmite a los deportistas; mientras que en otros deportes, el entrenador y el deportista
suelen adoptar una decisión conjunta o es el propio deportista el que asume esta responsabilidad. En
cualquier caso, es muy conveniente que cada deportista tome algunas decisiones de este tipo para
preparar su propio plan de actuación.
Puesto que estas decisiones pueden sopesarse antes de la competición (con más o menos tiempo,
según los casos), es posible generar múltiples alternativas y estudiar con detenimiento las ventajas e
inconvenientes de cada una de ellas; desembocando, finalmente, en la decisión que se considere mejor.
En este proceso, como es lógico, la información existente y el conocimiento táctico del entrenador o el
deportista que deba tomar una decisión, constituyen elementos de la máxima importancia que
determinan la calidad de la decisión. Las técnicas de solución de problemas e instrumentos como las
matrices de decisiones, adaptados cada situación concreta, pueden ser de gran ayuda para la toma
de este tipo de decisiones.
Tendencia de funcionamiento en la competición
Las decisiones sobre el plan de actuación señalan la tendencia o estilo de funcionamiento de los
deportistas en la competición, es decir, predisponen a los deportistas a actuar de una determinada
manera ante las distintas situaciones que se les presentarán cuando compitan. Por ejemplo, antes de
comenzar una etapa de una carrera ciclista, se decide que los corredores del equipo deben evitar que
se produzcan o fructifiquen las escapadas de determinados corredores de otros equipos. Esta decisión
indica la tendencia de funcionamiento de los corredores durante la etapa. Bajo esta tendencia, los
corredores procurarán estar, predominantemente, en los primeros puestos del pelotón, controlando la
carrera, y reaccionarán en consecuencia cuando se produzcan intentos de escapada de los corredores
adversarios señalados.
“Las decisiones sobre el plan de actuación señalan la tendencia o
estilo de funcionamiento de los deportistas en la competición”
36Enero-2013 nº 203
Decisiones sobre la ejecución inmediata
Estas decisiones se toman en los periodos de participación activa de la competición, y su resultado
directo es el rendimiento. Por ejemplo, un jugador de fútbol decide entre tirar a gol o pasarle el balón a
un compañero; un corredor de fondo decide entre adelantar e incrementar el ritmo, o quedarse en el
pelotón y esperar. A diferencia de las decisiones anteriores, éstas sólo pueden ser tomadas por los
deportistas, por lo que deben ser entrenados específicamente para que aprendan a decidir con acierto;
siendo éste, en definitiva, el objetivo final del aprendizaje táctico.
El tiempo disponible para tomar estas decisiones varía en función de las características de cada
especialidad, pero en numerosas ocasiones, el deportista debe decidir en un momento muy preciso y
un tiempo muy reducido. En cualquier caso, las decisiones precipitadas o tardías, suponen un
rendimiento deficitario. Pensemos, por ejemplo, en el tenista que sube demasiado pronto o demasiado
tarde a la red, en el corredor que ataca antes de tiempo o en el jugador de fútbol que se entretiene con
el balón cuando está solo delante del portero. En casos como estos no hay tiempo para generar y
analizar alternativas, y el deportista debe decidir “automáticamente” en base a su entrenamiento previo.
Influencia de la tendencia de funcionamiento y de las circunstancias antecedentes
Como se plantea en la tabla anterior (tabla 1), las decisiones sobre la ejecución inmediata pueden
estar determinadas por dos grandes factores: La tendencia de funcionamiento (que se deriva del plan
previo de actuación), y las situaciones y estímulos antecedentes (circunstancias antecedentes) que se
presentan en cada momento concreto de la competición (acciones de los rivales, posición en el
campo, etc.).
37Enero-2013 nº 203
El primer factor se refiere a la tendencia bajo la que el deportista debe actuar; mientras que el
segundo incluye los elementos que en el presente aconsejan actuar en una dirección determinada. En
general, el comportamiento táctico apropiado corresponderá a las decisiones que se ajusten a las
exigencias comunes de ambos factores o al factor que, según las circunstancias, deba tener más peso
en cada momento concreto.
Pensemos en el equipo ciclista de un ejemplo anterior. La tendencia de funcionamiento de los
corredores de este equipo es evitar las escapadas de determinados corredores contrarios (factor 1). En
un momento crítico de la etapa se produce la situación de un intento de escapada (factor 2). Los dos
factores determinantes de la decisión apuntan en la misma dirección: los corredores de este equipo
deben decidir salir detrás de los adversarios para abortar el intento de escapada.
Siguiendo con el mismo ejemplo, pensemos que el intento de escapada se produce poco después
de la salida, cuando todavía quedan muchos kilómetros para la llegada. La tendencia de
funcionamiento señala que se deben evitar estas escapadas, pero la situación presente, si se considera
aisladamente, sin la influencia de la tendencia, es probable que aconseje no salir, de momento, detrás
del corredor escapado. Se produce, por tanto, una situación de conflicto entre los dos factores
determinantes de la decisión; ¿qué deben decidir los corredores en este caso?
En líneas generales, la decisión dependerá de la “rigidez-flexibilidad” de la tendencia de
funcionamiento y del grado de “necesidad o conveniencia” de las circunstancias antecedentes
presentes. En principio, cuanto más rígida sea la tendencia, más predominará sobre las circunstancias
de la situación presente, salvo que estas circunstancias, por su elevada necesidad o conveniencia,
deban considerarse prioritarias.
En el caso anterior, pensemos que la
tendencia señalada por el director de equipo
es muy rígida. Puesto que quedarse en el
pelotón no es muy necesario ni especial-
mente conveniente, parece acertado que los
corredores próximos al que inicia la escapada
reaccionen automáticamente y se peguen a
su rueda. Supongamos, sin embrago, que al
producirse el intento de escapada, los corre-
dores que deberían salir a controlarla se dan
cuenta de que el “jefe de fila” del equipo se
ha quedado bloqueado y no puede salir del
pelotón. Aunque la tendencia de funciona-
miento sea rígida, esta circunstancia plantea
una necesidad suficientemente importante como para que, en lugar de salir detrás del escapado, los
ciclistas esperen en el pelotón para ayudar a su “jefe de fila”.
En ocasiones como la del último ejemplo, también puede adoptarse una decisión mixta (o sea, que
algunos corredores salgan detrás del escapado, mientras otros esperan para ayudar a su “jefe de fila”),
pero en muchos casos las posibles alternativas son mutuamente excluyentes y se plantea la obligación
de decidir, bien respetando la tendencia de funcionamiento o bien considerando prioritariamente las
circunstancias antecedentes presentes. En realidad, las tendencias de funcionamiento sólo constituyen
directrices que deberían seguir preferentemente las decisiones que los deportistas adoptan, pero no
deben anular la iniciativa de los deportistas para decidir “in situ” en función de lo que aconsejen los
estímulos antecedentes presentes. ¿Cuál es el balance apropiado entre estos dos factores?: la
respuesta a esta pregunta debe ser estudiada y determinada por los entrenadores y los deportistas en
cada caso concreto. Aprender a tomar decisiones sobre la ejecución inmediata, respetando el balance
que se considere apropiado, constituye la esencia del comportamiento táctico en muchas
especialidades deportivas.
38Enero-2013 nº 203
Influencia del feedback de cada decisión
Siguiendo el esquema de la tabla anterior (tabla 1), otro factor a tener en cuenta es el feedback que
los deportistas obtienen del resultado de cada decisión. Pensemos, por ejemplo, que uno de los
corredores del equipo ciclista decide salir detrás de un corredor contrario que intenta escaparse y
consigue el objetivo de evitar la escapada. El feedback que obtiene del resultado de su decisión podría
favorecer que en futuros intentos de escapada vuelva a decidir salir detrás del corredor que pretenda
escaparse. Sin embargo, supongamos que no consigue marcharse detrás y que la escapada fructifica;
el feedback que el corredor obtiene en este caso podría aumentar la probabilidad de que cuando más
adelante intenten escaparse otros corredores peligrosos, decida inhibirse y no salir detrás. Otro
ejemplo: un jugador de baloncesto decide tirar a canasta y no encesta, vuelve a tomar la misma decisión
y tampoco encesta; a partir de este momento inhibe la decisión de tirar y opta por pasarle el balón a
otros compañeros.
Según los casos, el feedback que el deportista obtiene de sus decisiones puede ser más o menos
influyente que la tendencia de funcionamiento y las circunstancias de los estímulos antecedentes; y
esta influencia puede ser más o menos aconsejable. En general, es interesante que los deportistas
aprendan a mejorar sus decisiones en función de los resultados que obtienen, pero sin eclipsar el peso
que, en cada caso, deban tener los otros factores.
Pensemos, por ejemplo, en un defensor, en fútbol, que decide reaccionar ante un movimiento del
atacante al que está marcando y el resultado de esta decisión es que el atacante lo regatea por el lado
contrario. En jugadas posteriores será interesante que el defensor tenga en cuenta lo sucedido para no
adoptar de nuevo la decisión errónea. Siendo así, la influencia del feedback será decisiva y muy
favorable, facilitando que el jugador mejore las decisiones futuras sin que exista un conflicto con la
tendencia de funcionamiento o los estímulos antecedentes. De hecho, el jugador habrá aprendido que
no debe reaccionar ante el estímulo antecedente del movimiento hacia un lado del atacante.
Sin embargo, pensemos en un tenista cuya tendencia de funcionamiento sea “arriesgar subiendo a
la red”. Sube varias veces y pierde el punto; y a partir de se momento deja de subir. La influencia
del feedback obtenido ha eclipsado su
tendencia de funcionamiento y también
lo que aconsejan estímulos antece-
dentes discriminativos vinculados a
la decisión de subir a la red. En este
caso, el jugador deja de jugar como se
supone que debería hacerlo para tener
más posibilidades de ganar el partido y,
por tanto, la influencia del feedback
debe considerarse perjudicial. Aunque
podría ocurrir, como señala la tabla
anterior (tabla 1), que este feedback
aconsejase un cambio en la tendencia
de funcionamiento y que, consecuen-
temente, el deportista adoptase este
tipo de decisión durante algún periodo
de pausa en el transcurso del partido.
“Es interesante que los deportistas aprendan a mejorar sus decisiones en
función de los resultados que obtienen”
39Enero-2013 nº 203
Control de la influencia del feedback
Para controlar la influencia del feedback es importante que los deportistas utilicen criterios
apropiados para valorar el resultado de sus decisiones, sin cometer el error de confundir la decisión
con la calidad o el resultado de la ejecución, y sin la influencia de creencias rígidas que podrían propiciar
una valoración sesgada inadecuada. De esta forma, será más probable que el feedback no inhiba
decisiones que deberían tomarse, o precipite decisiones que no sean apropiadas.
Pensemos en el caso del jugador de tenis que decide subir a la red, pierde los puntos e inhiben la
decisión de subir. Puede ocurrir que haya fallado porque ha ejecutado mal el golpe de volea, o porque
el jugador rival ha estado muy acertado, pero el feedback que ha obtenido (“estoy fallando en al red”)
favorece que el jugador deje de subir, desaprovechando las futuras oportunidades favorables que
podría proporcionarle esta jugada. También puede ocurrir que este jugador funcione bajo la influencia
de creencias rígidas del tipo “soy mejor al fondo de la pista que en la red” o “si no consigo puntos
subiendo, es mejor que me quede atrás”, que afectarán su valoración de lo sucedido y sus decisiones
futuras a lo largo del partido. Creencias de este tipo propician que el tenista se encuentre
especialmente dispuesto a percibir el feedback de sus errores subiendo a la red, y propenso a
interpretarlo en consonancia con tales creencias, siendo más probable que en estas condiciones
inhiba la decisión de subir.
Supongamos ahora que este u otro jugador decide subir a la red y consigue el punto en los primeros
cuatro intentos. El feedback que obtiene podría favorecer que a lo largo del partido decida subir a la
red en numerosas ocasiones, muchas de ellas sin que estén presentes los estímulos antecedentes
apropiados. En este caso, una valoración muy positiva de la decisión estaría propiciando que el jugador
perdiera la perspectiva táctica de cada jugada y que, como consecuencia, adoptase decisiones
erróneas que acabarían perjudicando su rendimiento.
Estos problemas requieren una intervención específica que incluya una información apropiada
sobre la diferencia entre la decisión y la ejecución, el margen lógico de errores que corresponden a cada
decisión, la necesidad de seguir decidiendo, etc.; así como la modificación de creencias interferentes,
cuando las haya, y un plan de entrenamiento centrado en el control del feedback.
En esta línea, es importante que los depor-
tistas aprendan a discriminar las decisiones
concretas sobre las que debería influir, y cómo,
el feedback que obtienen de sus decisiones
anteriores. Por ejemplo, el jugador de tenis que
sube a la red y pierde varios puntos seguidos,
podría aprovechar el feedback para decidir
subir de otra manera (cubriendo mejor los
espacios laterales, situándose a otra distancia
de la red, etc.), pero no para dejar de subir
cuando fuese aconsejable hacerlo. En reali-
dad, el feedback más útil es el que permite
mejorar las decisiones sucesivas, pero sin
alterar la tendencia de funcionamiento ni res-
ponder incorrectamente a los estímulos ante-
cedentes discriminativos. Así, en cada caso
concreto, es conveniente que el entrenador y
sus deportistas determinen el tipo de feedback
que debe ser influyente y hasta que punto
debe serlo, estableciendo así el peso de este
factor en la toma de las decisiones sobre la
ejecución inmediata.
40Enero-2013 nº 203
Pensemos en el jugador de baloncesto que decide tirar y no encesta. ¿Debe dejar de tirar si observa
que sus lanzamientos no entran?; ¿debe dejar de tirar sólo si percibe que ha perdido la confianza en
que puede encestar?; ¿debe seguir intentándolo a pesar de fallar, siempre que se presenten los
estímulos antecedentes apropiados?; ¿debe decidir en función de otras situaciones antecedentes
como, por ejemplo, la situación del marcador, el tiempo que resta de posesión del balón, o el tiempo
que falta para finalizar el partido?; ¿debe decidir hacer otro tipo de tiro?; ¿debe cambiar la tendencia
de su juego buscando prioritariamente las oportunidades de otros compañeros y sólo en último término
sus propios lanzamientos?; ¿debe estar un tiempo sin tirar, buscando gratificación a través de otras
acciones del juego, para volver a plantearse más adelante la decisión de tirar a canasta?
Contestar con exactitud a estas u otras cuestiones parecidas, abarcando todas las consideraciones
que permiten decidir la influencia que, en cada caso particular, debe tener el feedback de las decisiones
anteriores, supone un importante paso para el aprendizaje del comportamiento táctico de muchos
deportes; pues sólo a partir de la especialización de estas respuestas se podrá enseñar a los
deportistas actuar en consecuencia.
Fases del aprendizaje de toma de decisiones sobre la ejecución inmediata
El aprendizaje de las decisiones sobre la ejecución inmediata puede contemplar tres fases cuyos
objetivos principales se muestran resumidos en la tabla 2: el aprendizaje en función de las
circunstancias antecedentes, el aprendizaje bajo tendencias de funcionamiento y el aprendizaje
relacionado con la utilización del feedback que proporcionan las decisiones anteriores.
41Enero-2013 nº 203
Decisiones en función de las circunstancias antecedentes
En la primera fase, los deportistas deben aprender a decidir en el tiempo disponible para ello, en
función de las circunstancias antecedentes que estén presentes en cada momento. Esta fase puede
dividirse en dos subfases: una de aprendizaje más simple y otra de aprendizaje más complejo. En la
primera subfase, el objetivo del aprendizaje se centra en que el deportista vincule la decisión de ejecutar
una sola habilidad, a estímulos antecedentes simples que aconsejen esa decisión. Por ejemplo, un
jugador de hockey puede vincular la decisión de regatear, a una determinada posición del cuerpo del
jugador contrario que se encuentra frente a él. Estas decisiones son la continuación natural del
aprendizaje técnico (es decir, del aprendizaje de la ejecución de la habilidad) y constituyen el primer
estadio del aprendizaje táctico; su objetivo es, simplemente, que el deportista aprenda a tomar la
decisión de ejecutar una determinada habilidad.
En la segunda subfase, tras consolidarse la decisión de ejecutar una, dos o más habilidades, el
objetivo es que el deportista aprenda a decidir entre la ejecución de dos o más conductas alternativas
cuya decisión simple ya domina y/o (según los casos) que aprenda a decidir sobre la ejecución de una
sola habilidad, pero en presencia de estímulos antecedentes cada vez más complejos. En cualquier
caso, debe aprender a discriminar estímulos o grupos de estímulos relevantes, de mayor complejidad
que los estímulos simples de la anterior subfase, y a tomar sus decisiones en función de estos
estímulos. Por ejemplo, el jugador de hockey debe aprender a tener en cuenta el espacio disponible y
la posición de otros jugadores, para decidir si regatea o pasa la bola.
Decisiones bajo tendencias de funcionamiento
En la segunda fase, los deportistas deben aprender a decidir bajo tendencias de funcionamiento.
Esta fase también puede dividirse en dos subfases: el aprendizaje bajo tendencias de funcionamiento
rígidas, y el aprendizaje teniendo en cuenta la interacción entre la tendencia de funcionamiento y las
circunstancias antecedentes. En la primera subfase se trabaja con tendencias de funcionamiento
rígidas para que los deportistas se acostumbren a considerar cuestiones más globales que las
circunstancias específicas que cada situación presente. Esto supone que deben aprender a reprimir o
provocar decisiones que dominan, según sea la tendencia de funcionamiento bajo la que tienen que
actuar. Por ejemplo, se puede pretender que el jugador de hockey aprenda a jugar bajo la tendencia de
“no arriesgar la posesión de la bola”; o en la dirección contraria, bajo la tendencia de “avanzar con la
bola todo lo posible aún produciéndose algunas pérdidas”. Según sea la tendencia que se le indique,
el jugador tendrá que reprimir o provocar, respectivamente, la decisión de regatear.
En la segunda subfase, el objetivo es que los deportistas aprendan a actuar bajo una determinada
tendencia de funcionamiento, pero teniendo en cuenta también las circunstancias antecedentes que
están presentes en cada momento concreto. Para ello deben aprender a valorar, y decidir en
consecuencia, el nivel de rigidez de la tendencia y el grado de necesidad y conveniencia de cada
situación, acostumbrándose a decidir bajo tendencias de diferentes niveles de rigidez y en situaciones
de distinta necesidad y conveniencia. Por ejemplo, el jugador de hockey tendrá que aprender a decidir
si regatea o pasa la bola, jugando bajo la tendencia más rígida o más flexible de arriesgar en interacción
con circunstancias antecedentes distintas, como podrían ser: estar sólo contra su defensor en una
situación favorable, o estar en una posición con poco espacio para avanzar.
Utilización del feedback de las decisiones anteriores
El propósito de la tercera fase es que los deportistas aprendan a utilizar convenientemente el
feedback que les proporciona cada una de sus decisiones. De alguna manera, la autorregulación de las
decisiones a través de este feedback se estará produciendo en todas las fases anteriores, por ello es
conveniente que el entrenador, desde el primer momento, aporte la información apropiada y actúe
consecuentemente (por ejemplo, reforzando la toma de decisión con independencia del resultado de
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  • 3. Prohibido cualquier tipo de reproducción total o parcial de los textos sin la autorización expresa y escrita del editor. 3 EDITA: JECUPI MAQUETACIÓN: TRAINING FÚTBOL PUBLICIDAD: TRAINING FÚTBOL, departamento propio DEP. LEGAL: VA - 94/1996 ISSN 1577-7480 MARCA REGISTRADA Dirección Jorge Guillén, 8 47400 - Medina del Campo VALLADOLID • Telf. 983 81 13 41 Página Web: http://www.trainingfutbol.com E-mail revista: revista@trainingfutbol.com E-mail director: jecupi@trainingfutbol.com DIRECTOR JESÐS CUADRADO PINO COMITÉ TÉCNICO V¸CTOR FERN˘NDEZ BRAULIO BENITO FLORO SANZ JUAN MANUEL LILLO D¸EZ FERNANDO V˘ZQUEZ PENA JORGE D´ALESSANDRO DI NINNO MIKEL ETXARRI SASIAIN JESÐS CUADRADO PINO FERNANDO NAVARRO VALDIVIELSO ANTONIO RAYA PUGNAIRE MANUEL FERN˘NDEZ POMBO JUAN JOSÉ GARC¸A LAVERA ANTONIO GALINDO RINCŁN MANUEL LŁPEZ LŁPEZ JOSÉ CARRASCOSA OLTRA Dr. PEDRO GUILLÉN GARC¸A Dr. RICARDO JIMÉNEZ MANGAS JESÐS OREJUELA RODR¸GUEZ ALFONSO M. VARAS GARC¸A TRADUCTOR-INTÉRPRETE FRANCISCO JAVIER YEPES GONZ˘LEZ N ú m e r o 2 0 3 - E n e r o 2 0 1 3
  • 4. 4Enero-2013 nº 203 Trata todos los temas relacionados con la metodología del entrenamiento en el Fútbol: Preparación Física Preparación Técnica Preparación Táctica Preparación Psicológica Metodología y Organización Tests de Evaluación del Entrenamiento Biomecánica Aprendizaje Motor Pedagogía Aplicada Fisiología del Esfuerzo Físico Medicina Deportiva Dietética… En cada uno de los números presentamos artículos actualizados de prestigiosos técnicos relacionados directamente con los temas a tratar, tanto nacionales como extranjeros. Nuestra pretensión es servir de "vehículo de apoyo" en el reciclaje técnico para entrenadores, preparadores físicos, médicos del deporte, técnicos de fútbol en general, estudiantes de los diversos niveles para entrenadores, futbolistas y aquellos aficionados que sientan la belleza de este deporte y que quieran comprenderle mejor. INFORMACIÓN PARA SUSCRIPCIÓN: En la última página encontrará el boletín de suscripción. PUBLICACIÓN DE EXCLUSIVO CARÁCTER TÉCNICO QUE SE EDITA CON PERIODICIDAD MENSUAL
  • 5. SU M A R I OSU M A R I O Número 203 Enero 2013 8 7Editorial Hablamos de fútbol con… Rafa Benítez. Entrenamiento y planteamientos tácticos. Ejercicios de preparación general y ejercicios competitivos en fútbol. Jorge Castelo. 16 La toma de decisiones como fundamento táctico. José María Buceta. 34 Firma invitada. 55 Tarea de entrenamiento: “Ataques de tres contra dos” 56 Contenido de nuestro próximo número. 58 Trabajo sobre la defensa zonal. Frederic Martín Moragón. 46
  • 7. Jesús Cuadrado Pino DIRECTOR Entrenador Nacional de Fútbol (Nivel III). Máster Profesional en Fútbol. Especialista en Táctica y Dirección de Equipos de Fútbol (CESFÚTBOL). Especialista en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en A. R. D. por el C. O. E. Técnico Deportivo Superior. Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol para Entrenadores Nacionales (CESFÚTBOL). Llevo mucho tiempo hablando y escribiendo sobre dos elementos perniciosos que se adhieren al entrenamiento del fútbol como dos virus malignos: la copia y la moda. Aumenta desmesuradamente el hábito de entrenar aplicando, sin análisis, ejercicios y tareas que se copian de otros. No se valora el concepto, solo importa la receta. No se repara, por comodidad o por falta de conocimiento, en que las copias irracionales conducen a un entrenamiento erróneo que únicamente puede producir resultados negativos. Por otra parte, la moda dirige el pensamiento de muchos técnicos que se dejan llevar por aquello que impera en el entorno. La publicidad y el impacto mediático crean adicción. El continente es lo que importa, mientras que el contenido se reduce a una mera excusa. Copia y moda se complementan: cada cierto tiempo emerge una moda y casi todos la copian. Hace varios años apareció el concepto “periodización táctica”, y muchos entrenadores lo ven como un gran descubrimiento. Sin embargo, para mí se trata de una copia y una moda. Se dice que la denominación “periodización táctica” surge hace muchos años, pero cristaliza como “marca de la casa” en bastantes equipos hace unos tres años. La frase parte de los portugueses Vítor Frade y Guilherme Oliveira, continúa en España con Rui Faria (preparador físico con Mourinho en el Real Madrid) y termina por afianzarse en nuestro país con Xavier Tamarit (ayudante de Pellegrino en el Valencia esta temporada, hasta que llegó la destitución). Los creadores de la frasecita justifican la idea en una metodología basada en tareas jugadas similares a lo que el equipo pretende desarrollar en la competición, tomando el modelo de juego como guía de todo el proceso de entrenamiento. Preconizan el aspecto táctico como pauta esencial del entrenamiento y el modelo de juego como prioritario. Pregunto, ¿dónde está la novedad? Personalmente llevo muchos años indicando que el núcleo del entrenamiento debe basarse en tareas bien diseñadas para desarrollar, por una parte, los principios fundamentales del juego y, por una parte, las variantes tácticas que se quieran implantar en el equipo. Así lo he reflejado en charlas, artículos y apuntes de diversos cursos; reflejándolo en mi definición de los modelos globalizado y estructurado. Esta idea la han indicado en las aulas y plasmado en el campo de entrenamiento, desde hace muchísimo tiempo, técnicos como Xabier Azkargorta, Benito Floro, Mikel Etxarri, Paco Serul.lo, Juan Manuel Lillo, Jorge D’Alessandro, Gonzalo Arconada, Lucas Alcaraz y algunos más. Somos bastantes los que desde hace muchísimos años tenemos bien arraigados conceptos como: desarrollo de las capacidades cognitivas del jugador, diseño de tareas adecuadas para mejorar la toma de decisiones, actividades simuladores preferenciales para comprender bien el juego y asentar el estilo del equipo, coordinación de objetivos y contendidos de cada una de las tareas jugadas, transferencia al partido con ejercicios llenos de elementos competitivos, planificación con protagonismo de los modelos globalizado y estructurado, etc. Conocemos perfectamente que todas las tareas tácticas tienen que dotarse de los fundamentos necesarios para los desarrollos colectivos que se pretendan. Por otra parte, la frasecita trae consigo un grave problema para el rendimiento futbolístico, porque sus protagonistas desprecian cualquier forma de entrenamiento analítico condicional. Repito, el núcleo del entrenamiento ha de basarse en tareas tácticas que contengan elementos del juego, pero el rendimiento necesita también, ineludiblemente, de tareas condicionales concretas para desarrollar y mantener las capacidades biomotoras. Su olvido impide el rendimiento que se requiere en el fútbol profesional. jecupi@trainingfutbol.com Pregunto, ¿dónde está la novedad? editorial 7Enero-2013 nº 203 ¿Periodización táctica?
  • 8. 8Enero-2013 nº 203 Conversaciones sobre fútbol El trabajo del entrenador de fútbol abarca muchos y variados factores. Se trata de una tarea compleja, aunque considero que el “núcleo” determinante radica en el entrenamiento y en los planteamientos tácticos. Como dice Santiago Coca, la principal labor del entrenador es entrenar; aunque en la práctica actual no lo parezca. La táctica corresponde al entrenador en lo que concierne al entrenamiento y a la elección de las variantes del juego. Por otra parte, corresponde al jugador en lo que concierne a su toma de decisiones sobre en el campo. El entrenador fomenta y desarrolla la táctica, los jugadores la ejecutan como protagonistas principales que son. En la conversación de este mes disertamos sobre ese núcleo determinante de la labor del entrenador que, como digo, es el entrenamiento y los planteamientos tácticos. De cuestiones relativas a ello hablamos con Rafa Benítez, un técnico con una sólida base académica pero, sobre todo, con profundos conocimientos del juego, ampliados en una dilatada experiencia en equipos del máximo nivel internacional, con los que ha logrado títulos del más alto rango continental. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL) Hablamos de fútbol con… Rafa BenítezBenítez:“Para que el jugador perciba muchas cosas y busque las soluciones, debemos introducir mucha variedad en los elementos tácticos ” Cuadrado:“En el caso de la táctica, el diseño de tareas resulta un trabajo más “artesanal” por parte del entrenador. Hay que saber ensamblar bien los contenidos con los objetivos ” Entrenamiento y planteamientos tácticos Rafa Benítez Entrenador Nacional de Fútbol. Licenciado en Educación Física. Entrenador del Chelsea. Ex-Entrenador del Valencia, Liverpool e Inter de Milán. Jesús Cuadrado Pino Entrenador Nacional de Fútbol. Máster Profesional en Fútbol y Máster en Alto Rendimiento Deportivo. Director de TRAINING FÚTBOL y de CESFÚTBOL. Director y Profesor del Máster Profesional en Fútbol.
  • 9. 9Enero-2013 nº 203 Cuadrado.- Dentro de la compleja labor del entrenador, lo más importante es lo que se desarrolla en las sesiones de entrenamiento. Por ejemplo, la táctica debe desarrollarse con tareas adecuadas para que se pueda implantar en el equipo. Benítez.- Está clarísimo que es así. Muchos consideran que son los jugadores los que tienen que desarrollar toda la táctica; esto resultaría muy cómodo cuando se tienen jugadores del máximo nivel, pero hay pocos jugadores de este tipo. La táctica hay que trabajarla constantemente en los entrenamientos, y debe hacerse de manera integral, incluyéndola dentro de la preparación física y del trabajo técnico para que los jugadores trabajen eficazmente y puedan conseguirse una serie de objetivos. La táctica es el orden en el campo, por eso hay que desarrollarla con los futbolistas en cada entrenamiento al objeto de automatizar cosas y que con esa base pueden ser más creativos. De esta manera no tienen que estar pendientes de las acciones automatizadas y pueden desarrollar otras cosas de mucha más complejidad. C.- El entrenamiento abarca muchos conceptos e incluye desarrollos muy diversos. Partiendo de unos principios fundamentales, debe ser específico en cada especialidad deportiva para que aporte un rendimiento óptimo. Cuál es tu concepto del entrenamiento en fútbol, en términos generales. B.- Cada vez se impone con más fuerza el entrenamiento integral porque es el que produce mejor transferencia al partido de competición. Los factores físicos, técnicos, tácticos y psicológicos han de estar relacionados. Hace tiempo que no tiene aplicación el desarrollo de la preparación física o técnica o táctica de forma aislada. Debe adaptarse ese entrenamiento integral. C.- De forma específica, ¿cuál es tu criterio sobre el entrenamiento de la táctica en nuestro deporte? B.- Suele hablarse mucho del talento del jugador, y está claro que es muy importante, pero es absolutamente necesario encauzar ese talento dentro de la táctica. El entrenamiento de la táctica es esencial. Muchos técnicos hablan de “orden” en lugar de hablar de táctica, pero se trata de lo mismo. El equipo debe estar bien ordenado en el campo, y para lograrlo deben manejarse un conjunto de fundamentos tácticos. C.- Partiendo de que en muchos casos todos los factores de rendimiento deben trabajarse simultáneamente a través de los modelos de entrenamiento integral y estructurado, considero que
  • 10. 10Enero-2013 nº 203 la preparación física y la técnica tienen elementos más claros, más “visibles”, para su entrenamiento. En el caso de la táctica, el diseño de tareas resulta un trabajo más “artesanal” por parte del entrenador. Hay que saber ensamblar bien los contenidos con los objetivos. B.- Efectivamente, así es. Para el desarrollo de la técnica no hay mucha dificultad, todos conocemos multitud de ejercicios para la mejora de todos los elementos técnicos. Por otra parte, los aspectos físicos se pueden trabajar perfectamente basándose en una metodología que está muy desarrollada. Sin embargo, el entrenamiento de la táctica implica manejar una gran variedad de conceptos e ideas, resulta muy complejo. Muchos no trabajan la táctica, descargando toda esta responsabilidad en el jugador. Hay que profundizar constantemente en los aspectos tácticos, hay que aplicar tareas de entrenamiento variadas y siempre adaptadas a nuestros objetivos de juego. C.- La mejor transferencia a los partidos son los ejercicios o tareas con balón simulando acciones específicas de juego. Pero creo que, en bastantes casos, se están aplicando estas tareas sin análisis adecuado y sin valoración previa. Me refiero a que muchas veces no están coordinados los contenidos con los objetivos y que, por otra parte, no se adecua bien la carga física que sería apropiada en cada sesión y en cada ciclo de la planificación. B.- El modelo de entrenamiento más eficaz es el integral, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Efectivamente, el gran problema sigue siendo el cómo cuantificar la carga de entrena- miento. No es suficiente con hacer muchos ejercicios variados, sino que se trata de saber lo que se está haciendo, qué capacidad se está desarrollando y en qué me- dida se desarrolla en cada uno de los ejercicios. Además, una vez cuantificada la carga de trabajo, hay que distribuirla bien dentro de cada ciclo de entrenamiento de la temporada. Aquí radica el gran avance de nuestra metodología de entrenamiento. En este aspecto, considero que estamos en el buen camino por nuestra experiencia y análisis de las situaciones. C.- Actualmente, y ya desde hace algunos años, se está entrenando mucho con tareas de entrenamiento en espacios reducidos. Bastantes equipos, incluso, sólo pretenden desarrollar en espacios reducidos los aspectos tácticos. Creo que abusar mucho de esto perjudica la utilización correcta de todo el espacio de juego, por ejemplo, para ejecutar pases largos y cambios de orientación, para aprovechar la situación de compañeros lejos de la zona activa en ese instante. El trabajo continuo y exclusivo en espacios reducidos focaliza mucho la acción sobre el balón, pero perjudica el desarrollo de una buena visión periférica.
  • 11. 11Enero-2013 nº 203 B.- Hemos indicado, desde siempre, que el fútbol reducido es muy eficaz para el desarrollo de la técnica en los niños, debido a su constante participación en el juego. Pero es necesario buscar una adaptación al fútbol-once. No se debe entrenar siempre en espacios reducidos por dos motivos principales: en primer lugar porque hay que alternar las acciones tácticas entre los espacios reducidos y los espacios amplios; y en segundo lugar porque desde el punto de vista físico, para el desarrollo de ciertas cualidades, son también necesarios los movimientos sobre espacios amplios. C.- Nuestro deporte, el fútbol, es un deporte de habilidades abiertas. Por eso considero que la parte más específica del entrenamiento debe consistir en ejercicios, tareas y juegos en los que los jugadores tengan que estar buscando soluciones a las situaciones que les vamos planteando. B.- Eso es lo ideal. Se trata de que el futbolista utilice más la inteligencia táctica y que la desarrolle. Con las experiencias que los jugadores reciban y perciban en los entrenamientos, han de adquirir los suficientes conocimientos como para ser capaces de resolver las cambiantes situaciones tácticas que se presenten en los partidos. Tal como se explica metodológicamente, hay que ir de lo sencillo a lo complejo, pero hablando de la alta competición, cuanto antes introduzcamos lo complejo, mejor. A partir de aquí, para que el jugador perciba muchas cosas y busque las soluciones, debemos introducir mucha variedad en los elementos tácticos. C.- En base a cierta progresión metodológica, ¿cómo entrenas las acciones colectivas de ataque previsto?, ¿lo haces sin posición, con oposición, mediante juego real, con tareas muy concretas, con una mezcla de todas estas prácticas…? B.- Debe emplearse un poco de todo. Nosotros solemos empezar sin oposición, después situamos una oposición pasiva, a continuación metemos ciertas variantes de ejercicios y finalizamos con juego real. Hasta lograr una buena asimilación por parte de los jugadores, siempre hay que aplicar una progresión de menor a mayor dificultad. C.- Cuando buscas la organización general del desarrollo táctico para tu equipo, ¿sigues alguna secuencia preestablecida o lo haces de una u otra forma según las circunstancias que vayan aconteciendo? B.- Cuando estás entrenando a un equipo profesional partes de la base de que los futbolistas deben tener bien adquiridos los fundamentos tácticos mínimos. Resulta que muchas veces te llevas desagradables sorpresas en este aspecto, pero en principio hemos de partir de esa base. Presuponemos que los jugadores manejan bien la táctica individual. Partiendo de esto yo normalmente voy trabajando aspectos defensivos comenzando por la parte de atrás, subiendo al medio campo e incorporando después a los delanteros. Tras esto, trabajo las acciones ofensivas con el orden siguiente: la salida del balón, la circulación del balón y la finalización. Todo se hace progresivamente y de forma más global cada vez. Se comienza por líneas y después se enlaza el trabajo entre ellas. C.- Afortunadamente, ahora y desde hace tiempo, el marcaje que se utiliza habitualmente es el marcaje por zonas. Está claro que es el más efectivo y coherente en un deporte colectivo de colaboración y oposición directas, como el nuestro. En algunos casos se marca al hombre sobre
  • 12. 12Enero-2013 nº 203 algún jugador del equipo adversario. Desde el punto de vista del entrenamiento, ¿consideras que hay que desarrollar todas las formas de marcar para luego emplear una u otra en función de las circunstancias? B.- Lo ideal sería que todos los jugadores del equipo manejasen perfectamente todos los tipos de marcaje. Pero en la práctica resulta complicado contar con jugadores capaces de pasar de un marcaje individual a un marcaje mixto o a un marcaje zonal. Por otra parte, no es fácil tener tiempo suficiente para trabajar con todos los jugadores todos los tipos de marcaje. Por eso debemos apostar por un tipo de marcaje, dejando abierta la posi- bilidad de otras formas de marcar cuando observamos que la que estamos utilizando no nos resulta bien. Considero que los resultados se consiguen en base a un trabajo constante sobre una forma concreta de jugar, pero tiene que ser un trabajo bien desarrollado, un trabajo bien hecho, porque no solamente se trata de trabajar mucho, sino de un trabajo bien asimilado por los jugadores debido a que esté bien explicado, razonado y entrenado. C.- La técnica es ejecución, la táctica es lucha. La técnica hace que se realicen bien las acciones individuales de cada jugador. Podríamos considerar a la táctica como la coordinación colectiva de esas acciones individuales. B.- La técnica es fundamental. Muchos creen que los jugadores de ahora son menos técnicos, y no es así. Lo que sucede es que ha cambiado la técnica y ha pasado de ser técnica individual a ser técnica colectiva. Deben ejecutarse muy bien el control y el pase. Ejecutar el pase con precisión ante la actual presión de los rivales, es muy difícil; es mucho más difícil que tener el balón en los pies y conducir con espacio. La técnica es esencial porque es la base para que luego el equipo pueda jugar bien, pero siempre orientados en el orden de equipo que proviene de la táctica. C.- Generalmente se considera que hay que establecer los planteamientos de juego en base a los jugadores que se tengan en la plantilla. Aunque personalmente creo que los jugadores profesionales, con experiencia y buenos fundamentos técnicos, pueden adaptarse perfectamente a cualquier variante táctica y a cualquier forma de jugar. B.- Si hablamos de fundamentos, en teoría deberíamos pensar que es así, pero en la práctica no sucede esto. Por eso (dependiendo de las posibilidades que tengamos a la hora de confeccionar la plantilla) creo que lo más importante en este momento es adaptar la táctica a los jugadores. No obstante, si tienes una idea táctica y puedes elegir a los jugadores, tal como ocurre en algunos equipos grandes, es mejor hacerlo así porque de esta manera el entrenador enseñará con más pasión aquello en lo que
  • 13. 13Enero-2013 nº 203 realmente cree. Si tenemos un sistema y una forma de juego que nos permite jugar bien y ganar, defenderemos esto al máximo. Si podemos contratar a aquellos jugadores que acoplen a nuestra forma de juego, todo saldrá mejor. Lo que ocurre es que, tal como está ahora el fútbol, debemos tener diversas variantes tácticas y diferentes sistemas porque nadie puede hipotecarse con un sistema que no funcione. Hemos de buscar los cambios del sistema en cualquier momento, y para esto nos resultarán necesarios jugadores que sean inteligentes tácticamente. C.- Para tu equipo, ¿crees que resulta mejor adaptar muchas variantes tácticas o, por el contrario, consideras más adecuado tener pocas que estén bien afianzadas en el grupo? B.- Creo que no hace falta tener demasiadas variantes tácticas. Sí es importante para el equipo tener dos o tres posibilidades, manejar dos o tres sistemas o movimientos coordinados sobre el terreno de juego. Pero, por encima de todo, lo fundamental es que los jugadores tengan recursos suficientes para resolver por sí mismos ante deter- minadas situaciones. Considero que el fútbol no es tan complejo. Hace tiempo, los centrocampistas de banda hacían una serie de movimientos que son los mismos que hacen actualmente los mismos centrocampistas dentro de cualquier sistema. Lo que deben aplicarse son los fundamentos tácticos de base, que muchas veces se olvidan, y que son en bastante medida la clave para que un jugador sea muy bueno o sea, simplemente, correcto. Al margen de esto están los supercracks, que tienen un talento especial, pero que son poquísimos. C.- Muchos creen que el pase de gol aparece y que no se puede preparar. Yo creo que establecer ciertos movimientos colectivos en ataque favorece en gran medida la aparición del pase de gol. En concreto, ¿tú crees que el ataque debe ser previsto o que siempre es imprevisto sin que pueda organizarse previamente? B.- No estoy de acuerdo en que el ataque sea siempre imprevisto. Si observamos los ataques de diferentes equipos, veremos que casi todos se originan de la misma forma. Los ataques tienen que ser siempre lo más imprevistos posibles para el rival, pero siempre dentro de una serie de alternativas y posibilidades y basados en una lógica. Plantear un ataque totalmente imprevisto es dejar toda la responsabilidad a los jugadores para que el entrenador simplemente se siente a mirar lo que pasa. La obligación del entrenador es aportar una serie de alternativas para que, luego, el jugador sobre el campo encuentre la mejor solución. Pero el entrenador tiene que dar opciones a sus futbolistas y dejarles siempre un margen para que apliquen el talento que cada uno tiene. Benítez:“La obligación del entrenador es aportar una serie de alternativas para que, luego, el jugador sobre el campo encuentre la mejor solución”
  • 14. 14Enero-2013 nº 203 C.- Para la realización del fuera de juego, basada en el movimiento de salida de la línea de defensas, indícanos la metodología de trabajo y el tipo de tareas que utilizas para que luego en los partidos se realice de forma coordinada y simultánea. B.- Si trabajamos con una defensa de cuatro, mi idea inicial es que hemos de empezar con esa línea de cuatro hombres. No comienzo con un trabajo aislado de uno o dos hombres de esa línea, aunque cada uno de ellos tiene que conocer perfectamente los fundamentos. Realizamos movimientos concretos con esa línea de cuatro hombres para que asimilen las acciones colec- tivas que planteamos. Después ponemos a defender a esa línea de cuatro contra cinco futbolistas, buscando una inferioridad numé- rica defensiva para manejar los espacios y jugar al fuera de juego en determinados momentos. Poco a poco, vamos incorporando jugadores. Cuando ya hemos incorporado hasta ocho o diez jugadores y hacemos juego real, trabajamos también con dos o tres jugadores alternándolo con lo anterior. Según mi punto de vista, si dos o tres jugadores tienen que hacer pressing para realizar el fuera de juego, a pesar de que los movimientos son más sencillos que los que tienen que hacer cuatro cinco defensas, se trata de movimientos más arriesgados y complejos. Una línea de cuatro se mueve ocupando los espacios con más facilidad que dos o tres jugadores. Si quiero mover al equipo prefiero empezar con una línea de cuatro, pero si mi intención es jugar al fuera de juego tengo que trabajar con dos o tres jugadores. C.- Para lograr eficacia en la realización del fuera de juego hemos de tener presentes ciertos aspectos esenciales, como presión al pasador, actuación defensiva sobre los posibles receptores, movimiento coordinado en la salida de la línea de defensas y adelantamiento del portero para cubrir espacio a espaldas de sus compañeros. Hay que desarrollar pautas en los entrenamientos para la puesta en práctica de estos aspectos. B.- Considero que debemos jugar con una defensa en línea que marque en zona. Todos los jugadores han de tener la visión del balón, y es decisiva la presión sobre el lanzador rival. Partiendo de estas ideas básicas, empezamos a jugar con los adversarios observando a que distancia están los delanteros que se pueden meter en fuera de juego. Hay que coordinar bien los movimientos de los defensores pero creo que, principalmente, la eficacia de una defensa zonal en línea reside en que sea buena la presión sobre el balón. C.- Una forma de conseguir objetivos de juego, en defensa y en ataque, es conseguir superioridad numérica en la zona activa.
  • 15. 15Enero-2013 nº 203 B.- Aparte de técnica, táctica y preparación física, es imprescindible tener actitud. A partir de ahí, si el jugador verdaderamente quiere, podemos hacer dos contra uno, desdoblamientos, apoyos, paredes… Cualquier acción técnica o movimiento táctico sirve para conseguir superioridad numérica. Pero todo pasa por la actitud del futbolista. Una vez que contamos con la actitud de los jugadores, es indudable que tanto la preparación física, como la técnica, la táctica y la psicológica (relacionada con la actitud) tienen que ser muy buenas. C.- Se dice constantemente que la iniciativa del juego la tiene el equipo que posee el balón, aunque yo creo que la verdadera iniciativa la tiene el equipo que consigue que durante el partido suceda lo que tiene previamente planificado. B.- Muchos creen que tener el control del balón significa tener el control del partido. Pero no siempre es así. En muchas ocasiones, el control del partido lo tiene el equipo que no posee el balón porque, por unas circunstancias concretas que le interesen, puede decidir dónde va a recuperar el balón, cómo le va a recuperar, y qué hará con él cuando le recupere. De todas formas, pienso que lo ideal es llevar el control del juego a través del balón; pero esto solo pueden hacerlo ciertos equipos. Muchos equipos tienen que emplear otras armas, como son el orden en el campo y una serie de movimientos coordinados de sus futbolistas para poder tener el partido controlado sin tener la posesión del balón. C.- Yo tengo una idea concreta de lo que significa jugar bien, pero hay muchas ideas, y muy distintas, sobre esta cuestión. B.- En muchos aspectos, estamos ante un concepto cuyo significado de- pende de cada uno. Hay quien estima que jugar bien es tocar muchas veces el balón, pero otros piensan que jugar bien es buscar el resultado mediante un juego directo. Lo cierto es que, desde siempre, jugar bien tiene muchas acepciones: puede ser jugar en corto, jugar en largo, disputar cualquier balón, etc. Se trata de una apreciación particular. En lo que a mí respecta, jugar bien significa ser capaz de alternar el juego en corto con el juego en largo, aplicando efectividad y estética a todo el desarrollo del juego. Cuadrado:“Una forma de conseguir objetivos de juego, en defensa y en ataque, es conseguir superioridad numérica en la zona activa”
  • 16. Ejercicios de preparación general L os ejercicios de preparación general son conceptualizados sin tener en cuenta los contextos situacionales ni los condicionantes estructurales objetivos en los que se realiza la competición del juego de fútbol. En la práctica, son todos los ejercicios que no incluyen la utilización de la pelota como centro de decisión y acción motora del jugador. En efecto, las diferentes acciones motoras de respuesta a los diferentes contextos situacionales de la actividad competitiva requieren siempre la movilización de un conjunto de capacidades condicionales de soporte para que la ejecución sea eficiente o eficaz. En este sentido, cada respuesta motora requiere diferentes niveles de exigencia de fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad. Importa tener presente que cualquier acción motora, más o menos compleja, resulta inevitablemente de dos aspectos esenciales: de las múltiples formas de combinación de capacidades condicionales con los elementos críticos que constituyen cada acción 16Enero-2013 nº 203 Por Jorge Castelo Ejercicios de preparación general y ejercicios competitivos en fútbol M E T O D O L O G Í A Entrenador Nacional de Fútbol. Doctor en Ciencias del Deporte. Profesor de Metodología del Entrenamiento en la Universidad de Lisboa. Segundo Entrenador del Sporting de Lisboa. Profesor de CESFÚTBOL. Con el trabajo que presentamos a continuación completamos una serie dedicada a los diversos tipos de ejercicios para el entrenamiento de los jugadores y del equipo, en fútbol. En algunos números anteriores hemos expuesto clases de ejercicios con argumentación teórica y con todos los requisitos para su eficaz aplicación práctica. Ahora hacemos lo mismo con los que el autor de todos los trabajos, a los que hago mención, aquí denomina ejercicios de preparación general y ejercicios competitivos en fútbol. Otro interesantísimo documento de Jorge Castelo, técnico de referencia para todos por su transmisión de ideas sobre la dinámica del juego y su entrenamiento. Profesor en el aula, entrenador en el campo y autor de libros con altísimo valor para los técnicos de nuestro deporte. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)
  • 17. motora, y de la combinación de todas las capacidades o formas específicas de manifestación, ya que ninguna acción motora, por muy simple que pueda parecer, está basada en una sola capacidad condicional. 1.- Características Las capacidades condicionales (velocidad, fuerza, resistencia y flexibilidad) presentan también dos aspectos fundamentales: independencia elemental e interrelación compleja. La independencia elemental significa que las diferentes capacidades condicionales podrán ser estudiadas y potenciadas de forma aislada a través de diferentes medios de entrenamiento. En este ámbito podemos constatar que éstas son soportadas e influenciadas de forma predominante por un sistema funcional específico, son transferibles entre acciones motoras semejantes, son significativas para todas las acciones motoras, son individualizables dentro de ciertos limites y, por último, son entrenables a través del desenvolvimiento de un sistema propio de medios y métodos de entrenamiento coherentes y sistematizados. La interrelación compleja supone que la potenciación de una de las capacidades al más alto nivel podrá aumentar (transferencia positiva) o disminuir (transferencia negativa) el rendimiento de las diferentes formas de manifestación de las capacidades condicionales. 2.- Componentes Sin perder de vista los presupuestos fundamentales referidos, podemos establecer algunos ejemplos de ejercicios condicionales con una perspectiva individualizada: ejercicios de carrera continua o variable, ejercicios para aumentar la tasa de producción de fuerza, ejercicios de velocidad y ejercicios para mejorar o mantener niveles de flexibilidad. Ejercicios de carrera continua o variable Se emplean para la mejora de la resistencia. Son construidos con relación a los diferentes sistemas de producción de energía, respetando los componentes estructurales de volumen, intensidad, densidad y frecuencia; teniendo o no en cuenta la observación de la realidad competitiva que el juego del fútbol encierra en sí. Quiere decirse que existe la posibilidad de que estos ejercicios sean elaborados a partir de las observaciones y análisis de los desplazamientos de los jugadores cuando compiten. Partiendo de estos datos, se puede intentar reproducir esos índices en los ejercicios de entrenamiento con el objeto de mejorar las capacidades de resistencia general de los jugadores, teniendo también en cuenta las diferencias de sus misiones tácticas dentro del sistema de juego del equipo. En función del grado de especificidad con respecto a la situación competitiva, podemos clasificar la resistencia distinguiendo dos tipos: resistencia general y resistencia específica. En la resistencia general o de base, sus características fundamentales de trabajo se manifiestan en los siguientes aspectos: fomenta la preparación multilateral de los jugadores, direcciona los procesos de recuperación del jugador después de la realización de períodos de entrenamiento con elevados niveles de volumen e intensidad, crea una base funcional sobre la que se deberá apoyar firmemente la resistencia específica y potencia condiciones positivas para la variación de ejercicios de entrenamiento utilizados en las diferentes unidades del proceso de planificación. Es importante mantener una cierta variación entre los ejercicios de resistencia general y específica. La resistencia específica es la forma de manifestación propia de una determinada modalidad deportiva. Es decir, respecto a la capacidad de adaptación a una estructura del ejercicio de entreno que establece una relación de correspondencia dinámica con relación a las actitudes, los comportamientos motores, el régimen de funcionamiento orgánico del jugador y el respeto hacia los reglamentos de la modalidad. De aquí nace la necesidad de evaluar y reproducir índices esenciales de forma que se manifiesten realmente con criterios de afinidad analógica entre estos ejercicios y las situaciones competitivas fundamentales. La actividad deportiva de alto rendimiento se basa en un proceso progresivo de especialización que se manifiesta por un aumento del volumen de ejercicios de resistencia específica, tanto como por el incremento del nivel de exigencias establecidas para cada situación del entrenamiento. Esto significa que a medida que el jugador o el equipo van evolucionando 17Enero-2013 nº 203
  • 18. han de ser confrontados por procesos de entreno que recurran, de forma cada vez más acentuada, a medios de carácter especializado. La posibilidad de mantener una intensidad óptima en competición depende de un complejo de factores que incluyen, además de las adaptaciones metabólicas, sistémicas y neuromusculares adecuadas, una elevada economía técnico-táctica y características psíquicas determinadas. Ejercicios para aumentar la tasa de producción de fuerza Estos ejercicios son construidos con base en las diferentes formas de manifestación de la fuerza. Como en el caso de la resistencia, podrán ser elaborados de forma que se correspondan y respeten la predominancia de cada forma de manifestación de la cualidad en directa relación con la realidad competitiva del juego del fútbol. La fuerza puede ser clasificada de varias formas. Cada una de ellas está definida por manifestaciones de diferentes capacidades del sistema neuromuscular. En este sentido podemos considerar la capacidad de fuerza dividida en tres tipos específicos: máxima, rápida y resistente. La fuerza máxima es entendida como el valor más elevado de fuerza que el sistema neuromuscular es capaz de producir, inde- pendientemente del factor tiempo, contra una resistencia inmóvil. La fuerza máxima es la componente básica de la fuerza muscular, estando desde un punto de vista jerárquico en un nivel superior, lo que significa en términos prácticos que cualquier alteración de los niveles de fuerza máxima condi- cionan, por sí solos, los parámetros de la fuerza rápida y de la fuerza resistente. En el dominio de la fuerza máxima influyen formas de manifestación de la fuerza que están íntimamente relacionadas con el peso del jugador, como son la fuerza relativa (valor de la fuerza que puede ejercer un jugador por unidad de su peso corporal) y la fuerza óptima (nivel ideal de fuerza máxima necesaria en una determinada modalidad deportiva); teniendo en cuenta que un aumento de los niveles de fuerza máxima pudiera ser contraproducente con vistas a la obtención de buenos resultados. La fuerza rápida representa la capacidad del sistema neuromuscular para producir movimientos a velocidad elevada en un determinado período de tiempo, venciendo resistencias de valor medio y bajo. La fuerza rápida es prioritaria en la mayoría de los deportes acíclicos, como es el caso de los juegos deportivos colectivos. Podemos distinguir tres componentes relativos a la fuerza rápida, pese a que éstos no deben ser abordados separadamente porque se trata de conceptos interrelacionados y que fácilmente se confunden. Son los siguientes: fuerza inicial (capacidad del sistema neuromuscular para desarrollar, a partir de cero, la mayor fuerza posible en la menor unidad de tiempo posible), fuerza explosiva (capacidad neuromuscular de continuar ejerciendo las tensiones ya iniciadas, lo más rápidamente posible) y fuerza reactiva (capacidad de pasar rápidamente de una contracción excéntrica a una contracción concéntrica). La fuerza reactiva regula los altos rendimientos en modalidades deportivas en las que la actividad del ciclo muscular alargamiento-acortamiento es determinante para la obtención de buenos resultados, como es, precisamente, el caso del fútbol. La fuerza resistente representa una capacidad mixta de fuerza y resistencia. Se manifiesta en la posibilidad de realizar esfuerzos de fuerza en actividades de media y larga duración, resistiendo la fatiga y manteniendo el funcionamiento muscular en niveles elevados. Ejercicios de velocidad Estos ejercicios buscan la mejora de las diferentes formas básicas de manifestación de la velocidad, tal como la de reacción (simple y compleja), máxima, resistente, etc. Verchoshanskij (1988) refiere que “el rendimiento deportivo está determinado por diferentes factores que también 18Enero-2013 nº 203
  • 19. desempeñan un papel significativo en el desarrollo del rendimiento; no tienen todos el mismo valor, algunos son más importantes, o uno en concreto puede ser el más importante (el factor principal), el que determina de forma dominante y objetiva el rendimiento deportivo y su evolución”. Si a partir de aquí analizamos las variadas modalidades deportivas con importante componente locomotiva, podremos ver a la velocidad de movimientos del jugador como el factor dominante. La velocidad, casi exclusivamente, determina decisivamente el resultado deportivo. Los demás factores, como son la fuerza y la resistencia, por supuesto que son importantes, pero no “hacen” el rendimiento. El establecimiento concreto de objetivos en el ámbito del desarrollo de estos factores consiste entonces en facilitar la ejecución del ejercicio de competición con la máxima velocidad posible y posibilitar nuevos progresos de la velocidad a través del perfeccionamiento cuantitativo y cualitativo en el entrenamiento. En este sentido, la velocidad en el juego del fútbol se expresa por la rapidez de percepción y análisis de la situación, por la velocidad al encontrar mentalmente la solución del problema y por la velocidad en la ejecución motora de esa respuesta a la variedad de las situaciones de competición. La velocidad como factor condicional de la ejecución de la acción motora podría ser clasificada atendiendo a diferentes criterios, los cuales establecen diferentes formas de manifestación. Así, si tomáramos por criterio el ámbito cognitivo, podríamos evidenciar la velocidad de percepción, la velocidad de discriminación de los indicadores pertinentes de la situación dada, la velocidad de anticipación, la velocidad de encontrar solución, etc. En términos “clásicos” aún es habitual clasificar la velocidad según un criterio neuromuscular, y en este contexto podemos distinguir cuatro formas de manifestación de la velocidad: de reacción, de ejecución, de aceleración y resistente. Velocidad de reacción es la capacidad del sistema neuromuscular para responder a una estimulación dada en el menor tiempo posible. La reacción al estímulo puede ser considerada bajo dos formas: simple (respuesta a una señal conocida con anticipación del momento en que va a suceder y con conocimiento del tipo de respuesta que hay que dar) y compleja (respuesta a una señal sin conocer exactamente ni cuándo ni cómo va a ser esa señal ni tampoco tener una respuesta motora exclusiva). La velocidad y la precisión de la reacción compleja son determinadas por los siguientes factores: capacidad de observación, capacidad de anticipación y resolución, capacidad de orientarse correctamente, capacidad motora específica, nivel de pensamiento táctico, conocimiento del juego y velocidad de movimiento. Velocidad de ejecución es la capacidad del sistema neuromuscular para efectuar una acción con la velocidad de contracción máxima por parte de un músculo o un grupo muscular. La velocidad de ejecución es, de este modo, la velocidad máxima de contracción al ejecutarse una acción motora, por ejemplo, el remate. Velocidad de aceleración es la capacidad de incrementar rápidamente la velocidad, a partir de parado, y prolongar ese incremento. Está claro que al aumentar la aceleración se aumenta también la velocidad. En este contexto se aplican algunos principios de la biomecánica: largo recorrido de aceleración, la influencia constante de la fuerza, el orden de movilización muscular que será encadenado de manera que el siguiente se haga cuando la actividad del anterior haya alcanzado su máximo, y utilización máxima de la fuerza con establecimiento de tensión preliminar. Velocidad resistente es la capacidad de resistir a la instalación de la fatiga durante la ejecución de ejercicios de intensidad máxima y submáxima, identificada por la producción de energía anaeróbica. Depende de los siguientes factores: nivel de las reservas de energía (fosfocreatina y ATP), capacidad de movilización de esas reservas de energía sin presencia de oxígeno, capacidad muscular para poder seguirse contrayendo incluso en presencia de fuerte concentración de ácido láctico en la sangre, y capacidad volitiva (movilización de las reservas de “voluntad”). Ejercicios para mejorar o mantener niveles de flexibilidad Estos ejercicios determinan que el jugador pueda mejorar la ejecución de sus acciones táctico- técnicas, facilitando su práctica y optimizando de igual modo su aprendizaje. En sentido contrario, la falta de flexibilidad parece condicionar la economía en la ejecución de las acciones, lo que facilita la aparición de la fatiga. Desde la biomecánica, una mayor amplitud de movimientos permite aumentar la velocidad, la energía y el “momento” que es necesario generar durante la ejecución técnica. 19Enero-2013 nº 203
  • 20. 20Enero-2013 nº 203 Por otro lado, permite producir una mayor can- tidad de fuerza en los músculos involucrados en el movimiento, porque la energía elástica que es producida durante la fase de estira- miento es almacenada en el tejido muscular y es utilizada en el acortamiento subsiguiente. También promueve la relajación. Desde el punto de vista puramente fisiológico, la relajación disminuye la tensión muscular. Los altos niveles de tensión muscular tienen efectos negativos varios (disminución de la vigilancia, aumento de la presión arterial, menor economía, disminución del aporte de oxígeno y de nutrientes al músculo, lesiones, etc.) que predisponen a la fatiga. El trabajo de flexibilidad permite un mejor conocimiento de los límites del jugador, siendo una óptima forma de enriquecimiento personal e inte- riorización y disminuyendo la probabilidad de lesionarse. Existe una amplitud “óptima” que depende del tipo de movimiento de la modalidad deportiva concreta y permite, de hecho, disminuir el riesgo de lesión cuando los músculos y las articulaciones sean accidentalmente hiper-estirados. 3.- Objetivos Los ejercicios que no incluyan el balón como elemento central en la percepción y análisis de la situación (solución motora con respecto a la realidad de la actividad deportiva) son considerados medios generales de entrenamiento. Estos ejercicios tienen como objetivos fundamentales los siguientes aspectos: aislar uno o varios factores condicionantes, fomentar procesos de preparación, activar procesos de recuperación, concretar una base orgánica funcional y crear condiciones positivas para la alternancia entre ejercicios. Aislar uno o varios factores condicionantes Los factores condicionales de entrenamiento (como la fuerza, la velocidad, la resistencia y la flexibilidad) podrían ser mejorados y potenciados individuadamente. De esta forma, “se espera” que sus efectos tengan un nivel de transferibilidad positiva para soportar o potenciar posteriormente uno o varios programas motores específicos de respuesta a las situaciones reales de competición. Fomentar procesos de preparación Los ejercicios de entrenamiento de carácter general podrán tener como objetivo fundamental el aumento de la actividad de los diferentes sistemas funcionales de ámbito cognitivo, orgánico, neuromuscular y psicológico, con vistas a preparar al organismo para la siguiente parte del entrenamiento, esto es, para la parte principal de la sesión de entrenamiento. En este sentido, podemos resumir los objetivos de esta preparación (también denominada “de calentamiento”) de la forma que sigue: facilitar la adaptación progresiva del organismo, preparar a los jugadores en el plano psicológico para el entrenamiento y evitar (en la medida de lo posible) las posibilidades de lesiones musculares, articulares y tendinosas. Activar procesos de recuperación A través de ejercicios con volúmenes e intensidades reducidas podemos coartar la posibilidad de aparición de estados de sobreentreno después de períodos intensos y exigentes de trabajo de los diferentes sistemas funcionales del jugador, podemos conducir gradualmente al jugador a un nivel mínimo de preparación de base después de estar algún tiempo inactivo por diversas circunstancias,
  • 21. 21Enero-2013 nº 203 y podemos asegurar una reducción del ritmo de trabajo en el final de la sesión de entrenamiento de forma que se eleve al organismo del jugador a un estado propicio para el desenvolvimiento del proceso de recuperación. Concretar una base orgánica funcional Los ejercicios de preparación general presentan condiciones para que se promueva una adaptación orgánica funcional de base, con vistas a apoyar y soportar la aplicación de los ejercicios especiales de preparación del jugador. Crear condiciones positivas en la alternacia entre ejercicios Durante la pausa entre la realización de dos ejercicios de carácter específico con una complejidad dada, es útil realizar ejercicios generales como, por ejemplo, estiramientos, carrera a ritmo lento, etc.; con la intención de recuperarse físicamente tras el ejercicio realizado y prepararse mentalmente para el siguiente ejercicio. 4.- Compatibilización con otras clases de ejercicios Los factores condicionales determinan en gran medida el cumplimiento de las exigencias inherentes al aprendizaje y, especialmente, al perfeccionamiento y desarrollo de las acciones motoras de respuesta a los contextos situacionales que derivan de la competición de fútbol. Una acción de remate, por ejemplo, puede ser realizada de forma “técnicamente” correcta y en el momento “tácticamente” preciso, pero ser ineficiente debido a una fuerza insuficiente producida por los grupos musculares implicados en la ejecución de esa acción técnico-táctica, la cual, lógicamente, resulta ineficaz. Un jugador podrá ejecutar una acción de desmarque, con el objetivo táctico de desequilibrar la organización defensiva del equipo adversario, pero su acción puede no producir efecto positivo alguno si la velocidad con la que éste se desplaza es tan escasa que determinara la imposibilidad de establecer condiciones ventajosas para la conclusión del proceso ofensivo de su equipo. Es fácil concluir que la mejora adecuada y específica de las capacidades condicionales, con su perfeccionamiento y desarrollo, establece la potenciación en sentido positivo de su eficacia y eficiencia cuando son reproducidas en situaciones de entrenamiento o competición. De esta manera, podemos imaginar lo que esta mejora podría aportar a los jugadores que ejecutan “técnicamente” bien (desde el punto de vista biomecánico) pero cuya ejecución no posee la fuerza, la resistencia, la velocidad o la flexibilidad necesarias para una afirmación correcta de esos mismos comportamientos motores. Aunque no sea discutible la importancia de las capacidades condicionales en la mejora de la ejecución de las acciones motoras, lo que sí es discutible en la mayoría de las situaciones es la conceptualización subyacente a la construcción de los ejercicios, medios y métodos de entrenamiento utilizados para el desarrollo de las capacidades condicionales que soportan los diferentes procedimientos táctico-técnicos, tanto durante su aprendizaje como más tarde, durante sus propios procesos de perfeccionamiento y desarrollo. Si la conceptualización de base hubiera sido la compartimentación de las diferentes capacidades descontextualizadas de la situación en la que éstas normalmente ocurren, desarrollaremos sin duda jugadores más “fuertes”, más “rápidos”, más “resistentes” y más “flexibles”, pero ejecutando acciones motoras desajustadas en el dominio técnico, táctico y estratégico. Por tanto, ineficaces con respecto a los objetivos de la lógica interna del juego del fútbol. A pesar de la relación de interdependencia entre el factor motor y el factor condicional, es igualmente importante considerar la existencia de una subordinación entre lo esencial (la acción técnica o táctico-técnica) y lo complementario (la condición en sus diferentes formas de manifestación). El entrenador debe desarrollar ejercicios de entrenamiento que potencien las diferentes capacidades condicionales de soporte a la respuesta motora del practicante y, siempre que sea posible, hacerlo de forma integrada. No será correcto desde el punto de vista deportivo desarrollar de forma más o menos profunda, exhaustiva, las capacidades condicionales o sus diferentes formas de manifestación, si al mismo tiempo se desvirtúa la ejecución de la respuesta motora en el plano de su perfeccionamiento o de su mero desarrollo.
  • 22. 22Enero-2013 nº 203 5.- Modelado del ejercicio como factor prioritario El modelado es el proceso que intenta corre- lacionar el ejercicio de entrenamiento con las exigencias específicas de la competición. Según esta forma de pensar, cuanto mayor es el grado de correspondencia entre los modelos utilizados (ejercicios de entrenamiento) y la competición futbolística, mejores y más eficaces serán sus efectos, fundamentándose así la optimización del proceso de entrenamiento. El modelado intenta trasladar al entrenamiento los modelos más eficaces y las tendencias evolutivas que caracterizan el desempeño de los mejores juga- dores y de los mejores equipos del mundo. De esta manera, a través de los ejercicios de entrenamiento, se estimula el desarrollo de actitudes y comportamientos táctico-técnicos que serán altamente potenciados por medio de la maximalización de los factores condicionales específicos de soporte. De hecho, no siempre se ha prestado la debida atención a la necesidad de crear ejercicios de entrenamiento que integren los diferentes factores del rendimiento, específicamente en el sentido de la fundamentación de este proceso, ni desde el punto de vista conceptual ni desde el punto de vista metodológico y aplicativo. Partiendo de esta perspectiva, han sido establecidas muchas veces pautas para los parámetros de la fuerza, de la velocidad, de la resistencia y de la flexibilidad sin tener en cuenta la verdadera esencia y finalidad de los ejercicios de entrenamiento en cuanto a la concreción del perfeccionamiento y desarrollo de la acción de respuesta motora a la contextualidad de la situación propuesta. Ejercicios competitivos 1.- Concepto Los ejercicios denominados competitivos son medios específicos de preparación de jugadores y equipos, siendo totalmente semejantes a la esencia y naturaleza de la competición del juego futbolístico, es decir, son los que más se acercan a sus condiciones reales. 2.- Objetivos Los ejercicios competitivos tienen como objetivo esencial establecer una adaptación funcional más compleja y específica a la realidad competitiva del fútbol. Contribuyen así con especial eficacia en la armonización entre las varias componentes del entrenamiento, ajustando los factores de preparación de carácter individual, sectorial, intersectorial y de equipo a las situaciones específicas competitivas. Podemos sintetizar los objetivos a alcanzar de la siguiente forma: Aproximación de las condiciones de entrenamiento a las competitivas La lógica fundamental de la práctica de los ejercicios competitivos es la de aproximar las condiciones de preparación a las realidades competitivas. Así, procuraremos correlacionar el ejercicio de entrenamiento con el modelo de juego y éste, a su vez, con las exigencias competitivas. Según este enfoque, cuanto mayor sea la correlación, mejores y más eficaces serán sus efectos. Se fundamenta así la optimización del proceso de entrenamiento, acelerando e intensificando los procesos de adaptación. Potenciación de las diferentes misiones tácticas específicas Los ejercicios competitivos potencian la cooperación de las diferentes misiones tácticas específicas de los jugadores, que son conjugadas en busca de una interdependencia funcional y
  • 23. 23Enero-2013 nº 203 operacional para aumentar la eficacia del juego. Cada misión táctica tiene tareas, objetivos, responsabilidades y espacios bien delimitados. No obstante, la organización dinámica evidencia la necesidad de que se creen sectores de juego en los que un número limitado de jugadores desenvuelven sus acciones conjuntas y coordinadas de forma especializada. Es importante no restringir la iniciativa y capacidad individual, valorar las particularidades de los jugadores y combinar las diferentes misiones tácticas específicas. Articulación de los diferentes sectores de juego La práctica de los ejercicios competitvos potencia la homogeneidad táctica en cada sector de juego, así como la articulación coherente y racional entre sectores, para disminuir su permeabilidad a las acciones de los adversarios, mejorando así su organización dinámica. Dicho de otro modo, la operacionalidad de estos ejercicios potencia el trabajo del equipo, mejorando su articulación y sincronización. Evaluación del modelo de juego adoptado Los ejercicios de entrenamiento competitivos hacen posible la evaluación global del modelo de juego adoptado. Al ponerse a prueba el modelo de juego del equipo ante condiciones similares a la realidad competitiva, se pueden formular análisis que nos llevan a condiciones favorables para su replanteamiento, perfeccionamiento o desarrollo. Sólo en estas condiciones es posible detectar los errores y las disfunciones, y también otros aspectos esenciales para la mejora del modelo de juego. Toda la preparación y mejora de un equipo se debe asentar sobre la calidad de los ejercicios de entrenamiento, que debe ser similar a lo que encontraremos en competición. Entrenamiento y competición son dos caras de una misma moneda en cuanto al desarrollo de los jugadores y del equipo a lo largo del tiempo. Integración de los factores de entrenamiento La operacionalidad de los ejercicios competitivos fundamenta la integración de los factores de preparación. Se desarrollan los aspectos individuales, sectoriales, intersectoriales y globales de forma integrada e interactiva. A través de la aplicación de estos ejercicios se hace posible potenciar las relaciones intrínsecas entre todos los factores de preparación del equipo. Experimentación del plan de juego La concepción y aplicación de los ejercicios competitivos posibilitan la experimentación del plan de juego, y a través de ellos se analiza la orientación general del juego colectivo, la adaptación de los métodos de juego en función de las particularidades tácticas rivales, la aplicación de acciones tácticas diferentes para sorprender al adversario, la constitución del equipo y las misiones tácticas específicas que se han distribuido. Así es posible examinar el plan de juego construido para la futura competición con el objetivo de perfeccionar condiciones y circunstancias para su aplicación eficaz. En este ámbito se observan las consecuencias de las alteraciones puntuales y temporales preconizadas para una determinada competición. Observación de las actitudes Los ejercicios competitivos posibilitan analizar de forma más exacta las actitudes, los temperamentos y los niveles de confianza ante situaciones contextuales. Los jugadores tendrán que confrontarse con condiciones objetivas del juego, esto es, con “verdaderos” rivales y con arbitrajes formales. “Toda la preparación y mejora de un equipo se debe asentar sobre la calidad de los ejercicios de entrenamiento”
  • 24. 24Enero-2013 nº 203 Adquisición de ritmo competitivo La práctica de los ejercicios competitivos promueve la adquisición de un ritmo de juego que no sería viable adquirir de otra manera. Efectivamente, la operacionalidad de estos ejercicios crea condiciones para variar secuencialmente la ejecución de las acciones motoras específicas, llevar a los adversarios a estados de crisis de raciocinio táctico, jugar con diferentes grados de “seguridad vs riesgo”, e imponer un ritmo cuya variación produzca en los adversarios respuestas desfasadas con relación a los momentos idóneos de su aplicación. En otro aspecto más, los ejercicios competitivos pueden ser utilizados para mejorar el ritmo competitivo de jugadores que, por la razón que fuere, están atrasados en su preparación con respecto a los otros compañeros (por haber estado lesionados, por ejemplo) o que no son habitualmente elegidos para jugar los partidos de competición. Orientación y dirección del equipo La operacionalidad de estos ejercicios promueve la orientación y dirección del equipo a través de la optimización de los comportamientos táctico-técnicos individuales y grupales. Sólo es posible dirigir un equipo cuando los jugadores están predispuestos a dejarse dirigir, sólo es posible dirigir un equipo cuando se usan medidas directivas apropiadas acompañadas por medios apropiados, sólo es posible dirigir un equipo cuando se conocen y respetan las necesidades individuales y se consigue que se satisfagan dentro del marco de las necesidades grupales. Para una dirección eficaz, son condiciones básicas escuchar y observar; presuponen que el entrenador sabe y tiene buena predisposición. 3.- Reglas Desde el análisis de los ejercicios competitivos podemos establecer cuatro tipos de reglas básicas para su construcción: práctica del juego, partidos de entrenamiento, entrenamiento para la experimentación del plan táctico-estratégico y partidos preparatorios. Práctica del juego Los ejercicios de entrenamiento de práctica del juego se conceptualizan y desenvuelven en condiciones próximas a las situaciones reales de competición, y en ellos el entrenador da un mayor énfasis sobre determinados aspectos específicos de la organización del equipo. En este dominio se crean condiciones para que esos aspectos más particularizados se puedan expresar de la forma más frecuente y visible, posibilitando que los jugadores se hagan conscientes de cómo los pueden interpretar y resolver de forma eficaz. Para estas prácticas pueden utilizarse solamente a los jugadores del equipo o también los de un equipo más joven del mismo club. De esta última forma se proporcionaría un contacto práctico con diferentes realidades en el ámbito de la eficacia táctico- técnica, del ritmo de juego, de los diferentes niveles de experiencia acumulada, y también la posibilidad de aplicación de nuevas concepciones en el dominio estratégico y táctico. El hecho de que estemos confrontando equipos teóricamente más débiles con el nuestro, puede ser contrarrestado por el mayor empeño y motivación que suelen mostrar los jóvenes jugadores para responder a estos nuevos retos. También pueden establecerse determinados desequilibrios numéricos o de resultado. En los ejercicios de práctica del juego, el entrenador deberá interrumpir siempre que lo considere necesario para corregir acciones desarrolladas. Es más importante desarrollar acciones acordes con nuestros planteamientos básicos, que mantener un ritmo de juego dado. El objetivo fundamental de estas prácticas de juego es el estudio y perfeccionamiento de acciones competitivas correctas. “Es más importante desarrollar acciones acordes con nuestros planteamientos básicos, que mantener un ritmo de juego dado”
  • 25. 25Enero-2013 nº 203 Partidos de entrenamiento Los partidos de entrenamiento tienen como principal objetivo que la cantidad de movimientos y el ritmo del juego sean lo más similares posible a la competición. Más allá de este encuadre, todos los aspectos de organización del juego del equipo son importantes, no habiendo una preocupación particular prioritaria con relación a otras, pues todas son relevantes. Luego, la reflexión del entrenador acerca de la funcionalidad del equipo y la concentración competitiva de los jugadores debe ser dirigida para todos los aspectos que derivan de la aplicación del modelo de juego adoptado. Consecuentemente, el número de interrupciones por parte del entrenador ha de ser menor que en los ejercicios de práctica del juego. Para llevar esto a cabo, se entrena “compitiendo” contra jugadores de la propia plantilla o contra un equipo filial o contra un equipo vecino. Entrenamiento para la experimentación del plan táctico-estratégico Estos ejercicios tienen como objetivo fundamental verificar el comportamiento del equipo bajo la necesidad de cumplimentar un plan estratégico-táctico específico. Este plan se construye en función de las alteraciones puntuales y temporales a la funcionalidad general del equipo que son aplicadas solamente para determinado partido ante circunstancias a considerar. Es posible, a través de los presupuestos que soportan la finalidad de la aplicación de estos ejercicios, evaluar el grado de pertinencia del plan que hemos diseñado, o incluso modificarlo si fuera necesario. En este sentido, hay que atender a cuatro aspectos particulares: si el equipo “sparring” es conveniente o no que sea de nuestro propio club, si ese rival debe simular lo mejor posible las condiciones que se van a dar en la competición oficial, calcular bien los esfuerzos-recuperaciones debido a que son ejercicios que se realizan próximos en el tiempo a la competición, y vigilar que se respete el reglamento (especialmente evitando contactos de los que puedan derivar lesiones que eliminen jugadores con vistas a la competición que estamos preparando). Partidos preparatorios Los partidos de preparación son ejercicios de entrenamiento cuya estructura básica es concordante con la competición, coincidiendo en el contenido de sus acciones en los fundamentos estructurales y en la orientación general. Estos ejercicios se realizan contra equipos que no pertenecen al club, representando una oposición seria y más formal, incluyéndose un arbitraje oficial. Estos ejercicios ayudan al entrenador a valorar los niveles alcanzados por el equipo en competición, ofreciendo información sobre el verdadero grado de preparación del equipo. Los partidos de preparación son normalmente usados antes del inicio de las competiciones oficiales, siendo habitual en ese período la participación en mini-torneos a los que concurren varios equipos que en pocos días (por ejemplo, una semana) juegan diferentes partidos entre ellos. En estos partidos podemos establecer también objetivos especiales parciales del tipo: no ser goleados (dando prioridad al juego defensivo cuando el rival es de un nivel más alto), marcar el mayor número de goles posible (dando prioridad a la fase ofensiva cuando juguemos con rivales inferiores), ejecutar el mayor número de veces posible determinadas acciones colectivas, aplicar un determinado concepto estratégico para circunstancias concretas. 4.- Efectos Los efectos derivados de la aplicación de los ejercicios competitivos se basan en los seis siguientes aspectos: recrean los requisitos específicos del juego, posibilitan la evaluación del modelo de juego, se confirman como los medios más eficaces de entrenamiento, perfeccionan el trabajo del equipo, potencian un ritmo específico de juego, y promueven condiciones de orientación y dirección del equipo.
  • 26. 26Enero-2013 nº 203 Recrean los requisitos específicos del juego Los ejercicios competitivos desempeñan un papel extremadamente importante en la preparación de los jugadores y del equipo, sin ellos es imposible moldear de forma correcta los requisitos específicos del juego futbolístico. Estimulan indeleblemente la consecución de un elevado nivel de preparación. En este aspecto, se crean condiciones favorables para que los jugadores mejoren sus prestaciones ampliando los límites de sus capacidades, y se hace posible que el entrenador analice las formas de influenciar positivamente en los factores que puedan estar limitando la progresión de sus jugadores. Posibilitan la evaluación del modelo de juego A través de los presupuestos establecidos por estos ejercicios de entrenamiento es posible experimentar y evaluar, con un elevado grado de certeza, el nivel de consolidación y asimilación del modelo de juego preconizado por el equipo. Se reúnen de este modo datos o referencias fundamentales para redireccionar, perfeccionar o modificar aspectos más o menos particulares de la planificación conceptual del equipo y el nivel de pertinencia del plan de juego, a través del cual se efectúan alteraciones puntuales y temporales de la expresión táctica de base del equipo, en función del conocimiento del equipo adversario y de las condiciones objetivas sobre las que se jugará la próxima competición. Se confirman como los medios más eficaces de entrenamiento Los ejercicios competitivos son las formas de preparación que más se asemejan a las condiciones reales de competición. En este sentido, desde que se haya conseguido la comprensión y asimilación correcta de los elementos generales y específicos de la funcionalidad del modelo y del plan de juego, estos ejercicios se consideran como, probablemente, los medios más eficaces del proceso de entrenamiento. Sin embargo, hay que insistir en que los ejercicios compe- titivos son parte de un trayecto de preparación cuya sostenibilidad deriva de la previa aplicación de otros ejer- cicios sin los que no es posible su renta- bilización. Los ejercicios competitivos están en la cima de una perspectiva didáctico-metodológica, cuya aplica- ción sólo tiene sentido cuando está basada en los efectos derivados de los contenidos de otros ejercicios de entrenamiento. Perfeccionan el trabajo del equipo El efecto fundamental de los ejercicios competitivos se sitúa en la posibilidad de desarrollar, simultáneamente, la capacidad individual de los jugadores y perfeccionar el trabajo del equipo, mejorando su sincronización y articulación. La armonización comportamental de los once jugadores que detentan diferentes funciones tácticas sólo es posible a través de procesos de entrenamiento que reúnen condiciones lo más parecidas posible a aquellas en las que se compite realmente. “Los ejercicios competitivos desempeñan un papel extremadamente importante en la preparación de los jugadores y del equipo”
  • 27. 27Enero-2013 nº 203 Potencian un ritmo específico de juego Los ejercicios competitivos crean condiciones para que se potencie una variedad de velocidad de ejecución de las acciones individuales y colectivas que sea la más conveniente para mantener los niveles de rendimiento. Este ritmo ha de impedir que el equipo adversario se adapte a los constantes y secuenciales cambios de ritmo de ejecución motora. Promueven condiciones de orientación y dirección del equipo La lógica de los ejercicios competitivos promueve condiciones para el establecimiento de formas específicas de comunicación, conteniendo señales, códigos y frases a través de los que el entrenador orienta y dirige al equipo. En esta perspectiva, la práctica de estos ejercicios posibilita el desarrollo de un lenguaje común cuyo significado y entendimiento sólo es accesible al grupo. Estos códigos de comunicación desarrollan reglas de orientación y dirección táctica del equipo con la intención de adaptar y mejorar la funcionalidad de éstos para su aplicación en la competición. 5.- Limitaciones Es importante atender a algunos aspectos particulares en la utilización de los ejercicios competitivos que se pudieran convertir en perjudiciales. Hay que escoger el equipo adversario, atender al periodo del plan anual de entrenamiento, reducir la posibilidad de ejecución de acciones al margen de las leyes del juego, prever y anticipar conflictos, atender a la capacidad de los jugadores. Escoger el equipo adversario Hay un conjunto de presupuestos importantes en la elección del equipo a enfrentar. De todos modos, el principal es que éste simule lo mejor posible las condiciones que pretendemos observar, analizar y probar con respecto a nuestro equipo. La elección del rival podrá variar entre un conjunto de jugadores elegidos dentro de nuestro propio equipo, un equipo (bien de más nivel, o bien de menos nivel) de nuestro propio club, y un equipo invitado de otro club. Atender al período del plan anual de entrenamiento En la utilización de los ejercicios competitivos se debe tener presente el periodo dentro del proceso anual de entrenamiento. En efecto, su aplicación durante el pre-competitivo debe atender al hecho de que se trata de alcanzar un nivel de rendimiento alto con vistas a la competición oficial. En caso de realizarlos durante el periodo competitivo hay que controlar su aplicación para que no se acumule mucha fatiga previamente al siguiente partido oficial. Para no incurrir en este riesgo se proponen interrupciones sistemáticas y espaciadas a lo largo del entrenamiento para que los jugadores tengan la posibilidad de recuperarse de los esfuerzos producidos y, además, para recibir informaciones pertinentes por parte del entrenador. Reducir la posibilidad de ejecución de acciones al margen de las leyes del juego En este sentido es importante tener especial cuidado en lo que se refiere a los eventuales roces (faltas, infracciones...) que pudieran ocurrir durante los partidos de entrenamiento, y que podrían originar lesiones que impidan a algunos jugadores seguir en el partido o incluso su concurso en los próximos partidos de competición oficial. Prever y anticipar conflictos Ante la utilización de estos ejercicios de entrenamiento se debe preparar a los jugadores para la posibilidad de que surjan conflictos entre los ellos, lo que crearía condiciones para que dejasen de concentrarse en los objetivos del entrenamiento, perdiéndose irremediablemente sus efectos. Atender a la capacidad de los jugadores Para la aplicación de estos ejercicios es importante verificar que todos los jugadores estén capacitados para soportarlos, pues algunos podrían necesitar de medios de entrenamiento graduales con vistas a superar momentáneas carencias.
  • 28. 28Enero-2013 nº 203 6.- Momentos El emplazamiento de estos ejercicios de entrenamiento ha de ser en la parte principal de la sesión. Con vistas a ello, es fundamental realizar una fase preparatoria correcta, utilizando ejercicios de carácter general (para estimular las funciones más importantes) y específico (ejecutando acciones simi- lares a las que se van a realizar durante el ejercicio fundamental). Con relación al microciclo semanal de preparación, estos ejercicios se aplicarán, como máximo, una vez por semana, en una sesión de trabajo intermedia entre el partido anterior y el siguiente. En esta línea se procurará que la apli- cación de esta “competición-entrenamiento” tenga presente la reflexión sobre los aspectos menos positivos identificados en el partido anterior y el reforzamiento de los positivos. El objetivo prioritario será examinar el plan estratégico-táctico que se aplicará en el siguiente partido de competición. 7.- Organización 1.- Desequilibrios de carácter numérico 2.- Desequilibrios en el resultado del juego
  • 29. 29Enero-2013 nº 203 3.- En función del tiempo de juego 4.- Variando su duración 5.- Dividiendo su duración en partes
  • 30. 30Enero-2013 nº 203 6.- De la sucesión de los goles 7.- Del equipo que primero concrete los goles 8.- De las partes fijas del juego
  • 31. 31Enero-2013 nº 203 9.- De acciones individuales o colectivas 10.- De los marcajes individuales 11.- De objetivos tácticos variables
  • 32. 32Enero-2013 nº 203 12.- De remates desde larga distancia 13.- De cambios constantes del ángulo de ataque 14.- De la profundidad ofensiva
  • 33. 33Enero-2013 nº 203 15.- Del número de contactos con el balón por intervención 16.- De las decisiones del árbitro BIBLIOGRAFÍA BARREIROS, J., (1994) O efeito de interferência contextual. Edições FMH, U.T.L. BAUER, G., e UEBERLE, H., (1988) Fútbol - Factores de rendimiento dirección de jugadores y del equipo, Ediciones Martínez Roca, Barcelona, Espanha BOMPA, T. (1993) Theory and methodology of training, Kendal/Hunt publishing company, USA BOTA,I.,EVULET,D.,(2001)Jogosdesportivoscolectivos-teoriaemetodologia.HorizontesPedagógicos.InstitutoPiaget.Lisboa. CASTELO, J., (1994) Futebol - modelo técnico-táctico do jogo, Edições FMH, Universidade Técnica de Lisboa CASTELO, J., (1996) O exercício de treino desportivo in Metodologia do treino desportivo, edições FMH, U.T.L. CASTELO, J., (1999) Fútbol - estructura y dinámica del juego, INDE Publicaciones, Barcelona CASTELO, J., (2002) O exercício de treino desportivo, Edições FMH, Universidade Técnica de Lisboa CASTELO, J., (2003) Futebol - Guia prático de exercícios de treino. Visão e contextos. Lisboa CASTELO, J., (2004) Futebol. Organização dinâmica do jogo, Edições FMH, Universidade Técnica de Lisboa CASTELO, J., (2006) Futebol – Concepção e organização de 1100 exercícios específicos de treino. Visão e contextos. Lisboa DIETRICH, K., (1978) Le football, apprentissage et pratique par le jeu, Vigot ed, Paris FAMOSE, J.P,. (1990) Apprentissage moteur et difficulté de la tache, INSEP - Publications, Paris GARGANTA, J., (1996) Modelação táctica do jogo de futebol. Estudo da organização da fase ofensiva em equipas de alto rendimento. Tese de doutoramentos. FCDEF-UP. Porto. GARGANTA, J., (2000) Horizontes e Órbitas no treino dos jogos desportivos. Edição do autor FCDEF-UP. Porto. LIMA, T. (2000) Saber treinar aprende-se. Centro de estudos e formação desportiva. Secretaria de estado do desporto. PIRES, G. (2003) Gestão do Desporto - Desenvolvimento Organizacional. Ediçaõ Apogesd.Porto. SILVA, P & GARGANTA, J. (2000) O jogo de futebol: entre o caos e a regra. Revista horizonte, Vol XVI, nº91, pp: 5-8. TEODORESCU, L., (1984) Problemas de teoria e metodologia nos desportos colectivos, Livros Horizonte, Lisboa VERCHOSHANSKIJ, J. (1988) Entrenamiento deportivo, planificación e programación, Ediciones Martínez Roca, Madrid
  • 34. 34Enero-2013 nº 203 La toma de decisiones como fundamento táctico Introducción E l comportamiento táctico-estratégico incluye conductas de toma de decisiones sobre la utilización de los recursos disponibles para afrontar las demandas de la competición, teniendo en cuenta las necesidades y condiciones existentes (la situación en el marcador, las acciones de los adversarios, las condiciones climatológicas, etc.) y, en las especialidades colectivas, la interacción que debe producirse entre las acciones de los deportistas del equipo. El comportamiento táctico- estratégico (que a partir de este momento nombraremos simplemente como comportamiento táctico) incluye tres grandes tipos de decisiones que interactúan entre sí, en función de sus efectos y otros determinantes: las decisiones que se centran en el plan de actuación antes de comenzar la competición; las que se toman sobre la ejecución inmediata en los periodos de participación activa; y las que se refieren al mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación en función del desarrollo de la competición. Doctor en Psicología. Máster en Ciencias de Psicología Clínica. Entrenador Superior de baloncesto. Profesor Titular de Psicología de la UNED. Ex-Seleccionador Nacional de Baloncesto Femenino de España. Por José María Buceta T Á C T I C A Además de psicólogo de mucho prestigio, José María Buceta es un entrenador de baloncesto muy reconocido y con experiencia práctica en la más alta competición internacional en la categoría femenina del deporte de la canasta. Como psicólogo y como entrenador superior de baloncesto ha desarrollado, y desarrolla, una gran labor, tanto en las aulas como en los terrenos de juego. Nos ofrece un trabajo muy didáctico sobre la toma de decisiones en el deporte y, fundamentalmente, en los deportes de equipo. No solamente habla de la toma de decisiones del deportista ante cada situación del juego, sino que presenta toda la gama de decisiones que rodean al planteamiento de un partido y a su desarrollo. Las clasifica en tres grandes grupos: decisiones sobre el plan de actuación, decisiones sobre la ejecución inmediata y decisiones sobre el mantenimiento o replanteamiento del plan de actuación. (Jesús Cuadrado Pino, director de TRAINING FÚTBOL)
  • 35. 35Enero-2013 nº 203 35 Decisiones sobre el plan de actuación en una competición Estas decisiones se toman antes de que comience la competición, consi- derándose todas las circunstancias específicas que, en cada caso, puedan ser relevantes (trascendencia, rivales, terreno, climatología, etc.) y los recur- sos propios disponibles que convenga utilizar para afrontar esa competición. Por ejemplo, se puede decidir que se jugará con un determinado tipo de formación defensiva, que se tirará del pelotón para provocar una carrera rá- pida, o que se asumirá mayor o menor riesgo en determinadas situaciones del juego. En algunos deportes, fundamentalmente en los de equipo, estas decisiones las toma el entrenador y éste se las transmite a los deportistas; mientras que en otros deportes, el entrenador y el deportista suelen adoptar una decisión conjunta o es el propio deportista el que asume esta responsabilidad. En cualquier caso, es muy conveniente que cada deportista tome algunas decisiones de este tipo para preparar su propio plan de actuación. Puesto que estas decisiones pueden sopesarse antes de la competición (con más o menos tiempo, según los casos), es posible generar múltiples alternativas y estudiar con detenimiento las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas; desembocando, finalmente, en la decisión que se considere mejor. En este proceso, como es lógico, la información existente y el conocimiento táctico del entrenador o el deportista que deba tomar una decisión, constituyen elementos de la máxima importancia que determinan la calidad de la decisión. Las técnicas de solución de problemas e instrumentos como las matrices de decisiones, adaptados cada situación concreta, pueden ser de gran ayuda para la toma de este tipo de decisiones. Tendencia de funcionamiento en la competición Las decisiones sobre el plan de actuación señalan la tendencia o estilo de funcionamiento de los deportistas en la competición, es decir, predisponen a los deportistas a actuar de una determinada manera ante las distintas situaciones que se les presentarán cuando compitan. Por ejemplo, antes de comenzar una etapa de una carrera ciclista, se decide que los corredores del equipo deben evitar que se produzcan o fructifiquen las escapadas de determinados corredores de otros equipos. Esta decisión indica la tendencia de funcionamiento de los corredores durante la etapa. Bajo esta tendencia, los corredores procurarán estar, predominantemente, en los primeros puestos del pelotón, controlando la carrera, y reaccionarán en consecuencia cuando se produzcan intentos de escapada de los corredores adversarios señalados. “Las decisiones sobre el plan de actuación señalan la tendencia o estilo de funcionamiento de los deportistas en la competición”
  • 36. 36Enero-2013 nº 203 Decisiones sobre la ejecución inmediata Estas decisiones se toman en los periodos de participación activa de la competición, y su resultado directo es el rendimiento. Por ejemplo, un jugador de fútbol decide entre tirar a gol o pasarle el balón a un compañero; un corredor de fondo decide entre adelantar e incrementar el ritmo, o quedarse en el pelotón y esperar. A diferencia de las decisiones anteriores, éstas sólo pueden ser tomadas por los deportistas, por lo que deben ser entrenados específicamente para que aprendan a decidir con acierto; siendo éste, en definitiva, el objetivo final del aprendizaje táctico. El tiempo disponible para tomar estas decisiones varía en función de las características de cada especialidad, pero en numerosas ocasiones, el deportista debe decidir en un momento muy preciso y un tiempo muy reducido. En cualquier caso, las decisiones precipitadas o tardías, suponen un rendimiento deficitario. Pensemos, por ejemplo, en el tenista que sube demasiado pronto o demasiado tarde a la red, en el corredor que ataca antes de tiempo o en el jugador de fútbol que se entretiene con el balón cuando está solo delante del portero. En casos como estos no hay tiempo para generar y analizar alternativas, y el deportista debe decidir “automáticamente” en base a su entrenamiento previo. Influencia de la tendencia de funcionamiento y de las circunstancias antecedentes Como se plantea en la tabla anterior (tabla 1), las decisiones sobre la ejecución inmediata pueden estar determinadas por dos grandes factores: La tendencia de funcionamiento (que se deriva del plan previo de actuación), y las situaciones y estímulos antecedentes (circunstancias antecedentes) que se presentan en cada momento concreto de la competición (acciones de los rivales, posición en el campo, etc.).
  • 37. 37Enero-2013 nº 203 El primer factor se refiere a la tendencia bajo la que el deportista debe actuar; mientras que el segundo incluye los elementos que en el presente aconsejan actuar en una dirección determinada. En general, el comportamiento táctico apropiado corresponderá a las decisiones que se ajusten a las exigencias comunes de ambos factores o al factor que, según las circunstancias, deba tener más peso en cada momento concreto. Pensemos en el equipo ciclista de un ejemplo anterior. La tendencia de funcionamiento de los corredores de este equipo es evitar las escapadas de determinados corredores contrarios (factor 1). En un momento crítico de la etapa se produce la situación de un intento de escapada (factor 2). Los dos factores determinantes de la decisión apuntan en la misma dirección: los corredores de este equipo deben decidir salir detrás de los adversarios para abortar el intento de escapada. Siguiendo con el mismo ejemplo, pensemos que el intento de escapada se produce poco después de la salida, cuando todavía quedan muchos kilómetros para la llegada. La tendencia de funcionamiento señala que se deben evitar estas escapadas, pero la situación presente, si se considera aisladamente, sin la influencia de la tendencia, es probable que aconseje no salir, de momento, detrás del corredor escapado. Se produce, por tanto, una situación de conflicto entre los dos factores determinantes de la decisión; ¿qué deben decidir los corredores en este caso? En líneas generales, la decisión dependerá de la “rigidez-flexibilidad” de la tendencia de funcionamiento y del grado de “necesidad o conveniencia” de las circunstancias antecedentes presentes. En principio, cuanto más rígida sea la tendencia, más predominará sobre las circunstancias de la situación presente, salvo que estas circunstancias, por su elevada necesidad o conveniencia, deban considerarse prioritarias. En el caso anterior, pensemos que la tendencia señalada por el director de equipo es muy rígida. Puesto que quedarse en el pelotón no es muy necesario ni especial- mente conveniente, parece acertado que los corredores próximos al que inicia la escapada reaccionen automáticamente y se peguen a su rueda. Supongamos, sin embrago, que al producirse el intento de escapada, los corre- dores que deberían salir a controlarla se dan cuenta de que el “jefe de fila” del equipo se ha quedado bloqueado y no puede salir del pelotón. Aunque la tendencia de funciona- miento sea rígida, esta circunstancia plantea una necesidad suficientemente importante como para que, en lugar de salir detrás del escapado, los ciclistas esperen en el pelotón para ayudar a su “jefe de fila”. En ocasiones como la del último ejemplo, también puede adoptarse una decisión mixta (o sea, que algunos corredores salgan detrás del escapado, mientras otros esperan para ayudar a su “jefe de fila”), pero en muchos casos las posibles alternativas son mutuamente excluyentes y se plantea la obligación de decidir, bien respetando la tendencia de funcionamiento o bien considerando prioritariamente las circunstancias antecedentes presentes. En realidad, las tendencias de funcionamiento sólo constituyen directrices que deberían seguir preferentemente las decisiones que los deportistas adoptan, pero no deben anular la iniciativa de los deportistas para decidir “in situ” en función de lo que aconsejen los estímulos antecedentes presentes. ¿Cuál es el balance apropiado entre estos dos factores?: la respuesta a esta pregunta debe ser estudiada y determinada por los entrenadores y los deportistas en cada caso concreto. Aprender a tomar decisiones sobre la ejecución inmediata, respetando el balance que se considere apropiado, constituye la esencia del comportamiento táctico en muchas especialidades deportivas.
  • 38. 38Enero-2013 nº 203 Influencia del feedback de cada decisión Siguiendo el esquema de la tabla anterior (tabla 1), otro factor a tener en cuenta es el feedback que los deportistas obtienen del resultado de cada decisión. Pensemos, por ejemplo, que uno de los corredores del equipo ciclista decide salir detrás de un corredor contrario que intenta escaparse y consigue el objetivo de evitar la escapada. El feedback que obtiene del resultado de su decisión podría favorecer que en futuros intentos de escapada vuelva a decidir salir detrás del corredor que pretenda escaparse. Sin embargo, supongamos que no consigue marcharse detrás y que la escapada fructifica; el feedback que el corredor obtiene en este caso podría aumentar la probabilidad de que cuando más adelante intenten escaparse otros corredores peligrosos, decida inhibirse y no salir detrás. Otro ejemplo: un jugador de baloncesto decide tirar a canasta y no encesta, vuelve a tomar la misma decisión y tampoco encesta; a partir de este momento inhibe la decisión de tirar y opta por pasarle el balón a otros compañeros. Según los casos, el feedback que el deportista obtiene de sus decisiones puede ser más o menos influyente que la tendencia de funcionamiento y las circunstancias de los estímulos antecedentes; y esta influencia puede ser más o menos aconsejable. En general, es interesante que los deportistas aprendan a mejorar sus decisiones en función de los resultados que obtienen, pero sin eclipsar el peso que, en cada caso, deban tener los otros factores. Pensemos, por ejemplo, en un defensor, en fútbol, que decide reaccionar ante un movimiento del atacante al que está marcando y el resultado de esta decisión es que el atacante lo regatea por el lado contrario. En jugadas posteriores será interesante que el defensor tenga en cuenta lo sucedido para no adoptar de nuevo la decisión errónea. Siendo así, la influencia del feedback será decisiva y muy favorable, facilitando que el jugador mejore las decisiones futuras sin que exista un conflicto con la tendencia de funcionamiento o los estímulos antecedentes. De hecho, el jugador habrá aprendido que no debe reaccionar ante el estímulo antecedente del movimiento hacia un lado del atacante. Sin embargo, pensemos en un tenista cuya tendencia de funcionamiento sea “arriesgar subiendo a la red”. Sube varias veces y pierde el punto; y a partir de se momento deja de subir. La influencia del feedback obtenido ha eclipsado su tendencia de funcionamiento y también lo que aconsejan estímulos antece- dentes discriminativos vinculados a la decisión de subir a la red. En este caso, el jugador deja de jugar como se supone que debería hacerlo para tener más posibilidades de ganar el partido y, por tanto, la influencia del feedback debe considerarse perjudicial. Aunque podría ocurrir, como señala la tabla anterior (tabla 1), que este feedback aconsejase un cambio en la tendencia de funcionamiento y que, consecuen- temente, el deportista adoptase este tipo de decisión durante algún periodo de pausa en el transcurso del partido. “Es interesante que los deportistas aprendan a mejorar sus decisiones en función de los resultados que obtienen”
  • 39. 39Enero-2013 nº 203 Control de la influencia del feedback Para controlar la influencia del feedback es importante que los deportistas utilicen criterios apropiados para valorar el resultado de sus decisiones, sin cometer el error de confundir la decisión con la calidad o el resultado de la ejecución, y sin la influencia de creencias rígidas que podrían propiciar una valoración sesgada inadecuada. De esta forma, será más probable que el feedback no inhiba decisiones que deberían tomarse, o precipite decisiones que no sean apropiadas. Pensemos en el caso del jugador de tenis que decide subir a la red, pierde los puntos e inhiben la decisión de subir. Puede ocurrir que haya fallado porque ha ejecutado mal el golpe de volea, o porque el jugador rival ha estado muy acertado, pero el feedback que ha obtenido (“estoy fallando en al red”) favorece que el jugador deje de subir, desaprovechando las futuras oportunidades favorables que podría proporcionarle esta jugada. También puede ocurrir que este jugador funcione bajo la influencia de creencias rígidas del tipo “soy mejor al fondo de la pista que en la red” o “si no consigo puntos subiendo, es mejor que me quede atrás”, que afectarán su valoración de lo sucedido y sus decisiones futuras a lo largo del partido. Creencias de este tipo propician que el tenista se encuentre especialmente dispuesto a percibir el feedback de sus errores subiendo a la red, y propenso a interpretarlo en consonancia con tales creencias, siendo más probable que en estas condiciones inhiba la decisión de subir. Supongamos ahora que este u otro jugador decide subir a la red y consigue el punto en los primeros cuatro intentos. El feedback que obtiene podría favorecer que a lo largo del partido decida subir a la red en numerosas ocasiones, muchas de ellas sin que estén presentes los estímulos antecedentes apropiados. En este caso, una valoración muy positiva de la decisión estaría propiciando que el jugador perdiera la perspectiva táctica de cada jugada y que, como consecuencia, adoptase decisiones erróneas que acabarían perjudicando su rendimiento. Estos problemas requieren una intervención específica que incluya una información apropiada sobre la diferencia entre la decisión y la ejecución, el margen lógico de errores que corresponden a cada decisión, la necesidad de seguir decidiendo, etc.; así como la modificación de creencias interferentes, cuando las haya, y un plan de entrenamiento centrado en el control del feedback. En esta línea, es importante que los depor- tistas aprendan a discriminar las decisiones concretas sobre las que debería influir, y cómo, el feedback que obtienen de sus decisiones anteriores. Por ejemplo, el jugador de tenis que sube a la red y pierde varios puntos seguidos, podría aprovechar el feedback para decidir subir de otra manera (cubriendo mejor los espacios laterales, situándose a otra distancia de la red, etc.), pero no para dejar de subir cuando fuese aconsejable hacerlo. En reali- dad, el feedback más útil es el que permite mejorar las decisiones sucesivas, pero sin alterar la tendencia de funcionamiento ni res- ponder incorrectamente a los estímulos ante- cedentes discriminativos. Así, en cada caso concreto, es conveniente que el entrenador y sus deportistas determinen el tipo de feedback que debe ser influyente y hasta que punto debe serlo, estableciendo así el peso de este factor en la toma de las decisiones sobre la ejecución inmediata.
  • 40. 40Enero-2013 nº 203 Pensemos en el jugador de baloncesto que decide tirar y no encesta. ¿Debe dejar de tirar si observa que sus lanzamientos no entran?; ¿debe dejar de tirar sólo si percibe que ha perdido la confianza en que puede encestar?; ¿debe seguir intentándolo a pesar de fallar, siempre que se presenten los estímulos antecedentes apropiados?; ¿debe decidir en función de otras situaciones antecedentes como, por ejemplo, la situación del marcador, el tiempo que resta de posesión del balón, o el tiempo que falta para finalizar el partido?; ¿debe decidir hacer otro tipo de tiro?; ¿debe cambiar la tendencia de su juego buscando prioritariamente las oportunidades de otros compañeros y sólo en último término sus propios lanzamientos?; ¿debe estar un tiempo sin tirar, buscando gratificación a través de otras acciones del juego, para volver a plantearse más adelante la decisión de tirar a canasta? Contestar con exactitud a estas u otras cuestiones parecidas, abarcando todas las consideraciones que permiten decidir la influencia que, en cada caso particular, debe tener el feedback de las decisiones anteriores, supone un importante paso para el aprendizaje del comportamiento táctico de muchos deportes; pues sólo a partir de la especialización de estas respuestas se podrá enseñar a los deportistas actuar en consecuencia. Fases del aprendizaje de toma de decisiones sobre la ejecución inmediata El aprendizaje de las decisiones sobre la ejecución inmediata puede contemplar tres fases cuyos objetivos principales se muestran resumidos en la tabla 2: el aprendizaje en función de las circunstancias antecedentes, el aprendizaje bajo tendencias de funcionamiento y el aprendizaje relacionado con la utilización del feedback que proporcionan las decisiones anteriores.
  • 41. 41Enero-2013 nº 203 Decisiones en función de las circunstancias antecedentes En la primera fase, los deportistas deben aprender a decidir en el tiempo disponible para ello, en función de las circunstancias antecedentes que estén presentes en cada momento. Esta fase puede dividirse en dos subfases: una de aprendizaje más simple y otra de aprendizaje más complejo. En la primera subfase, el objetivo del aprendizaje se centra en que el deportista vincule la decisión de ejecutar una sola habilidad, a estímulos antecedentes simples que aconsejen esa decisión. Por ejemplo, un jugador de hockey puede vincular la decisión de regatear, a una determinada posición del cuerpo del jugador contrario que se encuentra frente a él. Estas decisiones son la continuación natural del aprendizaje técnico (es decir, del aprendizaje de la ejecución de la habilidad) y constituyen el primer estadio del aprendizaje táctico; su objetivo es, simplemente, que el deportista aprenda a tomar la decisión de ejecutar una determinada habilidad. En la segunda subfase, tras consolidarse la decisión de ejecutar una, dos o más habilidades, el objetivo es que el deportista aprenda a decidir entre la ejecución de dos o más conductas alternativas cuya decisión simple ya domina y/o (según los casos) que aprenda a decidir sobre la ejecución de una sola habilidad, pero en presencia de estímulos antecedentes cada vez más complejos. En cualquier caso, debe aprender a discriminar estímulos o grupos de estímulos relevantes, de mayor complejidad que los estímulos simples de la anterior subfase, y a tomar sus decisiones en función de estos estímulos. Por ejemplo, el jugador de hockey debe aprender a tener en cuenta el espacio disponible y la posición de otros jugadores, para decidir si regatea o pasa la bola. Decisiones bajo tendencias de funcionamiento En la segunda fase, los deportistas deben aprender a decidir bajo tendencias de funcionamiento. Esta fase también puede dividirse en dos subfases: el aprendizaje bajo tendencias de funcionamiento rígidas, y el aprendizaje teniendo en cuenta la interacción entre la tendencia de funcionamiento y las circunstancias antecedentes. En la primera subfase se trabaja con tendencias de funcionamiento rígidas para que los deportistas se acostumbren a considerar cuestiones más globales que las circunstancias específicas que cada situación presente. Esto supone que deben aprender a reprimir o provocar decisiones que dominan, según sea la tendencia de funcionamiento bajo la que tienen que actuar. Por ejemplo, se puede pretender que el jugador de hockey aprenda a jugar bajo la tendencia de “no arriesgar la posesión de la bola”; o en la dirección contraria, bajo la tendencia de “avanzar con la bola todo lo posible aún produciéndose algunas pérdidas”. Según sea la tendencia que se le indique, el jugador tendrá que reprimir o provocar, respectivamente, la decisión de regatear. En la segunda subfase, el objetivo es que los deportistas aprendan a actuar bajo una determinada tendencia de funcionamiento, pero teniendo en cuenta también las circunstancias antecedentes que están presentes en cada momento concreto. Para ello deben aprender a valorar, y decidir en consecuencia, el nivel de rigidez de la tendencia y el grado de necesidad y conveniencia de cada situación, acostumbrándose a decidir bajo tendencias de diferentes niveles de rigidez y en situaciones de distinta necesidad y conveniencia. Por ejemplo, el jugador de hockey tendrá que aprender a decidir si regatea o pasa la bola, jugando bajo la tendencia más rígida o más flexible de arriesgar en interacción con circunstancias antecedentes distintas, como podrían ser: estar sólo contra su defensor en una situación favorable, o estar en una posición con poco espacio para avanzar. Utilización del feedback de las decisiones anteriores El propósito de la tercera fase es que los deportistas aprendan a utilizar convenientemente el feedback que les proporciona cada una de sus decisiones. De alguna manera, la autorregulación de las decisiones a través de este feedback se estará produciendo en todas las fases anteriores, por ello es conveniente que el entrenador, desde el primer momento, aporte la información apropiada y actúe consecuentemente (por ejemplo, reforzando la toma de decisión con independencia del resultado de