HISPANIDAD - La cultura común de la HISPANOAMERICA
Don giovanni; la seducción y sus diversas adaptaciones a lo largo de la historia del mito
1. El concepto de seducción ha tomado forma en varios
personajes a lo largo de la historia. Giacomo
Casanova, Sade y Don Juan son, tal vez, las
representaciones masculinas más reconocidas de tal
arte. Pero, ¿Qué entendemos por seducción?
Propongo analizar el tema de la seducción en la obra
de Don Giovanni (1787) adaptada por Mozart y Da
Ponte al mundo de la ópera.
Para empezar:
1. Estudiaré las diversas mutaciones y transformaciones que sufren sus dotes seductoras desde sus
orígenes con Tirso hasta los múltiples textos clásicos que le siguen como son: Molière, Zorrilla y Byron.
Más adelante:
2. Trasladaré este análisis a las adaptaciones teatrales y cinematográficas de mayor actualidad realizadas
por Losey, Sellars, Bieito, Pascual y Leven.
Durante mi estudio comparativo trataré de responder a las preguntas:
¿Quién seduce, cómo lo hace, por qué lo hace, qué estrategias utiliza para seducir y qué consecuencias
tendrán sus actos?
2. • Los orígenes del tema de Don Juan provienen,
podríamos decir, de las leyendas de la mitología
folklórica, pero su personificación como tal no se
da hasta 1620 con la obra de Tirso de Molina El
Burlador de Sevilla. Como bien sugiere el título, el
Don Juan de Tirso es un burlador y realizará sus
varias conquistas mediante el engaño. El Burlador
de Sevilla es una obra dramática que sigue las
aventuras de Don Juan Tenorio, hijo privado del Rey
de Castilla, que por su nobleza seduce a las
mujeres y se deleita con deshonrarlas. En el caso
de Tirso, el burlador burla a la justicia humana, pero
es incapaz de burlar a la justicia divina. La
intención moral de Tirso es que hay consecuencias
por cada acción inmoral en la vida.
3. • Las adaptaciones posteriores de Molière, Mozart, Byron y Zorrilla entre otros, transformarán al
personaje de Don Juan a su conveniencia y los encarnarán de matices según convenga a la
época en la que fueron creados. Gracias a la variedad de “remakes” que se darán a lo largo
de la historia, el personaje de Don Juan se convertirá en un mito que traspasa las fronteras de
la carne y toma forma en una identidad de seducción que puede contagiarse como si de una
enfermedad se tratase.
• Mozart entiende el valor de este concepto de identidad seductora incorpórea y lo representa a
la perfección en su ópera. Su adaptación dota a su personaje de un poder que no llegaron a
conocer sus predecesores. Este poder es la música; que será puesta en boca, no sólo de Don
Giovanni, sino de todos los demás personajes que serán seducidos y a la vez nos seducirán
como espectadores por medio de la melodía.
• Juan Matas Caballero y Pedro Ruiz Soria en su ensayo De literatura y Seducción lo definen
como “ese momento irrepetible en el que el personaje se convierte en objeto de la seducción,
ese instante en el que pierde su protagonismo en el ara del sujeto seductor, antes de volver a
erigirse en protagonista como sujeto del amor, objetivando como meta de su amor a quien
constituye el foco de la seducción.” Y es que la seducción no es en Don Giovanni cosa de uno,
sino de todos.
4. • La ópera posee una gran importancia cultural en el siglo XVIII. Mozart y Da
Ponte crean la ópera de Don Giovanni en un momento en el que se multiplica
el interés por los libretos de ópera y su relación con la literatura. Gracias a tal
interés, el mito de Don Juan trasciende del escenario y el libreto teatral y vive
también ahora en la música.
• Este cambio logrará separar su faceta seductora de sus predecesores en Tirso
y Molière. Mozart ha logrado proyectar los muy diversos sentimientos vividos
a lo largo de la historia de Don Giovanni dándole a cada personaje su
momento musical.
5. • En Don Giovanni, el libertino y el compositor reinventan al mítico personaje de tal forma que personifique esta
multiplicidad de sexualidades conectadas tan íntricamente que sea difícil aislar una relación del sistema social del
que provienen. Y es que el mismo Don Giovanni confiesa su adicción al placer de forma que es ésta la que le
mantiene con vida. En el caso de Don Giovanni es su Ego el que manda y por ello prevalecerá por encima de sus
presas y de cualquiera que ose ponerse en su camino. La muerte no es un obstáculo para nuestro héroe.
• Tirso crea su personaje a principios del siglo XVII (1620) y por tal expresará a través de él las ideologías del
Renacimiento y el Barroco. La confluencia de motivos epocales como son el carpe diem y la relación entre Dios y
el ser humano serán la base de este burlador que busca placer pero se contenta con la burla, de ahí su nombre.
• El Dom Juan de Molière (1665) pertenece al movimiento Barroco. Éste es más hipócrita y malo que su predecesor
español, además de enfocarse más en la crítica social y la rebeldía que en la seducción. Mozart y Da Ponte han
llevado al mito a la era ilustrada con un nuevo nombre y como un hombre libre. Cuando el paradigma social de
comportamiento cambia, las reglas de transgresión cambian con ella. De este modo el nuevo público podrá
disfrutar y entender las circunstancias al relacionarlas con el momento histórico que viven. Para entender la
adaptación del mito a manos de Mozart hay que considerar la influencia de la ilustración en su versión.
6. Las máscaras, el disfraz y la mentira
Beryl Schlossman explica en su artículo Style, Seduction and performance in Don Juan que “Tirso invented
Don Juan as a Baroque Christian “myth”, as a dramatic representation, and as an example of the
inconstant lover masquerading under the rethorical banner of courtly love.” Tal “masquerading” ya sea
debido a la oscuridad, al uso de una máscara o un cambio de vestimenta son elementos clave en el arte
de seducir para nuestro protagonista.
Don Giovanni posee innatamente el don de la música, pero hará uso de las mismas técnicas de
seducción que sus predecesores:
Cubre su identidad con una máscara.
Miente para salirse con la suya.
Toma la identidad de otro para seducir.
7. Don Giovanni también encontrará otro tipo de resistencia:
1. Los personajes masculinos. Y es que cada víctima tiene su “protector”. Así
que tendrá que demostrar su superioridad no sólo ante la deseada sino también
ante su amante.
2. Presenciaremos una y otra vez a lo largo de la ópera un triángulo amoroso
tras otro cada vez que Don Giovanni entra en acción. Foucault aclara esta
relación de poder explicando que “Their existence depends on a multiplicity of
points of resistance: these play the role of adversary, target, support, or handle
in power relations. These points of resistance are present everywhere in the
power network”.
8. • En las tres versiones a las que hago mención existe el personaje de criado.
Catalinón (Don Juan) no aparece en este primer acto, al contrario que
Sganarelle (Dom Juan) y Leporello (Don Giovanni). En el caso de Don Giovanni,
Leporello representa su alter ego.
• Leporello es la conciencia que le falta a su señor y que arroja luz sobre sobre
su mundo en tinieblas. Será una parte esencial en la vida privada del
protagonista. Gracias a él conoceremos las aventuras e intenciones de Don
Giovanni. Para Leporello es una relación difícil pero necesaria. Le agrada
permanecer junto a su figura de poder. Y es que esta pareja estará ligada por
el destino de principio a fin.
• Representan las dos partes de un ser: la oscuridad y la luz; y es por eso que
siempre aparecerán juntos en escena. Estos dos hombres se necesitan
mutuamente.
9. En el caso de Byron, Don Juan tendrá padre y madre.
No se había dado antes una versión con la presencia
de ambos y tal vez sea por ello que el personaje de
Don Juan sea tan distinto en esta versión al
compararla con las anteriores. El seductor de Byron
es inocente, víctima y seducido y se siente
profundamente desgraciado ante la imposibilidad de
saciar su sed de absoluto. No utiliza las técnicas de
burla de sus antecesores. Se convierte él en el objeto
que utilizarán las mujeres y no viceversa.
En la adaptación cinematográfica del Don Juan de
Lord Byron por Jeremy Leven, veremos como nuestro
héroe (moderno) es tratado como un paciente de una
institución mental. El protagonista consigue despertar
la llama de amor apagada en la sociedad moderna y
una vez lo consigue desaparece como si de un
fantasma se tratase. Leven hace uso del atractivo
actor Johnny Depp como herramienta de seducción
visual. Y es que sólo con verle las mujeres se volverán
locamente enamoradas de él. De forma muy similar a
lo que ocurría con la música de Mozart siglos antes,
este Don Juan también contagia a todos los
personajes con los que entra en contacto.
10. El Tenorio de Zorrilla logra cerrar el ciclo abierto en el barroco. Es como si Don
Juan hubiese tardado un par de siglos en hallar el final de su parábola. En esta
versión, como en la de Esproneda, el juego será un factor fundamental. Don
Juan y Don Luís comparan sus listas de conquistas y de muertes, documentadas
por sí mismos.
Algunos de los elementos que aludían a la grandeza del mito aparecerán sólo
por escrito en esta versión. Nuestro seductor también tiene criado, Ciutti, que
celebra estar con su señor, pero su papel se identifica más con el de Catalinón
que Leporello. Lo que diferencia a esta versión de las demás es que el
protagonista sí consigue enamorarse de su Idealizada Doña Inés y por ello deja
de lado las demás mujeres. No utilizará el ingenio tan reconocido de sus
antepasados. En este caso, las máscaras no simbolizan un instrumento de
seducción sino que parece más una dedicatoria a las anteriores
representaciones del mito. Para este burlador, su arma por excelencia es la
escritura. Y es que es desde el inicio de la obra que Don Juan escribe la carta
que seducirá a su amada Inés y causará el fatal desenlace.
También será por escrito su victoria ante Don Luís cuando comparan fechorías.
Pero, al no ser suficiente, Tenorio propondrá, para llegar a un veredicto final,
seducir a Doña Inés y a la futura esposa de su rival, Doña Ana. Don Luís
aceptará el reto y competirán por ser el más gran seductor. Durante el
encuentro final con la ya tradicional estatua, Don Juan acepta haber perdido la
apuesta y con ello otorga a Don Luís la Don-Juanía. Como con sus antecesores,
cuando el protagonista traiciona a su persona es víctima del convidado. En el
poema de Espronceda ocurre algo similar pero a la inversa. Don Félix ganará
una apuesta y por ello perderá sus habilidades como seductor. Al poco tiempo,
morirá también como los demás.
11. Las recreaciones de la ópera continuan hasta nuestros días.
Directores teatrales y cinematográficos se han atrevido a darle
nueva vida a este mito operístico añandiéndole cada cual su
granito de arena. Bien decía Goethe que superar a Mozart sería
tarea difícil o mejor dicho imposible. Los atrevidos como son
Losey, Pascual, Bieito y Sellars han recreado la versión y nos
deleitan con su personalísma perspectiva. Algunos le serán
fieles: Losey, otros la ridiculizarán: Bieito, Lluís Pacual
trasladará los eventos a los tiempos de Posguerra española y
Sellars le dará vida en el ghetto del Spanish Harlem.
Joseph Losey, director de teatro y cine norteamericano,
moderniza la sensualidad de Don Giovanni añadiéndole una
visión panorámica de la Italia de la época Ilustrada. Tal y como
Mozart nos sedujo con su música, Losey lo hace con sus
imágenes cargadas de color y paisajes paradisiacos. Su
versión facilita la comprensión de algunos momentos clave en
la ópera.
12. Gracias a la adaptación del Catalán confundador
de la compañía “La Tartana-Teatre Estudi, Lluís
Pascual, revivimos el mito, esta vez, trasladado a
los tiempos de la posguerra española. Las
aventuras de Don Giovanni adquieren un
significado distinto según la época historica en
que se manifieste. El artículo de Cultura y
Espectáculos presente en la página web de “Terra”
cita a Pascual: “Pensé: si lo hacemos en el siglo
XVIII, el público no se sentirá implicado”.
En esta versión en particular, el escenario que
engloba sus vivencias será representado por una
especie de tiovivo. Toda acción inicial tendrá sus
consecuencias ya que es inevitable volver al punto
de partida una vez haya comenzado la ópera. A
este símbolo del tiovivo que gira sobre sí mismo
Lluís Pascual añadirá una especie de coches de
choque. El tono burlesco y seductor de la versión
original pasa a adoptar un color más oscuro y
dramático en Pascual.
13. Las versiones más contemporáneas aún como son las de Sellars y Bieito fracturan la actitud
seductora de Don Giovanni y se remiten más a divulgar un acto grotesco, existencialista y
deprimente. En el caso de Calixto Bieito, uno de los directores de escena españoles más
internacionales, nos situamos en la era más o menos moderna de Barcelona.
Si extirpáramos la música de esta ópera no quedaría más que una representación cómica y
provocadora que no tiene la menor intención de seducir. Los elementos clásicos utilizados por
el mítico personaje como son los disfraces, las máscaras y su ingenio al burlar se camuflan tras
peinados parecidos, ropa de poco gusto y muy poca clase para con las damas. A primera
impresión puede causar rechazo pero; ¿Existe realemente en nuestro tiempo un Don Juan?
“Casualmente” Calixto incorpora un brick de Don Simón en la última escena por si se le ovida a
algún espectador que presencia la adaptación barata de un clásico que a pesar de todo cuenta
una gran realidad, ¿Dónde han ido a parar aquellos tiempos del amor cortés? En nuestro
presente parece que no existen.
Tampoco existe un convidado de piedra. Serán las víctimas del seductor quienes den muerte a
Don Giovanni. Y es que en el siglo XXI las dudas de un más allá provocan que cada cual haga
pagar con la muerte a los que obren contra su honra. Pero no todo es negativo. Bieito consigue,
a mi parecer, expresar la soledad del héroe durante la famosa Canzonetta “Deh, vieni alla
finestra”. Su estado lamentable junto a un teléfono que nadie contesta en un bar totalmente
abandonado nos hace sentir una cierta melancolía hacia el mito. Y es que Don Giovanni siempre
ha estado solo. Busca y busca pero nunca logra llenar su vacío. Tal vez, aún nos quede algo de
ese solitario libertino.
14. Con Peter Sellars el tema de la seducción también pasa a un segundo plano. El director
de teatro estadounidense, famoso por sus montajes modernos de óperas y de obras
clásicas, presenta según indica el periodista del Seattle Times, Wes Blomster, en su
artículo un drama “darkened to the edge of despair by the little-understood drives that
dominate human existence.” Su versión, como bien indica Blomster, roza el
existencialismo. Presenta unos personajes que más que movidos por el seductor se
limitan a sobrevivir en el ambiente hostil de un ghetto en el Bronx de New York.
La música de Mozart cumple su función sensual pero tanto el protagonista como el
resto de sus víctimas viven en otro tiempo; un tiempo que impone la supervivencia en
un mundo sin valores y contaminado por la corrupción. Tal vez sea por eso que tanto
en la ecena de obertura como en la final con el Commendatore, la imagen que
presenciamos proviene de lo más profundo de la ciudad.
Sellars además acierta con el casting de dos gemelos idénticos: Eugene and Herbert
Perry; personificados en Leporello y Don Giovanni. El factor indiscutible de la unión
simbiótica entre ambos personajes es visible en esta adaptación más que en ninguna
otra. No sólo se parecen debido a un cambio de ropa o al uso de máscaras sino que
son indiferenciables físicamente. Y es que el director norteamericano traslada el juego
de intercambio de identidades entre criado y señor en la escena de Donn´Elvira en una
transfiguración total durante toda la ópera.
Los burlados somos nosotros en esta versión. Mozart nos seducía y Sellars nos burla.
Inteligentemente, en mi opinión, el director insinua que en el siglo XXI no existe la
seducción sino el engaño. El engaño que sufrimos todos y con el que vivimos día a día,
siendo a la vez culpables e inocentes. El duelo de espadas es hoy un duelo de pistolas
y cuchillos en manos de mujeres y hombres a la vez. Ningún personaje es ingenuo ya,
sino que sufren y sobreviven como nosotros con nuestra propia existencia e instinto de
supervivencia.
15. CONCLUSIÓN
Se han recreado más de cuatrocientas versiones del tema de Don Giovanni desde su origen
con Tirso de Molina. Como un fénix que resurge de sus cenizas, atraviesa las llamas del
infierno para volver al mundo de los vivos. Con cada renacer el burlador adopta nuevas
formas. Y es que como en toda evolución, sólo el que consigue adaptarse sobrevive.
En cada siglo, como en cada país habrán mujeres que conquistar y un Don Juan dotado de las
herramientas para hacerlo. El burlador está condenado a una vida de repetición pero con la
excepción de que cada vez que regresa de entre los muertos trae consigo un mundo nuevo de
sensualidades y propósitos. Ya se trate de un noble hijo de rey que deshonra por placer, un
hipócrita malvado que señala las impertinencias de una sociedad, un aventurero sin rumbo
que enamora con su presencia o un “diablo” amansado por una monja, todos deleitarán al
público de su tiempo con las palabras necesarias para cautivarlos.
Wonfgang A . Mozart y Lorenzo da Ponte tal como hizo El Flautista de Hamelín, nos seducen
con su música poética, sus palabras y su melodía, llevándonos al compás hasta la misma
boca del infierno haciéndonos tal parte de la historia que parece que sintamos lo que sienten
los personajes. Don Giovanni es puro deseo. Es la seducción harmonizada que escapa de las
voces de todos los actores y actrices. Todo lo que toca se convierte. Como si no fuese real
sino todos nuestros más ocultos deseos y temores. Será su melodía la que nos acompañe
cuando haya terminado su espectáculo. Su muerte simboliza que no es el hombre lo
importante sino lo que trasciende de él; el mito. Como el buen filósofo Descartes, negando
escapar de la cárcel a puertas abiertas, Don Giovanni no se arrepentirá y así en vez de morir
vivirá para siempre.