(nov.2021) Siempe podemos sanarnos a nosotros mismos. Hemos olvidado cómo hacerlo y hemos negligido en recordarlo. El venerable Tulku Lobsang Rimpoché, importante maestro budista, basa sus enseñanzas en el conocimiento ancestral tibetano; presenta al mundo la sabiduría de su linaje, integrando varias disciplinas en una sola, como lo eran originalmente.
Producción original: Carlos Rangel
2. A los seis años, Tulku Lobsang entró al Monasterio, la
escuela monástica budista de su localidad. A los once fue
enviado al Monasterio Nangzi Bön, que hoy en día es el
más grande monasterio Bön en el Tíbet.
Tulku Lobsang recibió de su tío sus primeras experiencias
con las enseñanzas secretas Dzogchen y los rituales Bön. El
Maestro fue abad del monasterio y es hoy el maestro
personal de la más alta estima, en Amdo.
El venerable Tulku Lobsang Rinpoche es un maestro Budista
altamente apreciado. Basa sus enseñanzas en el antiguo
conocimiento tántrico que ha sido la base para el budismo
tibetano. Igualmente trabaja con la medicina, la astrología y
muchas técnicas populares de sanación.
Tulku Lobsang nació en 1976 en una familia de agricultores
en el Himalaya, donde pasó su infancia en la naturaleza
bajo la atención de su madre, siempre sorprendiéndola con
sus juegos.
3. Estando en el Monasterio Bön fueron avisados por el oráculo que se
había identificado la octava reencarnación del Maestro Tulku Nyentse
en uno de sus Lamas. Los monjes dudaban que el oráculo señalara a
este jovencito casi salvaje, pero el oráculo confirmó que Lobsang era
sin duda la verdadera encarnación del Dalai Nyentse, quien en esta
octava ocasión, encarnaría su CUERPO, su PALABRA y su MENTE en
tres personas diferentes.
El oráculo dijo que Lobsang no había venido para quedarse en el
Monasterio de Sowa y sentarse en el trono como era la tradición, sino
que viajaría por el mundo enseñando y ayudando a otros y, al hacerlo, proporcionar la mejor
ayuda para el Monasterio Sowa y el pueblo de los alrededores, ya que él era la reencarnación de la
PALABRA de Tulku Nientse.
El abad del Monasterio Gerdeng, quien tiene aproximadamente 75 años de edad, había sido
identificado como la reencarnación del CUERPO de Nyentse Lama. Posteriormente, un tercer
monje, de la misma edad que Tulku Lobsang, fue identificado como la reencarnación de la MENTE
de Nyentse Lama y fue quien se quedó en el Monasterio.
4. Desde los comienzos de sus estudios en Amchok, el joven Tulk Lobsang ya impresionaba a la
gente con sus capacidades de sanación. Continuó sus estudios en el monasterio de Labrang,
donde profundizó sus conocimientos en Sutra, Medicina y Astrología, además de sus estudios
generales en el monasterio. En los siguientes años,
Tulku Lobsang recibió enseñanzas generales en los
ocho linajes. Hoy en día, sigue siendo un practicante
cada uno de ellos.
Tulku Lobsang tuvo muchos brillantes maestros, destacándose
quienes le enseñaron lectura, escritura, memorización, filosofía,
astrología especial, así como las iniciaciones en Kalachakra y
Merta Jertsa, lo que significa 100 empoderamientos Mandala.
Tambén recibió iniciaciones y enseñanzas en medicina de las
esencias de agua y de flores. En total, Tulku Lobsang tuvo 35
profesores principales de quienes recibió instrucciones,
poderes específicos e iniciaciones.
5. En 1993 Tulku Lobsang viajó al Monasterio de Gaden Shartse, en el sur de la India, donde profundizó
su conocimiento en los textos clásicos budistas. Cinco años después fue a Dharamsala para
compartir el patrimonio cultural y tradiciones, tanto a los propios tibetanos como a los occidentales..
Desde el año 2000, Tulku Lobsang ha estado viajando a países
extranjeros para impartir enseñanzas y conferencias en
Medicina, budismo, y Astrología.
En marzo de 2002 estableció el centro médico Nangten
Menlang, en el norte de la India. Las habilidades especiales de
Tulku Lobsang en el arte y ciencia de la medicina y la sanación,
su forma natural y compasiva de transmitir la enseñanza, su
amabilidad en general, y su sabiduría budista, lo hacen un
preciado y valioso mediador y transmisor de la cultura budista
tibetana y sus tradiciones.
6. - Cuando un paciente viene a su consulta,
¿cómo descubre cuál es su enfermedad?
- Mirando cómo se mueve, su postura, la forma
de mirar. No hace falta que me hable ni me
explique qué le pasa. Un doctor de medicina
tibetana experimentado, solo con que el
paciente se le acerque a unos 10 metros, puede
saber qué dolencia sufre.
7. - Pero también escucha los pulsos.
- Así obtengo la información que necesito
de la salud del enfermo. Con la lectura del
ritmo de los pulsos se pueden diagnosticar
un 95% de las enfermedades, incluso
psicológicas.
- La información que dan es rigurosa como
la de un ordenador. Pero leerlos requiere
mucha experiencia.
8. - Y después, ¿cómo cura?
- Con las manos, la mirada, y preparados de plantas y minerales.
- Según la medicina tibetana, ¿cuál es el origen de las enfermedades?
- Nuestra ignorancia.
9. - Pues perdone la mía, pero, ¿qué entiende usted por ignorancia?
- No saber que no sabes. No ver con claridad. Cuando ves con claridad, no tienes que pensar.
Cuando no ves claramente, pones en marcha el pensamiento. Y cuanto más pensamos, más
ignorantes somos y más confusión creamos.
- ¿Cómo puedo serlo menos?
- Te daré un método muy simple: practicando la compasión. Es la
manera más fácil de reducir tus pensamientos. Y el amor. Si quieres
a una persona de verdad, es decir, si no la quieres solo para ti,
aumenta tu compasión.
10. - ¿Qué problemas ve en Occidente?
- El miedo. El miedo es el asesino del corazón humano.
- ¿Por qué?
-Porque con miedo es imposible ser feliz,
y hacer felices a los otros.
11. - ¿Cómo afrontar el miedo?
- Con aceptación. El miedo es resistencia a lo desconocido.
- Y como médico, ¿en qué parte del cuerpo ve más
problemas?
- En la columna, en la parte baja de la columna: os
sentáis demasiado tiempo en la misma postura.
Vitalmente, tenéis demasiada rigidez.
12. - Tenemos muchos problemas.
- Creemos que tenemos muchos problemas, pero en realidad nuestro problema es que
no los tenemos.
- ¿Qué quiere decir?
Que nos hemos acostumbrado a un nivel de necesidades básicas cubiertas, de modo
que cualquier pequeña contrariedad nos parece un
problema. Entonces, activamos la mente y empezamos
a darle vueltas y más vueltas sin solucionarlo.
13. - ¿Alguna recomendación?
- Si el problema tiene solución, ya no es un problema. Si no, tampoco.
- ¿Y para el estrés?
- Para evitarlo, lo mejor es estar loco.
- ¿...?
- Es una broma. No, no tan broma. Me refiero a
ser o parecer normal por fuera, y por dentro estar
loco: es la mejor manera de vivir.
14. - ¿Qué relación tiene usted con su mente?
- Soy una persona normal, o sea que a menudo pienso. Pero tengo entrenada la mente. Eso
quiere decir que no sigo a mis pensamientos. Ellos vienen, pero no afectan ni a mi mente ni
a mi corazón.
15. - Usted se ríe a menudo.
- Cuando alguien ríe, nos abre su corazón. Si no abres tu corazón, es imposible tener sentido
del humor. Cuando reímos, todo es claro. Es el lenguaje más poderoso: nos conecta a unos con
otros directamente.
16. - También ha editado un CD de mantras con una base electrónica, para el público occidental.
- La música, los mantras y la energía
del cuerpo son lo mismo. Como la
risa, la música es un gran canal
para conectar con el otro.
- A través de ella, podemos abrirnos
y transformarnos: así la usamos en
nuestra tradición.
17. - ¿Qué le gustaría ser de mayor?
- Me gustaría estar preparado para la muerte.
- ¿Y nada más?
- El resto no importa. La muerte es lo más
importante de la vida. Creo que ya estoy
preparado. Pero antes de la muerte,
debemos ocuparnos de la vida. Cada
momento es único. Si damos sentido a
nuestra vida, llegaremos a la muerte con
-paz interior.
18. - Aquí vivimos de espaldas a la muerte.
- Mantenéis la muerte en secreto. Hasta que llegará un día de vuestra vida en que ya no será un
secreto: no os podréis esconder.
19. - Y la vida, ¿qué sentido tiene?
-La vida tiene sentido y no,
depende de quién seas.
Si realmente vives tu vida, entonces
la vida tiene sentido.
Todos tenemos vida, pero no todo
el mundo la vive.
Todos tenemos derecho
a ser felices, pero tenemos
que ejercer ese derecho.
Si no, la vida no tiene
sentido.