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La cara b prohibición de las drogas
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LA CARA “B” DE LA PROHIBICIÓN DE
LAS DROGAS
Éste documento ha sido realizado por socios de Ai Laket!! para el debate social entor-
no a la legalización. La opinión de sus autores no representa la opinión de la asociación
en su conjunto.
Diciembre 2016. Vitoria Gasteiz, Euskal Herria
Texto: Erlantz Cantabrana y Ricardo Caparrós
Locución podcast: Raúl Arias, Erlantz Cantabrana y Ricardo Caparrós
Grabación podcast: Estudios de Hala Bedi Irratia
Colabora: Fundación Renovatio
Diseño y maquetación: Humanos Unidos. www.hhuu.studio
Agradecimientos: A todxs aquellxs socixs que han participado con sus ideas y tiempo.
A Juan Carlos Usó, Jorge Olero y Xabier Arana por su tiempo y sus entrevistas disponi-
bles en los podcast. A Zirikatzen kolektiboa por motivar el debate y a Hala Bedi Irratia
Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España (CC BY-NC-
ND 3.0 ES)
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/es/
3
ÍNDICE
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
La falacia de la prohibición. ¿Es eficaz la prohibición?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
• Origen y desarrollo del prohibicionismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
• Algunos datos de la ineficacia de las políticas prohibicionistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
• El efecto hidra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
• La ley del embudo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
• La prohibición como control social y monopolio de la violencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
• Escaso desarrollo de políticas basadas en la reducción del riesgo y daño . . . . . . . . . . . 19
¿Quién gana con la prohibición de las drogas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
• La guerra, un negocio muy lucrativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .23
• La banca siempre gana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25
• Control social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .26
• La sombra de intxaurrondo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .28
¿Quién pierde con la prohibición de las drogas?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
• Leyes que provocan mayores problemas que los producidos por el uso de las mismas
drogas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .32
• La ciencia también pierde con la prohibición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33
• ¿Cómo nos hemos relacionado con las drogas antes de la prohibición? . . . . . . . . . . . .38
• Y en el plano local, ¿qué estamos perdiendo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .40
Paz y derechos como alternativa. ¿Qué soluciones podemos plantear? . . . . . . 42
• ¿Como podemos influir en la demanda? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .44
• Revisión y ejemplos de modelos jurídicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45
• El ejemplo del tabaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48
• Todos los caminos nos llevan a la misma disyuntiva: plata y plomo o legalización . . . 51
4
Introducción
El tráfico de drogas ilícitas es un negocio muy lucrativo y nos deberíamos preguntar
quién se beneficia del narcotráfico. La primera respuesta que nos viene a la mente
es evidente, los y las narcotraficantes. Quizás podamos pensar en los famosos narcos
caracterizados en la ficción televisiva, como Pablo Escobar y su famosa frase “plata o
plomo”, o el reciente Chapo Guzmán o en ejemplos más cercanos como el clan Charlín
en Galicia, pero ésta no deja de ser la visión más sórdida y más mediática de la nefasta
guerra contra las drogas.
Para adentrarnos en el entramado de la prohibición y su peor expresión, la guerra con-
tra las drogas, te invitamos a reflexionar a través de cuatro capítulos que responderán
a las siguientes preguntas:
¿Es eficaz la prohibición?
¿Qué intereses hay detrás de de la prohibición?
¿Quiénes son las verdaderas víctimas de la guerra contra las drogas?
Y por último, ¿qué soluciones podemos plantear?
5
La falacia de la prohibición. ¿es eficaz la
prohibición?
El negocio de las drogas es como un iceberg, que apenas podemos llegar a ver la punta
del fenómeno. Si nos quedamos solo con lo evidente, no podremos ver la dimensión
real del asunto y debemos profundizar para comprender su magnitud y sus consecuen-
cias.
Podríamos mencionar varios ejemplos de la complejidad del fenómeno empezando por
las drogas legales. Sin ir más lejos en en la zona de La Rioja, familias y pueblos ente-
ros viven del vino. La población de Astigarraga ha desarrollado un sector hostelero a
base de sidra que mueve cantidades enormes de dinero y da trabajo a mucha gente.
También podemos mencionar la poco conocida empresa española Alcaliber, líder en
la producción mundial de adormidera, que con el permiso de la Junta Internacional
de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), produce derivados farmacéuticos del opio.
Cuando el sector empresarial se organiza, se crean grupos de presión para defender
sus intereses. Es bien sabido que la industria tabacalera norteamericana, su lobby, está
actualmente presionando en el congreso norteamericano para que regule el uso del ci-
garrillo electrónico. No quieren perder cuota de mercado. Por el contrario, la industria
farmacéutica ha apoyado en EEUU una reciente campaña en contra de la legalización
del cannabis (enlace). Quizás éstos tampoco quieran perder cuota de mercado.
Por otro lado y a un nivel más modesto, también existen plataformas de personas usua-
rias de cannabis y ferias que ejercen presión social y política con el fin de regular el can-
nabis en el Estado. Ya sean intereses comerciales, u organizaciones de consumidores
se organizan para defender sus intereses. Y es completamente lícito, incluso necesario,
cuando las normas y las leyes crean vacíos legales, como es el caso de las asociaciones
de personas usuarias de drogas. Cuando hay vulneración de derechos, hay colectivos
que se “rebelan”.
Cuando hay lucro, hay interés. Y si el Estado participa en el lucro, evidentemente quie-
re pasar su “factura”. Pero no solo hay intereses del Estado a modo de impuestos en el
consumo de drogas legales, o con el argumento de preservar la salud pública con las
ilegales. También hay intereses dentro de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado
(FyCSE), que mantienen una estructura de medios, personas y recursos destinados a la
lucha contra las drogas. Por ejemplo, en Euskadi el dinero destinado a prevención de
6
las adicciones es una pequeñísima parte del que se destina al “control de la oferta”, es
decir, a las medidas policiales y las leyes. Eso también es un elemento muy poderoso
para mantener el entramado prohibicionista.
Sobre las ilegalizadas, que es lo que nos ocupa, el negocio mueve más dinero que el res-
to de las legales juntas: Tabaco, vino, cerveza, café, té... según diferentes fuentes con-
sultadas señalan el negocio de las ilegales entre 350.000 y 500.000 millones dólares
anuales. Estados Unidos tiene aproximadamente un gasto militar anual de 600.000
millones de dólares. En realidad no podemos conocer cifras reales, ya que tenemos
que tener en cuenta que la ONU calcula a partir de la estimación de compra venta
de drogas en el mercado mundial. Hay otras fuentes que incluyen la ganancia que se
obtiene del blanqueo de capitales, por lo que el dinero estimado se mueve en una hor-
quilla bastante amplia. En cualquier caso, veremos algunos detalles que nos ayudarán
a comprender el volumen de dinero procedente de actividades relacionadas con el nar-
cotráfico.
7
Origen y desarrollo del prohibicionismo
¿Pero, qué es el prohibicionismo? ¿De dónde viene y cómo ha venido desarrollándose,
afectando a millones y millones de personas del mundo entero?
Según Antonio Escohotado, el surgimiento del prohibicionismo se produce en Estados
Unidos a finales del siglo XIX. En su construcción interviene el retorno del elemento
religioso tradicional, la implementación de formas de control orientadas hacia sectores
marginados, la evolución del estamento médico y su asunción de competencias antes
reservadas a la iglesia, la progresiva expansión administrativa del Estado que asume
funciones y servicios y el conflicto chino-inglés respecto del opio, que generó nuevos
estereotipos y pautas coloniales. Se trata, en definitiva, de un conjunto de valores y
normal morales que surgen claramente de las clases dominantes como forma de con-
trol social y de negación del placer.
Un promotor de la prohibición ha sido tradicionalmente el gobierno norteamericano.
El momento más álgido tuvo lugar en Viena en el año 1961, en la convención única
sobre estupefacientes y se basan en 3 tratados (1961, 1971 y 1988) de las Naciones Uni-
das que buscan “mejorar la salud y el bienestar de la humanidad” al prohibir el uso no
medicinal de algunas sustancias. Éstos convenios coincidieron con la proclamación en
el año 68 de la “guerra contra las drogas” por el presidente norteamericano Richard
Nixon. A partir de ese momento, se van creando varias estructuras al amparo de la
ONU para controlar y coordinar los asuntos relacionados con las drogas. En el preám-
bulo de la Convención Única de estupefacientes de 1961, ya se expresa la preocupación
por la salud y la moral de la humanidad. Se consideran estupefacientes a las sustancias,
drogas y preparados enunciados en las listas anexas al documento y se proponen 4 lis-
tas de sustancias sujetas a diferentes medidas de control.
• LISTA I y IV: Sustancias de uso totalmente prohibido
• LISTA II y III: Sustancias de uso medicinal, disponibles en farmacias. Con receta
y sin receta.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), se crea en el año
68, en el 91 nace el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización de Drogas
(PNUFID) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC),
nacida a comienzos del siglo XIX. Luego esta la Comisión de Estupefacientes (CND),
que es la reunión anual en Viena de todos los Estados miembros de la ONU, con la
UNODC y la JIFE para discutir y tomar decisiones sobre el control de drogas.
8
Éstos órganos son los que hoy en día sostienen la prohibición, junto con los estados
que han firmado los acuerdos de Viena. Por decirlo de otra forma, éstos órganos son a
las políticas de drogas lo que la Inquisición es a la Iglesia.
La prohibición basa su estrategia en reducir la oferta de drogas a base de leyes y de un
entramado de control y represión que es, como veremos, aparte de ineficaz, escandalo-
samente caro y poroso a la corrupción. Éste triunvirato de la prohibición también hace
recomendaciones a los estados que han firmado los acuerdos y sus normas se aplican
de forma diferente en cada país, pero no puede imponer sus argumentos. Éste es el
caso de Bolivia, que expulsó a la representación de la JIFE por los continuos rifirrafes
que surgían entre el ellos y el Gobierno entorno al consumo de la hoja de coca en el
país. Aunque parezca paradójico, el Convenio de Viena explícitamente permite los usos
religiosos y tradicionales de sustancias como el cannabis (por ejemplo en ciertas bebi-
das con extracto de cannabis en la India), el opio o la hoja de coca, entre otras.
El triunvirato prohibicionista tiene muchas más contradicciones y una de las más es-
candalosas fueron las trabas que pusieron a los enfoques basados en en la salud con-
trastados mediante evidencias científicas: A mediados de los años 90, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) creó un grupo de trabajo para tratar los temas de drogas.
Paulatinamente la OMS había introducido enfoques basados en la salud pública, sin
que por ello se hubiera cuestionado las medidas de control judiciales. No es difícil ima-
ginar que la OMS no tenía voto en éste tipo de órganos, únicamente hacían recomen-
daciones. Al respecto de la iniciativa de la OMS, la revista British Journal of Addiction
celebró su llegada y comparó las políticas de drogas de ésta manera: “porque ahora se
puede dirigir la atención a corregir el desequilibrio, hasta ahora demasiado inclinado
hacia la reducción de la oferta y el cumplimiento de la legislación, cuyos profesionales
recuerdan, por su fuerte convicción en la ‘maldad’ de los traficantes y de las substan-
cias químicas, a uno de aquellos honrados agentes de la justicia que condenaron a tan-
tas mujeres inocentes a morir por brujería”. Como veremos más adelante, la OMS jugó
un papel importante que desencadenaron algunos cambios de enfoque. El grupo de
expertos de ésta organización decidió revisar la clasificación en las listas de 10 sustan-
cias y estudiar estrategias alternativas para reducir el uso y los efectos nocivos de las
drogas. Una conclusión de su trabajo fue que se debían realizar estudios que analizaran
el impacto del cambio en la fiscalización de la hoja de coca en los Andes y del khat en
África. Nada descabellado ni atrevido, ya que el uso realizado con éstas sustancias era y
es un elemento asumido con total naturalidad dentro de un contexto y normas sociales
que regulan su uso. Además, el texto de la Convención de Viena recoge éstos supuestos.
9
Ese fue un tímido inicio en la apretura de las políticas prohibicionistas y han tenido
que pasar muchos años desde entonces para permitieran aplicar diferentes enfoques.
En el año 2014 la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
publicó un informe en el que reconoce que no han conseguido los objetivos de eliminar
el uso de drogas y por primera vez y sin ningún pudor afirman que “La normativa in-
ternacional es tan flexible como para aplicar otras políticas, más centradas en la salud
pública y menos en la represión”. Éstas palabras son quizás la mayor apertura hasta
el momento del prohibicionismo, ya que parece que los datos indican que la estrategia
trazada allá por los años 60 no mejoraba nada la situación. Al contrario.
10
Algunos datos de la ineficacia de las políticas prohibicionistas
Parece que tras más de 50 años de prohibición no habrían hecho mucho caso a la mul-
titud de señales que indicaban el error de estrategia.
Aproximadamente ¼ de la población mundial consumieron alguna droga legal en
el año 2014. Unos 250 millones de personas consumieron las ilegales, y se estiman
207.400 muertes asociadas a su consumo. Las legales como el alcohol y el tabaco, se
estiman en 9.300.000 muertes anuales. Según estadísticas de la OMS, el conjunto de
todas las drogas ilícitas es responsable de la pérdida de un 0,6% de “años de vida ajus-
tados por discapacidad”, comparado al 6,1% provocado por el alcohol y el tabaco.
En su Informe Mundial Sobre Drogas, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Dro-
ga y el Delito alerta de que más de 29 millones de personas que consumen drogas su-
fren trastornos relacionados con ellas. Además, 12 millones de esas personas son con-
sumidores de drogas por inyección, de los cuales el 14% viven con el VIH. Habría que
añadir que muchos de los problemas sanitarios, de micro, media o gran delincuencia,
corrupción, guerra sucia y problemas asociados, los ha creado dicha situación. Proble-
mas de acceso a sustancias no ilegalizadas, el involucrarse con redes de narcotráfico,
el desconocimiento de la composición de las sustancias y sus efectos, la aparición de
las Nuevas Sustancias Psicoactivas etc., etc.…) La evidencia abunda en que la políti-
ca actual permite y desarrolla por omisión éstos problemas y es la causa indirecta de
muchas de esas muertes, del desarrollo de enfermedades, el desconocimiento de la
calidad de las sustancias que se van a consumir, la adulteración, de las sobredosis... del
enorme tanto por ciento de represión y control contra las personas usuarias, también
contra los y las cultivadoras y de las multas. Es evidente que la prohibición conlleva
mayores problemas para la salud.
Por lo tanto, teniendo en cuenta éstos datos, ¿realmente las drogas ilegales son un gra-
ve problema para la salud? No al menos como con las drogas legales. Pese a provocar
menor número de muertes, el dinero que se destina al control de las ilegales es inmen-
samente superior que con las legales.
Las políticas basadas en la prohibición son, además de ineficaces e injustas, carísi-
mas. Un solo dato, EE.UU. ha gastado 8.400 millones en ayudas extranjeras contra las
drogas ilegales y en aplicar la ley en su propio país, y solo dedica 5.000 a educación,
prevención y tratamiento. En la Comunidad Autónoma Vasca en el año 2012, aproxi-
madamente 12 millones de euros fueron destinados a las políticas de drogas. De ellos,
1,5 millones de euros a programas de educación, prevención y tratamiento, incluyendo
11
el dinero destinado a los planes municipales. Los 10,5 millones de euros restantes prin-
cipalmente iban destinados a los departamento de Interior y a mantener la estructura
encargada de las drogas en Salud Pública.. Evidentemente las drogas ilícitas son un
negocio que mueve más dinero que el resto de las lícitas juntas: Tabaco, vino, cerveza,
café, té. Algunas fuentes señalan su negocio en 600.000 millones dólares anuales, el
monto del presupuesto militar de EE.UU.
Mientras tanto, cada año se dedican en el mundo más de 100 mil millones de dólares
para luchar contra las drogas, según datos reflejados en un informe publicado en la
British Medical Journal (BMJ). Lucha que, como destacan los editores del informe,
parece que no está funcionando. No es solo que la lucha contra las drogas no haya re-
ducido sustancialmente los niveles de tráfico y consumo de drogas en el mundo, sino
que se han incrementado en gran medida los daños médicos y sociales derivados de su
consumo.
12
El efecto Hidra
Para ilustrarlo vamos a analizar un fenómeno relativamente reciente, que es a su vez,
un ejemplo paradigmático de que la guerra contra las drogas es una guerra perdida.
En el año 2015 se notificaron al Sistema de Alerta Temprana de la Unión Europea 100
nuevas sustancias psicoactivas, lo que eleva el número total de estas sustancias moni-
torizadas por el EMCDDA a más de 560, más del doble de las drogas controladas en
virtud de los tratados de fiscalización internacional de drogas. El 70% de estas sustan-
cias se han detectado en los últimos cinco años y no parece que esto vaya a disminuir.
En general, estas sustancias. no son ilegales y muchas vienen a suplantar drogas some-
tidas a control como la ketamina, MDMA, cocaína, anfetamina o incluso el cannabis.
La UE ha acelerado el ritmo de fiscalización, pero pese a sus esfuerzos, en un año de
muchísimo trabajo de evaluación de riesgos ha instado a los Estados a fiscalizar apro-
ximadamente el 1% de las denominadas nuevas drogas. Las Nuevas (y no tan nuevas
sustancias) Psicoactivas conllevan el riesgo añadido del desconocimiento de sus efec-
tos y sus consecuencias a medio y largo plazo y en algunas de ellas, las más recientes,
incluso se desconocen los efectos inmediatos. Algunas de ellas son responsables de
la muerte de centenares de personas en el mundo entero. Otras, en cambio, son una
oportunidad para la ciencia o un mero vehículo de placer. Es un fenómeno complejo
que esta en crecimiento y supone un auténtico reto para la salud y la ciencia. Es por
ello que tenemos que ser conscientes que dificultar el acceso de drogas ilegalizándolas
conlleva la sustitución o la creación de sustancias.
Con el proceso de ilegalización, se produce el efecto Hidra. Hidra es aquel ser mitoló-
gico griego que poseía la virtud de regenerar varias cabezas nuevas por cada una que
perdía o le era amputada. Sucede exactamente igual con las drogas, pero a lo bestia.
Y es que ante el fenómeno de las denominadas Nuevas Sustancias Psicoactivas se evi-
dencia que el prohibicionismo más que favorecer, empeora la situación. Más si tene-
mos en cuenta que existe una prolífica literatura científica sobre las drogas tradicio-
nales y la evidencia de la posibilidad del uso no dañino de las mismas tras una gestión
responsable de su consumo.
En otras ocasiones, sustancias no tan nuevas vienen a sustituir o a adulterar las tradi-
cionales. Éstas sustancias pueden ser de muchos tipos y efectos, pero tienen una ca-
racterística común: provienen de la investigación farmacológica, algunas se usan como
potentes medicamentos y por regla general son de menor tamaño y mucho más tóxicas
que las habituales. Por ejemplo, tras la muerte de decenas de personas en Europa el
13
pasado año tras consumir presumiblemente MDMA en pastillas, saltó la alerta tras
comprobar que el principio activo que realmente contenían era la PMMA. Eran las
famosas pastillas Supermán rosas, Ayer eran rosas mañana pueden ser de cualquier
forma o color. Diversas teorías salieron a la luz para explicar la expansión de éstas
pastillas no solo en Europa, si no que en el mundo entero. Es lo que tienen vivir en
un mundo hiperconectado, en la era de la globalización. Sustancias como la Alfa-PVP,
denominada flakka, también ha irrumpido en el mercado en los últimos años. Pese a
que existen personas que la consumen de forma consciente y aplicando ciertas pautas
de reducción de riesgos, lo cierto es que en muchas ocasiones, su consumo ha sido to-
talmente involuntario, es decir, no consciente, ya que por sus efectos farmacológicos
similares a estimulantes conocidos, la Alfa-PVP ha aparecido en muestras vendidas
como cocaína o MDMA. Quizás el caso más preocupante sea la proliferación de opiá-
ceos sintéticos, como pueden ser el fentanilo y el carfentanilo, sustancias análogas a los
conocidos derivados naturales del opio, pero que su creación es producto de diferentes
síntesis químicas a partir de precursores no procedentes del opio. Éstas dos sustancias,
el fentanilo y el carfentanilo, se usan en medicina y en veterinaria. Por ejemplo, en par-
ches contra el dolor, ya que son potentes analgésicos. En los últimos tiempos diversas
regiones de EEUU y Canadá están sufriendo una auténtica pesadilla por el incremen-
tos de las muertes asociadas al consumo de heroína inyectada y precisamente éstas
dos sustancias pueden haber sido factores determinantes en las sobredosis. Algunos
medios informan del incremento de hasta el 350% de muertes debidas a sobredosis.
Las mismas fuentes señalan la presencia de fentanilo en muestras de heroína. Para ex-
plicar el riesgo de una manera muy gráfica podemos decir que el fentanilo es 100 veces
más potente que la heroína y el carfentanilo es 100 veces más potente a su vez que el
fentanilo.
La prohibición de sustancias como la heroína nos están llevando a la fabricación de
sustitutos, algunos más baratos, la mayoría mucho más potentes y peligrosos pero to-
dos ellos más fáciles de transportar, incluso de producir. Algunos de éstos “sustitutos”
pueden ser de uso médico legal, y otros son alegales, es decir, no están prohibidos, pero
no pueden ser vendidos para consumo humano. Pues bien, se trata de la ley del embu-
do, cuya máxima en el mundo de las drogas es que toda sustancia tiende a presentarse
o a sustituirse en formatos más potentes y menos voluminosos para facilitar el tras-
porte y comercialización. Si antes mencionábamos la PMMA, tenemos que decir que
ésta sustancia tiene uso legal en algunos países, de ahí que su producción no levante
sospechas inicialmente. Poco o nada puede hacer la policía ante la producción legal de
un medicamento que luego será derivado a otros países que incluso tengan prohibida
14
la comercialización, eso si, sorteando las aduanas. No existe uniformidad en las leyes
internacionales, de ahí que lo que en un país puede estar prohibido en otro de al lado
perfectamente puede ser legal.
Como reto paralelo e inviable de controlar, están los mercados de ocultos de Internet
en la red profunda, o la Dark Web. “De acuerdo con un análisis elaborado por World
Economic Forum, el comercio de drogas ilegales movió entre diciembre de 2013 y julio
de 2015 alrededor de 27 millones de dólares en estos mercados”. Ross Ulbricht, ges-
tor de la web de compra venta de drogas, Silk Road 2.0 tiene por delante 2 condenas
perpetuas en EEUU, pero tras el cierre de ésta conocida web surgieron un montón de
nuevos mercados on line.
15
La ley del embudo
Pese a lo que pueda parecer, las nuevas sustancias psicoactivas no es un fenómeno re-
ciente y ya existían ejemplos históricos de la evolución de la oferta drogófila.
El primer ejemplo documentado lo tenemos en las guerras del opio del siglo XIX (1839-
1842 y 1856-1860). El tradicional uso medicinal de opio en China se documenta en el
escrito “Tesoro Herbolario” del año 973. Éste consumo se hacía a partir de partes de la
planta y de forma oral, con un menor potencial adictivo que fumado. No se tienen noti-
cias del consumo fumado hasta unos años después de la llegada del tabaco a China. El
tabaco a su vez fue introducido en Asia por los españoles a través de Filipinas, y llega a
China de la mano de los holandeses en el año 1620, quienes comienzan a mezclar el ta-
baco con el opio. 100 años después habían proliferado tanto los famosos fumaderos de
opio, que afectaron a las economías y sociedades locales. Tanto es así, que las autorida-
des chinas promulgaron un edicto en contra de los fumaderos de opio. Progresivamen-
te se había ido extendiendo la práctica de fumar opio mientras poco a poco la mezcla
con tabaco iba disminuyendo. Aún y todo, el opio autóctono era una extracción simple
del látex de la adormidera, es decir, opio crudo. El opio chino se caracterizaba por ser
un preparado de baja psicoactividad. Por éste tiempo, Gran Bretaña tenía una gran de-
manda de productos chinos: té (otra droga), seda y porcelana. Los chinos solo vendían
sus productos a cambio de plata y la balanza de pagos de Gran Bretaña se veía muy
desfavorecida. ¿Qué solución se planteó el Imperio británico? La exportación clandes-
tina de opio!! El comercio del opio creció rápidamente, y el flujo de plata comenzó a
reducirse. El emperador Daoguang prohibió la venta y el consumo de opio en 1829 a
causa del gran número de adictos. Por aquel entonces el preparado de opio para fumar
nada o poco tenía que ver con el tradicional. No solo los problemas sociales derivados
de éste consumo colmaron la paciencia del gobierno Chino, si no que progresivamente
el balance comercial entre China y Occidente estaba cambiando y allá por el año 1839
por primera vez arrojó en el balance de cuentas un saldo negativo. Había que tomar
medidas y una de ellas fue proseguir en la lucha por la erradicación de los cultivos y
del consumo. En esos años, Gran Bretaña, Francia y en menor medida Rusia tenían
intereses comerciales y geoestratégicos en China. Gran Bretaña por ejemplo tenía el
control de ciertos puertos comerciales. Ya no era una cuestión de comercio de una sus-
tancia con propiedades terapéuticas, si no que ahora se estaba contrabandeando con
un opio puro refinado procedente de la colonia británica de la India. El opio refinado
era mucho más puro y potente. Es el primer caso que conocemos de la ley del embudo.
La reciente prohibición china impedía el comercio de la nueva gallina de los huevos
de oro. Negar el acceso a tan rentable y preciado producto fue determinante para que
16
saltara la chispa. En una carta dirigida a la reina de Inglaterra, los chinos avisaron: “
“Pero existe una categoría de extranjeros malhechores que fabrican opio y lo
traen a nuestro país para venderlo, incitando a los necios a destruirse a sí mis-
mos, simplemente con el fin de sacar provecho. (…) ahora el vicio se ha exten-
dido por todas partes y el veneno va penetrando cada vez más profundamente
(...) Por este motivo, hemos decidido castigar con penas muy severas a los mer-
caderes y a los fumadores de opio, con el fin de poner término definitivamente a
la propagación de este vicio.(...) Todo opio que se descubre en China se echa en
aceite hirviendo y se destruye. En lo sucesivo, todo barco extranjero que llegue
con opio a bordo será incendiado (...) Lin Hse Tsu. Carta a la reina Victoria.
1839.”
Plata o plomo como dijera Pablo Escobar. Si no hay comercio, te hago la guerra. La
contestación de las potencias occidentales fue evidente. Tras sucumbir al conflicto, de-
finitivamente China fue forzada a abrirse al comercio internacional, en el cual las po-
tencias occidentales beligerantes obtuvieron jugosos tratos comerciales. Por supuesto,
tras la guerra, el opio fue legalizado en China.
En la actualidad, la pretensión de un mundo libre de drogas “niega a dos tercios de la
población el acceso a opiáceos para el control del dolor (más de cuatro mil millones de
personas), “e impiden la investigación sobre el uso médico del cannabis y otras drogas
prohibidas a pesar de la evidencia de un beneficio potencial”. Recientemente, las in-
vestigadoras Ana Navarro y Eva Martínez-Pinilla señalaron las dificultades que existen
para estudiar las propiedades medicinales del cannabis en humanos. Consideran que
existe un potencial importante para tratar no sólo el cáncer, sino también enferme-
dades neurodegenerativas. En declaraciones al periódico La Vanguardia, dijeron: “Es
difícil en España realizar estudios clínicos por los problemas legales, no te aprueban
los estudios”.
17
La prohibición como control social y monopolio de la violencia.
Les leyes contra las drogas son leyes contra las personas. Un gran número de las per-
sonas encarceladas en el mundo lo esta por delitos relacionados con las drogas. En-
carcelando ¿acaso se ha acabado con el consumo o el tráfico de drogas? Ya sabemos
que hay mayor número de personas que usan drogas en la cárcel que en la calle, pese
a que las drogas ilícitas y el alcohol estén completamente prohibidos allí. La enorme
mayoría proviene de las clases populares, los barrios obreros o chabolistas. Además en
el mundo, hay más mujeres encarceladas por delitos relacionados con las drogas, en
su mayoría no violentos, que por otro tipo de delitos. Si concretamos, más del 50% de
las mujeres presas en centros penitenciarios en España, están sentenciadas por delitos
relacionados con drogas. En Ecuador llega al 77%. Las mujeres encarceladas con adic-
ción y que no tienen acceso a tratamiento, suelen enfrentarse a más violencia, extor-
sión y abusos que otras mujeres en prisión. El fenómeno podría ser incluso superior,
ya que en realidad las estadísticas mundiales no son comparables, ya que muchas veces
algunos delitos tienen relación con las drogas y ello no se releja en los números. Ade-
más, según denuncia la Federación Enlace, “los grupos de mayor nivel socio económico
son más propensos a iniciarse en el consumo de drogas que los grupos de menor nivel
socio económico, pero estos últimos son los que pagan un precio más alto y tienen más
probabilidades de caer en una adicción”.
La guerra contra las drogas ha provocado una escalada de la violencia de los carteles de
droga que compiten por el control de los mercados. Lo hemos visto en China y lo vemos
ahora en México. En éste país diversas fuentes estiman en más de 150.000 personas las
personas que han sido asesinadas y más de 28.000 declaradas desaparecidas. Tam-
bién es un ejemplo de esta violencia la persecución masiva a personas que usan sustan-
cias y a traficantes de drogas que se está produciendo en Filipinas y que lleva más de
5.800 muertes desde verano del año 2016.hasta la fecha, 2.000 de ellas a manos de la
policía y 3.800 ejecuciones extrajudiciales por parte de escuadrones de la muerte au-
todenominados “los vigilantes”. Además se han producido más de 37.000 detenciones.
Así, los castigos más desproporcionados caen contra las personas pobres, las minorías
étnicas o las mujeres. Sólo una de cada cinco personas con adicción tiene acceso a tra-
tamiento. Las mujeres, pese a representar un tercio de las personas con adicción, solo
1/5 de ellas se beneficia de algún tipo de programa de desintoxicación.
Es una práctica posible en muchos países que cuando se identifica a una mujer como
consumidora de drogas, puede ser que las agencias de protección de la infancia retiren
18
a los niños de sus madres, lo que todavía desalienta todavía más a las mujeres a buscar
ayuda.... Además, la Relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer
informó a la Asamblea General en 2013 que las leyes y políticas antidrogas son “una
de las causas principales de las crecientes tasas de encarcelamiento de mujeres en el
mundo” y considera que “las mujeres que cometen delitos relativos a las drogas relati-
vamente leves “tienen más posibilidades de encontrarse con sentencias más largas de
prisión que los hombres que cometen delitos de tráfico más importantes.”
El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) destaca que la alta tasa de
encarcelación de mujeres en relación con delitos de drogas y el impacto que esto tiene
en los niños y sus familias, constituye un problema de desarrollo humano.
19
El escaso desarrollo de políticas basadas en la reducción del
riesgo y daño
Aparte del tema cárcel, la criminalización de las personas usuarias de drogas lleva a
las prácticas de riesgo en el consumo (como compartir jeringuillas o consumir drogas
cortadas con sustancias tóxicas) y a que las personas con adicción no tengan cober-
tura o se alejen del sistema sanitario. Dentro de la lógica prohibicionista, erradicar
la distribución de drogas es uno de los objetivos. También erradicar su consumo. To-
dos éstos ingredientes se dan y tenemos un ejemplo paradigmático para conocer las
consecuencias más trágicas de éste tipo de políticas. Ya conocemos los problemas que
existieron entre las personas usuarias de heroína inyectada a finales de los años 80 y
bien entrados los 90, cuando muchas farmacias no vendían jeringuillas a las personas
adictas, lo que conllevaba lograr utensilios para el consumo nada higiénicos y seguros,
incluyendo recoger “chutas” del suelo. Un ejemplo muy claro hemos visto hace poco
en Rusia, en el que las personas usuarias de opiáceos no tienen acceso a tratamientos
de metadona ni a intercambio de jeringuillas para el consumo. En éste punto, negar
el derecho a asistencia sanitaria y obstaculizar el acceso a la salud ha favorecido di-
rectamente la proliferación del contagio de infecciones y enfermedades de trasmisión
sanguínea como la hepatitis o el VIH. A comienzos de siglo, se produjo un descenso
significativo de la producción de opio en Asia central. Esto afectó al mercado interno
ruso. Las personas usuarias de heroína recurrieron a otros opiáceos disponibles, y los
más fáciles de conseguir eran los medicamentos opiáceos de venta en farmacias. Es el
caso de la desomorfina y en engendro del “krokodil”.
La desomorfina comenzó a sintetizarse clandestinamente en Rusia a partir de la esca-
sez de heroína. Se utiliza como una droga alternativa a la heroína, ya que sus precurso-
res son relativamente fáciles de conseguir, por ejemplo las pastillas de codeína pueden
comprarse sin prescripción; su síntesis resulta sencilla y gracias a esto, una dosis de
krokodil cuesta entre tres y cinco veces menos que una dosis de heroína. La desomor-
fina fue foco de atención durante el año 2010 en Rusia debido a que se registró un in-
cremento notable en la producción clandestina de este compuesto, cuya presentación
legal en pastillas de uso medicinal esta ideada para su consumo oral.
La droga puede ser fácilmente elaborada a partir de las pastillas legales de codeína,
con yodo y fósforo rojo. Sin embargo la desomorfina sintetizada de esta manera es
altamente impura debido a que las sustancias usadas inicialmente no se purifican, ni
tampoco la desomorfina obtenida después de la reacción. El preparado resultante de
síntesis caseras es la presencia de varios subproductos orgánicos tóxicos y corrosivos,
20
como el yodo y y el fósforo rojo, que son eliminados por el organismo si su consumo es
vía oral, pero si se utilizan jeringuillas éstos productos provocan gravísmos daños para
la salud. Algunos medios informaron de que la esperanza de vida de estas personas
adictas apenas se prolongaba por cuatro años.
Debido a que esta mezcla se inyecta prácticamente sin ningún proceso de purificación,
el “krokodil” ha saltado a primera plana de la prensa al ser responsable de la produc-
ción de graves daños en los tejidos corporales, como flebitis y gangrena, requiriendo
muchas veces la amputación de extremidades o produciendo infecciones en los hue-
sos,, , llagas y úlceras, necrosis de los tejidos y problemas en hígado y riñones. Las
pastillas de desomorfina no presentan toxicidad oral debido a sus excipientes como el
yodo, fósforo, etc, pero por vía intravenosa la cosa cambia radicalmente.
Podíamos poner cientos de ejemplos de las consecuencias negativas de la prohibición.
De las consecuencias positivas, sus máximos responsables oficiales empiezan a cues-
tionarse todo éste sistema. Como vemos la prohibición a menudo produce el efecto
contrario al deseado. La guerra contra las drogas es una guerra contra las personas
usuarias. La cara B de la prohibición la representan quienes más la padecen; son las
personas más vulnerables, con menos derechos o más empobrecidas.
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22
¿Quién gana con la prohibición de las
drogas?
Podríamos resumir el beneficio de la prohibición, además de en lo evidente, en otros
tres aspectos: GUERRA, DINERO Y CONTROL SOCIAL. Para describir los intereses
que quienes representan a la guerra, el dinero y el control social, vamos a analizar va-
rios asuntos.
Antes de entrar de lleno, queremos recordar que tenemos disponible el podcast y texto
“Uso de drogas como arma de guerra”.
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La Guerra, un negocio muy lucrativo
• El cultivo de opio tuvo su cifra récord en Afganistán el año 2013: se calcula una
producción anual de 6.000 toneladas de opio, ocupando una extensión de 2.240
km2, lo que sería aproximadamente el tamaño de Bizkaia.
• El opio da de comer a unas 200.000 familias en Afganistán. ¿Por qué es tan lu-
crativo? Mientras un kilo de arroz cuesta 1,4 €, 1 gramo de opio cuesta algo menos
de 1€.
• En los años 80, las ¾ partes de la heroína vendida en el mundo procedía del cul-
tivo de opio en Afganistán. Aquellos Muyahidines que lucharon contra los sovié-
ticos fueron financiados gracias al cultivo de opio. Tal fue el desarrollo del cultivo,
que Afganistán superó en el ranking al triángulo de oro (Tailandia, Laos y Myan-
mar – antigua Birmania), otra zona bien conocida por el ejército norteamericano.
• Los Talibanes, al llegar al poder, redujeron su producción en 185 toneladas en
2001.
• Por esos años, Ahmed Wali Karzai era un cultivador de opio y señor de la guerra
de Afganistán, hermano de Hamid Karzai, posterior presidente del país tras la
intervención norteamericana. Nunca se actuó contra él. Según varias fuentes, el
hermano del presidente de Afganistán estaba en la nómina de la CIA antes de caer
asesinado.
• Tras los primeros años de intervención norteamericana, la producción de opio
volvió a subir hasta las 3.500 toneladas. Las cifras del año 2013 nos hablan de
6.000 toneladas.
• Otro ejemplo más reciente. Según Angela Mae, representante de la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), el fármaco estimulante
Captagon mueve miles de millones de dólares anuales en Oriente Medio y todos
los datos indican que Siria se ha convertido en un gran productor. Hay que recor-
dar que el Captagon fue prohibido en Oriente Medio por el incremento del uso no
medicinal, pese a la gran aceptación social que tenía debido a sus propiedades te-
rapéuticas. La representante afirma que Ahora se fabrica principalmente en Siria,
y desde allí se trafica a través de Jordania y Líbano, hasta uno de los principales
mercados, que es Arabia Saudí. El Captagon se ha hecho tristemente famoso por
el uso que le da el DAESH y es muy posible que también se lucre de la venta ilícita
de estas pastillas.
24
• ¿Por qué aumenta la producción? Aparte de la propia demanda, ¿Hay otros in-
tereses menos evidentes? ¿Y si los hay, cuáles son? ¿Ganar la guerra? Todo hace
sospechar que el tráfico de drogas es una fuente innegable para pagar la guerra. Y
para mantener el propio prohibicionismo.
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La Banca siempre gana
• Peter Dale Scoot, en su libro “La maquina de guerra norteamericana, operaciones
financiadas por el narcotráfico”, estima el lavado de dinero negro en 1 billón de
dólares procedente de las drogas. La mitad procede de EEUU. Pero, ¿dónde se
lava éste dinero?
• En 2009, se descubrió que dos grandes bancos, HSBC y Wachovia, habían ad-
ministrado cuentas para el Cartel mexicano de Sinaloa. Wachovia lavó aproxi-
madamente $ 420 mil millones para el Cartel de Sinaloa entre 2003 y 2008 - y
en nombre de Wachovia, los trabajadores en las sucursales mexicanas de HSBC
tomaron rutinariamente la entrega y manejaron este dinero. En 2010, tras una
investigación de 22 meses, Wachovia fue multado por un total de 160 millones de
dólares, un 2% de sus ganancias ese año.
• Por otra parte, HSBC continuó beneficiándose de las actividades de blanqueo de
dinero durante varios años más. El diario New York Times dijo: “Las autoridades
federales y estatales han decidido no acusar a HSBC, banco con sede en Londres,
de cargos de lavado de dinero extenso y prolongado, por temor a que la perse-
cución criminal derribe al banco y, en el proceso, ponga en peligro el sistema
financiero”.
• En el año 1829, el consumo de opio fue prohibido en China. Comenzó la primera
guerra del opio. Occidente impuso la legalización, los países obligaron al gigante
asiático a abrir puestos comerciales bajo suculentas normas y para administrar
las ganancias se creó un banco. ¿Os podéis imaginar cuál es? El británico HSBC,
el mismo banco que ha sido recientemente acusado.
• Paradójicamente, Antonio María Costa, ex jefe de UNODOC declaró en 2009 que
el dinero del narcotráfico representaba durante el comienzo de la crisis econó-
mica mundial “el único capital de inversión líquido” disponible para los bancos
durante el colapso financiero. Sin éste dinero, argumenta, la crisis financiera de
2008 podría haber llevado a un colapso global total de la industria bancaria. En
cambio, aunque muchos bancos importantes fracasaron, otros lo lograron gracias
a la disponibilidad de dinero ilegal. “Los préstamos interbancarios fueron finan-
ciados con dinero proveniente del comercio de drogas y otras actividades ilegales
... Hubo señales de que algunos bancos fueron rescatados de esa manera”, dijo
Costa.
Guerra, banca quedan bastante claros. ¿Qué nos falta?
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Control Social
• La Agencia para la Administración de Drogas de EEUU, DEA, fue creada en el
año 1973, con Richard Nixon. Tiene sede en 62 países, un presupuesto de más de
2.415 millones anuales, con 10.800 empleados. La DEA ha sido acusada de com-
portarse como un cartel, debido al conocimiento de las rutas del narcotráfico y a
la financiación de operaciones encubiertas (Nicaragua...).
• John Daniel Ehrlichman fue asesor de política interior de Nixon y estuvo involu-
crado en el escándalo del Watergate, por el cual pasó 1 año y medio en la cárcel.
En una conversación con el periodista Dan Baum contó que Richard Nixon tenía
dos enemigos: la izquierda anti guerra y los negros. “Sabíamos que no podíamos
hacerlos ilegales por ser negros o estar en contra de la guerra, pero al hacer que
el público asociara a los negros con la heroína y a los hippies con la marihuana, y
luego criminalizar ambas sustancias fuertemente, podíamos fragmentar sus co-
munidades. Podríamos arrestar a sus líderes, redar sus casas, disgregar sus reu-
niones y despreciarlos todas las noches en las noticias. ¿Sabíamos que estábamos
mintiendo sobre las drogas? Claro que sí”.
• En el año 2007 un avión marca Gruman Gruf Xtreme II, con matrícula N987SA se
estrelló en México con un cargamento de 4 toneladas de cocaína. Según la prensa,
era propiedad del capo Manuel Chapo Guzmán. La misma matrícula, el mismo
modelo de avión, aparece en los registros de vuelo de la Organización Europea de
Seguridad de la Aeronavegación, como parte de la investigación del Parlamento
Europeo sobre “la presunta utilización de países por la CIA en el transporte y de-
tención ilegal de presos”.
• Garry Webb, periodista de investigación con dos premios Pulitzer, denunció en
los 90 los vínculos de la CIA y DEA con los narcotraficantes. Apareció muerto,
con dos tiros en la cabeza. La investigación determinó que se suicidó, pese a que
el primer tiro era mortal de necesidad. Os recomiendo ver la película “Matar al
mensajero”
• De las industrias ilegales, el sector más grande es el de las drogas. De hecho, el
dinero que las drogas ilegales representan es de casi el 1% del PIB mundial total.
La UNODC calculó que se gastaron 321.000 millones de dólares en el consumo de
drogas en 2003; El mismo año, el PIB total se estimó en 38,7 billones de dólares,
lo que indica que el 0,83% del PIB mundial total se generó a partir de drogas.
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• Las políticas de drogas son un reflejo de los valores dominantes: de 1977 a 2013
en los Estados Unidos se multiplicó por nueve el número de mujeres en prisión,
debido sobre todo a un endurecimiento de las leyes contra las drogas. La mayoría
de estas encarcelaciones masivas fueron mujeres negras, aunque no presentaban
tasas de consumo de drogas superiores a las de las mujeres blancas
• “Cuando en la corte se le preguntó al hijo de un famoso capo de la mafia, John
Gotti Jr, si la familia todavía manejaba drogas, dijo, “No, no podemos competir
con el gobierno”. John Gotti fue el líder del clan Gambino en Nueva York a finales
del siglo pasado.
• Recientemente, el fiscal Antidroga de Gipuzkoa dio en una entrevista al Diario
Noticias. Ante la pregunta qué resultaba más complicado en la lucha contra las
drogas, dijo textualmente::
• “El blanqueo de capitales derivados del tráfico de drogas es uno de ellos. Esa inge-
niería financiera a la que me he referido que desarrolla el crimen organizado para
ocultar el beneficio obtenido requiere un importante esfuerzo para su descubri-
miento, esclarecimiento y obtención de pruebas plenamente eficaces.”
Y es que hay voces de expertos que afirman que quién defiende la prohibición esta
favoreciendo al narcotráfico. Otra forma de decirlo es que quién apoya la prohibición
esta contribuyendo al enriquecimiento ilícito de las mafias, al deterioro en materia de
derechos de la población general y de la salud de las personas usuarias Los hechos ha-
blan por sí mismos.
Las estrechas relaciones entre banca, fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y gue-
rra sucia no es un asunto que nos quede lejos. No podemos pasar por alto las teorías
de la conspiración vinculadas a la introducción deliberada de la heroína en las calles.
Juan Carlos Usó, en su libro “¿Nos matan con heroína? Sobre la intoxicación farma-
cológica como arma de Estado” , nos deja episodios de la relación de las FyCSE con el
tráfico de drogas, no sin desmitificar con detenimiento el supuesto plan organizado por
el Estado de intoxicación social. Por ejemplo leemos cosas como Instituciones Peniten-
ciarias entregando heroína a los presos amotinados de cárcel Modelo de Barcelona, o
la detención del confidente policial y dirigente del GAL Ismael Miquel con un kilo de
heroína en Tailandia y la desaparición de 150 kilos de cocaína de la comisaría de Irun
en 1988. Éste suceso llevó al cierre a la discográfica Esan Ozenki tras editar Negu Go-
rriak la canción Ustelkeria.
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La sombra de Intxaurrondo
El pasado 5 de noviembre del año 2016 se desarrolló la Operación Jinete en distintas
localidades de Cádiz. Con ella se daba por desmantelada una organización de narcotra-
ficantes que, además de introducir importantes cantidades de hachís en la península,
contaban con la infraestructura necesaria para el blanqueo de dinero. En la investi-
gación aparecen implicados varios bancos, que habrían participado en el lavado del
dinero negro. Uno de los detenidos es el sargento de la Guardia Civil Romero Béjar,
destinado en la Comandancia de Algeciras, quien guardaba medio millón de euros tras
las estanterías de su vivienda.
A principios de los años 80 el guardia José Romero Béjar estuvo destinado en el cuar-
tel de Intxaurrondo de San Sebastián bajo las órdenes del Comandante Galindo. Fue
imputado por la Audiencia Nacional a mediados de los noventa en los sumarios refe-
rentes a la guerra sucia que salpicaron al cuartel de Intxaurrondo. Su nombre aparece
en el sumario del caso Lasa y Zabala y fue el propio Galindo quién le exculpo a él y al
resto de sus subordinados en una declaración firmada antes de entrar en la cárcel por
su condena en el caso Lasa y Zabala. Ésto no fue obstáculo para que fuera incluido en
el grupo Omega, compuesto por agentes de élite de la Guardia Civil que fueron conoci-
dos como los pata negra. Éste grupo fue creado por el entonces director de la Guardia
Civil, Luis Roldán, el del maletín fugado con fondos reservados. En enero de 1990 fue
secuestrado el militante del PCE(r) Jesús Cela Seoane. El grupo Omega fue implicado
en la posterior causa. Fueron encausados 5 de las 7 guardias civiles, todos ellos con
destino en Intxaurrondo. Romero fue el único que no fue a declarar en el juicio. Éste
suceso fue la primera vez que se dan a conocer éste grupo.
En el año 1996 Romero Béjar llegó al cuartel de Tarifa, siendo responsable del Grupo
de Investigación Fiscal y Antidroga (GIFA). Se suponía que su trabajo era realizar ope-
raciones de lucha contra el narcotráfico. Romero Béjar no es un caso aislado dentro de
las FSE, podríamos hablar de muchos más, los 150 kilos de cocaína encontrados en el
buque escuela de la armada española, el Juan Sebastián Elcano, de los diferentes jefes
anti droga que han sido condenados, de la desaparición de alijos, el cuartel o cartel de
Intxaurrondo….
Si nos centramos en el entramado de Intxaurrondo, no deja de salir noticias relaciona-
das con la “presunta vinculación” de funcionarios con el tráfico de drogas.
Uno de los primeros casos fue la investigación 491/91, que implicaba a un confiden-
29
te, Olarte “Plomos”, muy relacionado con el cuartel de Intxaurrondo. Otro caso fue la
Operación Pitón, en el año 92, ya que uno de los agentes detenidos estuvo destinado
en Intxaurrondo. Fue responsable fiscal del puerto de Pasajes. La conocida relación de
“Tigre” Santamaría en anteriores imputaciones de contrabando de tabaco relaciona-
das con el cuartel de Intxaurrondo. En el 93, el conocido Caso Ucifa, por el pago con
drogas a confidentes, acabó con el comandante Pindado. También estuvo destinado
en Intxaurrondo. Ese mismo año fue arrestado la mano derecha de Galindo, el coro-
nel Máximo Blanco, en una operación contra el narcotráfico en Tarragona. En el año
2001 se produjo la detención del teniente coronel Masa, implicado en varias causas de
guerra sucia, por otro asunto de narcotráfico. En el 2009 se detuvo al teniente coronel
Castañeda. Fue uno de los guardias civiles que participaron en la elaboración del cono-
cido Informe Navajas, un escrito que alertaba, a finales de los ochenta, de la implica-
ción de guardias civiles de Intxaurrondo en el tráfico de drogas, tabaco y prostitución
junto a conocidos narcos y contrabandistas vascos y gallegos. Veinte años después de
la elaboración del informe el ya teniente coronel Castañeda, fue imputado de los delitos
de blanqueo de capitales y asociación ilícita al trabajar presuntamente para la red del
conocido narco gallego Marcial Dorado. Su fallecimiento prematuro impidió conocer
el fondo de ese asunto.
¿Qué podemos decir del informe navajas? Para ese tema tan delicado podemos reco-
mendar la lectura de varios libros de Pepe Rei, como La red Galindo e Intxaurrondo.
la trama verde.
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¿Quién pierde con la prohibición de las
drogas?
Hemos visto que los esfuerzos por controlar la oferta fracasan estrepitosamente en
un marco ilegal, cuando se aplican medidas que provocan mayores daños que el uso
dañino de drogas. Podríamos poner solo unos ejemplos de cómo influye el control de
la oferta de sustancias en el marco legal. Así, los medicamentos son prescritos y dis-
pensados por profesionales de la salud. Drogas como el alcohol, el tabaco o incluso el
café están sometidas a impuestos y en los dos primeros casos a estrictas medidas de
venta y publicidad. Aún más, éstas drogas legales son tan comunes y usadas en nuestra
sociedad que existen ciertos mecanismos de autoregulación en las sociedades ante el
uso y/o abuso. Ante determinadas situaciones y contextos son las normas sociales las
que determinan en todo caso la adecuación e idoneidad del consumo de drogas. Por
ejemplo, agarrarse una borrachera en navidades esta permitido socialmente, pero be-
ber en horas de trabajo esta censurado incluso regulado. Éstas normas, en ocasiones
acompañadas por medidas legales a modo de correctoras o impulsoras de la restricción
de su uso se han demostrado bastante eficaces, aunque no son muy populares, como el
aumento de los impuestos al alcohol o al tabaco. Pero ya que las drogas existen desde
hace milenios, tenemos una amplia historia de relación con las sustancia, es un repe-
tido repetido en todas las culturas y épocas y todo indica que seguirá sucediendo. así
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Leyes que provocan mayores problemas que los producidos por
el uso de las mismas drogas.
Son más de 1000 las personas ejecutadas cada año por delitos relacionados con drogas.
Se calcula que 660.000 personas contraerán el VIH al año por compartir jeringas para
consumir drogas, mayoritariamente en aquellos países que carecen de programas de
reducción de daños como son los de intercambio y dispensación de jeringuillas. El 60%
de las mujeres encarceladas en América Latina lo está por delitos relacionados con dro-
gas, que representan a cientos de sectores sociales vulnerados en el mundo, víctimas de
la guerra contra los drogas, a las que se les seguirán vulnerando sus derechos.
La prohibición afecta a la calidad de las drogas. El desconocimiento de su composición,
de los adulterantes o de las sustancias que sustituyen a las originarias hacen que los
efectos de las mismas sean completamente impredecibles y quede su gestión del con-
sumo a una suerte de prueba-error que en muchas ocasiones provoca más daños en la
salud de las personas de los que cualquier persona usuarias estaría dispuesta a sufrir
si tuviera conocimiento de la composición. Como bien hemos mencionado antes, la
investigación científica también se ve afectada y obstaculiza el desarrollo de ensayos
clínicos con sustancias con capacidad terapéutica demostrada.
Incluso el ecosistema de múltiples regiones también se ha visto afectada. Existen datos
sobre vertidos ilegales de laboratorios clandestinos en amplias zonas de Europa, como
es el caso de Bélgica, Holanda. Otros países ven mermados sus recursos naturales en la
extracción ilegal de principios activos y como consecuencia el los ecosistemas locales se
ve alterados. Prácticas como la fumigación de plantaciones de hoja de coca con glifosa-
to ha demostrado que los cultivos se trasladan a otros lugares y que las tierras fumiga-
das quedan contaminados e inservibles para el cultivo de productos para el consumo
humano. En marzo del año 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificó
el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”.
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La ciencia también pierde con la prohibición
La ciencia no siempre ha podido convencer. Otras veces, la ciencia se ha puesto al
servicio del interés económico, manteniendo una visión interesada y parcial. Son los
conflictos de intereses. Existe una larga historia de parcialidad, ocultación y falsedad
de datos. Ésta frase podría ser una exageración, pero si tenemos en cuenta varios ejem-
plos y la importancia y repercusión que han tenido nos entrarían ganas de leernos cual-
quier estudio científico de cabo a rabo antes de creérnoslo entero. Venimos hablando
de la esperanza que representan las políticas basadas en la salud en confrontación con
el control de la oferta. Hay que señalar que la prohibición también asume la palabra
salud como argumento para recortar derechos y libertades.
Es el caso del cannabis. Solo tres años antes de que Nixon promulgara la guerra contra
las drogas, ya había bastantes estudios científicos que recomendaban cambiar las polí-
ticas de drogas: En el año 1970, el informe canadiense Le Dain concluyó que el debate
sobre el uso no medicinal del cannabis había estado basado en habladurías, mitos y
opiniones mal informadas sobre los efectos de la droga. En el mismo año, el informe
Wootton afirmó que las preparaciones de cannabis y sus derivados deberían continuar
siendo posibles para propósitos médicos. Éste informe concluyó que el cannabis no es
más peligroso que el tabaco o el alcohol, y recomendaba que las sanciones por consu-
mo y venta de marihuana fueran reducidas en EEUU. Todo ésto mientras sucedía la
Guerra de Vietnam y las protestas internas a ella se sucedían. Nixon declaró enemigo
público Nº1 a las drogas en EEUU, mientras el gasto destinado en su lucha de dispara-
ron a mil millones de dólares en 1972. Aquí se desmadra el negocio de la guerra contra
las drogas. En el 76, el asesor en temas de drogas del nuevo presidente Ford, el médico
Robert DuPont, declaró que el cannabis es menos dañino que el alcohol o el tabaco y
pide su regulación. La respuesta de Ford fue prohibir la financiación oficial de investi-
gaciones médicas del cannabis.
Con el cannabis es muy interesante ver el proceso histórico. Hasta los años 30 estaba
incluida en la farmacopea y con bastante normalidad se consumía en determinados en-
tornos. Gran parte de las investigaciones que decían que el cannabis producía violencia
y locura estaban más bien basados en criterios ideológicos que en científicos. Hay es-
tudios recientes después de analizar diferentes investigaciones que llegan a la conclu-
sión que muchas de éstas afirmaciones carecen de sustento científico ya que confunden
correlación con causalidad y no es posible concluir que un determinado resultado sea
causado por el cannabis.
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Sobre las legales también hay mucho que decir. Baste mencionar la multitud de cam-
pañas de la industria de las bebidas alcohólicas y los aparentes beneficios para la salud.
Por ejemplo, el alcohol en España no se considera legalmente una droga, si no que su
legislación tiene más que ver con un alimento que con una sustancias capaz de mo-
dificar nuestro Sistema Nervioso Central. La industria del tabaco se ha esforzado por
que el tabaco tuviera buena imagen y es curioso porque hoy en día es uno de los pocos
productos legales que no contiene los componentes en su etiqueta.
Mención aparte se merece la cafeína. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria
(EFSA) considera a dosis bajas y medias su consumo es seguro en la población general.
También expresa sus dudas en los beneficios para la salud. Apunta que su consumo es
seguro en general en dosis no superiores a 300 mg de cafeína, proporcionando efectos
tales como aumento de la capacidad de resistencia y del rendimiento físico, reducción
de la percepción del esfuerzo y mejora de la concentración y aumento del estado de
alerta. Sin embargo a dosis altas superiores, los efectos pueden poner en riesgo la salud
de las personas. A ésto se le llama ficha de seguridad de una sustancia y es posible gra-
cias a los estudios y a que es muy sencillo estudiar los efectos de una sustancia que es
legal. También es seguro que existen muchísimas empresas dispuestas a financiar que
abalen las propiedades de la cafeína, pero como vemos ésta agencia no considera a la
cafeína como una sustancia beneficiosa. Eso quizás lo tiene que valorar cada persona.
El psicólogo canadiense Bruce K. Alexander, del que ya hablamos en el podcast “Jau-
las y Drogas” realizó un estudio conocido como Rat Park o el parque de las ratas. Fue
un estudio sobre adicción a las drogas realizado a fines de los años 70. La hipótesis
de Alexander era que las drogas no causan la adicción, y que la aparente adicción a
los opiáceos de las ratas de laboratorio expuestas a su consumo es atribuible a sus
condiciones de vida, y no a ninguna propiedad adictiva de la droga en sí. Ésto venía
a contradecir todos los experimentos anteriores con animales, basados en análisis de
comportamiento a través de cámaras de condicionamiento operante, es decir, para en-
tendernos, una rata en una jaula con unas palancas de las que obtiene alimentos y dro-
gas. Esos experimentos concluían que las ratas terminaban muriendo por el consumo
compulsivo de drogas. Para probar su hipótesis, Alexander construyó Rat Park, una
gran colonia de viviendas, 200 veces la superficie de una jaula de laboratorio estándar.
Hubo 16-20 ratas de ambos sexos en la residencia, comida, bolas y ruedas para jugar,
y suficiente espacio para el apareamiento. Los resultados del experimento parecieron
apoyar su hipótesis. Las dos revistas científicas más importantes, Science and Nature,
rechazaron el primer artículo de Alexander, Coambs y Hadaway, que apareció en Psy-
chopharmacology en 1978. La publicación del artículo no atrajo inicialmente ninguna
35
respuesta. En pocos años, la Universidad Simon Fraser retiró el financiamiento de sus
investigaciones.
David Nutt es el caso de caso similar al ex-asesor de Ford. Nutt era asesor del Gobierno
Británico. Realizó en el año 2010 un estudio que evaluaba el riesgo individual y social
del consumo de diversas drogas en el Reino Unido. Sus conclusiones dejaban en muy
mal lugar las políticas de drogas del Reino Unido. Su estudio refleja que el alcohol es la
droga que más daños provoca en ese país y precisamente los esfuerzos en las políticas
de drogas no reflejaban esta situación. Hay que decir que allí tienen una de las mayo-
res tasas de alcoholismo. De ahí que tratara de redirigir los esfuerzos de las políticas
de drogas hacia programas y acciones más coherentes con sus hallazgos. El final de su
carrera como asesor del Gobierno terminó fulminantemente cuando en una entrevista
dijo que estadísticamente era más peligroso montar a caballo que consumir éxtasis.
Sus declaraciones tuvieron tal eco mediático que fue despedido. David Nutt, ahora ya
sin las ataduras de la clase política aboga sin tapujos por poner en marcha programas
de análisis de sustancias en espacios de ocio. Por desgracia existen pocos ejemplos de
científicos honestos que aboguen por éstos cambios.
Es bastante conocido el caso de la prohibición de MDMA en EEUU. Los ensayos clí-
nicos en animales determinaron la gran toxicidad de la MDMA....pero....¿era MDMA
acaso? Pues no, el estudio científico en el que se apoyaron jueces norteamericanos se
había hecho en realidad con anfetamina y no con MDMA. Pero ya cuando se descubrió
el error era demasiado tarde o no importaba. Hoy en día no se ha podido establecer la
dosis letal de ésta sustancia.
La victimización de las mujeres embarazadas suele basarse en una mala información
sobre la dependencia a las drogas y el embarazo. Se ha popularizado en los medios de
comunicación la noción de que los niños y niñas “nacen con adicción”, algo que no está
demostrado científicamente. Se sabe desde hace más de 20 años, por ejemplo, que la
información en los Estados Unidos sobre la llamada generación de los “bebés del crack”
que provocaría una discapacidad mental en los niños para el resto de su vida, ha sido
una construcción sin ninguna base en la realidad. Hay suficiente investigación que nos
indica que los efectos de la cocaína en el útero no tienen ningún vínculo con déficit de
comportamiento o intelectuales a largo plazo. Por el contrario, son las circunstancias
de pobreza, exclusión social, desnutrición y violencia en las que se ven atrapadas mu-
chas mujeres dependientes a las drogas como resultado de la “guerra contra las drogas”
que afecta negativamente las oportunidades que tienen sus hijos de tener acceso a los
servicios de educación y salud en igualdad de condiciones que el resto de los niños.
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Bajo la premisa de la salud muchas veces se ha justificado lo injustificable. También
se han falseado datos, se ha mentido y se bajo el amparo de parte de la ciencia se ha
sostenido el prohibicionismo. El paradigma de la salud aplicado en las políticas de
drogas puede ser también un caballo de troya. En la construcción y justificación de las
políticas de drogas, todo vale.
Podemos repasar ya el último ejemplo del mundo de la ciencia. Antes hablamos de la
irrupción de la OMS en las políticas de drogas a través de un grupo de expertos que in-
trodujo, no sin dificultad, algunos tímidos cambios. Éste grupo presentó en el año 1995
el mayor estudio a escala mundial sobre el uso de cocaína a la Comisión de Estupefa-
cientes, organismo éste que forma parte del triunvirato prohibicionista. La OMS había
dicho que las opiniones de los expertos no reflejaban su postura oficial. En la reunión
se difundió un dossier informativo en que se resumían los resultados del estudio, por
ejemplo: “el uso ocasional de cocaína no desemboca necesariamente en problemas fí-
sicos o sociales graves ni leves. (…) En todos los países participantes, son mayores los
problemas sanitarios derivados del uso de substancias legales, sobre todo del alcohol
y del tabaco, que del uso de la cocaína. (…) El consumo de hojas de coca no parece
provocar efectos negativos sobre la salud y, en cambio, posee una función terapéutica,
ritual y social positiva en las comunidades indígenas andinas”. El principal tema para
el futuro, según el estudio, era si el mundo seguiría “concentrándose en tomar medidas
para la reducción de la oferta, como la destrucción y la substitución de cultivos y la
imposición de la ley, ante la crítica y el cinismo crecientes acerca de la eficacia de estos
enfoques. (...) Se deben evaluar con mayor detalle los efectos negativos de las políticas
y las estrategias actuales y desarrollar enfoques alternativos. (…) Los enfoques nacio-
nales y locales en estos momentos, que prestan una atención excesiva a las medidas de
control punitivas, podrían acrecentar el desarrollo de problemas relacionados con la
salud”.
En cuanto el dossier empezó a circular por los pasillos de la ONU, los funcionarios es-
tadounidenses hicieron uso de su gran influencia para evitar la publicación del estudio.
“El gobierno de los Estados Unidos ha quedado sorprendido al comprobar que el estu-
dio parece exponer argumentos a favor del uso positivo de la cocaína”, fue la respuesta
de Neil Boyer, representante de los Estados Unidos en el 48° Período de sesiones de
la Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra. Alegó que el programa del grupo de ex-
pertos de la OMS estaba “encaminado en la dirección equivocada” y que “socavaba los
esfuerzos de la comunidad internacional por erradicar el cultivo ilícito y la producción
de coca”. Denunció que existían “indicios del apoyo de la OMS en programas para la
reducción del daño y de colaboraciones previas de la OMS con organizaciones que de-
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fendían la legalización de las drogas”. Y, a continuación, amenazó expresamente con
que “si las actividades de la OMS en materia de drogas no consiguen reafirmar los
enfoques probados para el control de drogas, se recortarán los fondos asignados a los
programas correspondientes”. Los resultados del proyecto sobre cocaína de la OMS y
el UNICRI nunca salieron a la luz.
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Si el fenómeno de la prohibición es relativamente reciente en
toda la historia de la humanidad, ¿cómo nos hemos relacionado
con las drogas antes de la prohibición?
Simplificando, podemos decir que el uso de drogas era completamente normal dentro
de ciertas normas y costumbres, por ejemplo en rituales religiosos o como medicamen-
tos. También el uso lúdico moderado habría sido tolerado y sancionado moralmente
ante el abuso o los excesos, generalmente entre aquellas personas que no represen-
taban el poder. Quizás entre el pueblo llano tampoco habría demasiado tiempo libre,
acceso y recursos como para invertirlo consumiendo drogas.
Hay que decir que la prohibición no es un pensamiento único. Existen matices en fun-
ción de los países, de los usos y costumbres tradicionales y en virtud de ciertos avances
en las políticas sobre drogas. Antes hablábamos de autoregulación social. Quizás las
propuestas liberales de libre mercado puedan ser una opción para la autoregulación
del propio mercado, pero la intervención de los Estados hoy en día en el tema drogas
es tan diversa, que cualquier propuesta en éste sentido esta condenada al fracaso.
Los países y regiones varían en la medida en que regulan los negocios, pero todas las
naciones hoy en día imponen impuestos y regulaciones en cierta medida, lo cual difi-
culta el libre mercado incluso en las economías liberales de hoy en día, por lo que no
podemos describir un mercado verdaderamente libre. Es el caso de la ketamina y sus
bajos controles de venta en la India hasta hace no poco. Esa particularidad del mercado
hindú ha hecho durante años que la ketamina de uso lúdico precediese en gran parte
de esta zona. Ante la reciente restricción de venta de éste barato y eficaz fármaco anes-
tésico, nos hemos encontrado con multitud de análogo de la ketamina que han proli-
ferado en el mercado lúdico. La mayoría de éstos análogos (metoxetamina, difenidina,
tiletamina, descloroketamina…) han provocado problemas de salud en personas que
pensaban estaban consumiendo ketamina. Al respecto en Ai Laket!! hemos publicado
varias alertas sobre muestras falsas de ketamina.
Para ilustrar esto podemos poner un ejemplo poco conocido, la prohibición en la In-
glaterra del siglo XVIII de la ginebra, la conocida bebida alcohólica fabricada a partir
de la destilación de la cebada, aromatizada con bayas de enebro y otros elementos
botánicos:
A mediados del siglo XXVII, Franciscus Sylvius, profesor de la facultad de medicina
de la ciudad holandesa de Leyden, destiló por primera vez el fruto del enebro con al-
cohol puro. Precisamente fue un médico en busca de un medicamento para el riñón,
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quién creó el jenever holandés, antecesor de la ginebra. La nueva bebida se populari-
zó en Inglaterra gracias a que los soldados que volvían de los Países Bajos la bebían,
argumentando que debían hacerlo una vez al día por prescripción médica. Cosas del
riñón. Su consumo se popularizó. Como dato, más de la mitad de los 15.000 estableci-
mientos con licencia de venta de alcohol en el país dispensaban ginebra. Ya por el año
1730 la ginebra se convirtió en la bebida más vendida de Inglaterra, más incluso que
la cerveza. Fuertes impuestos hacían de la cerveza una bebida mucho más cara que la
ginebra. Cosas del proteccionismo, que impone aranceles a los productos importados
del extranjero. Muchas veces, a los trabajadores se les daba su ración de ginebra como
parte de su paga, logrando un inminente alcoholismo en la clase trabajadora. Precios
baratos, supuesta prescripción médica y el convertirse en una sustancia de gran acce-
sibilidad para la población provocó el auge en su consumo.
En 1736 se prohibió la elaboración, venta y consumo de ginebra, mediante el “Acta de
la Ginebra” (Gin Act). El resultado, como era de esperar, fue la proliferación de desti-
lerías clandestinas y el deterioro grave de su calidad. Si no era bastante, la producción
se incrementó seis veces más que la de la cerveza. El historiador Alfred McCoy sintetiza
éste fenómeno de ésta manera: “La represión produce una caída en los suministros y
eso aumenta el precio, estimulando la producción en el mundo entero”. Pero hay más
enseñanzas. Pronto empezaron a subir los índices de mortalidad. Lejos de atajar los
problemas de salud, la ilegalización los aumentó. Seis años más tarde (1742) tuvo que
ser levantada la prohibición, aplicándose normas que regularon su elaboración, co-
mercio, consumo y mayores impuestos. Está claro que la experiencia ilegalizadora no
solo no solucionó el problema de salud, sino que contribuyó a agravarlo.
Esos ejemplos históricos nos sirven para ilustrar cómo afectan las leyes basadas en la
prohibición.
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Y en el plano local, ¿qué estamos perdiendo?
Por perder, perdemos hasta los pantalones. Y si no, atención a la reforma de la Ley de
Seguridad Ciudadana española. Podemos hacer una revisión del actual marco legal y
ver qué opciones nos deja. La “ley mordaza” ha supuesto una vuelta de tuerca a la vul-
neración de derechos de las personas usuarias de drogas en el Estado español. Ya ha-
blábamos antes que las políticas de drogas han pivotado sobre dos ejes principalmente,
el eje de seguridad o control social y el eje salud. Todas ellas han recortado derechos.
En la actualidad, la Ley Mordaza ha supuesto un retroceso en el paradigma de la salud
pública. La anterior Ley y la actual sancionan gravemente el consumo de estupefacien-
tes en la vía pública y la tenencia ilícita. La anterior Ley sin embargo, combinaba éste
enfoque con tratamientos de desintoxicación, pudiendo evitar una multa por acogerse
a un tratamiento. Ésta opción actualmente ha desaparecido, excepto en el caso de las
personas menores de edad. Las sanciones graves van desde los 601 hasta los 10.400€,
el tiempo para notificar la sanción se amplía hasta 1 año. Se incluyen los actos de plan-
tación y cultivos ilícitos en lugares visibles al público, incluyendo en la práctica las
terrazas. Sobre los cacheos, el artículo 20 permite dejar al descubierto partes de cuer-
po normalmente cubiertas en lugares reservados. Es decir, prácticamente se permite
desnudar casi en su totalidad a una persona por una simple falta administrativa. Para
entender la orientación sancionadora de la Ley Mordaza, podemos compararla con el
derecho penal español que condena a penas de cárcel a aquellas personas que se lucran
con la venta ilícita de drogas. Las personas que consumen drogas con condenas a 4
años de cárcel por el delito de tráfico pueden acogerse a tratamientos de desintoxica-
ción en función del artículo 80.5 del Código Penal.
A fecha de la elaboración de éste documento, existen iniciativas políticas para derogar
la denominada “ley mordaza”.
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Paz y Derechos como alternativa. ¿Qué
soluciones podemos plantear?
La postura de Ai Laket!! hasta la fecha es muy pragmática, realista desde nuestro
punto de vista como personas usuarias y ex usuarias de drogas ilegalizadas. Apostamos
por aprender a convivir con las diversas sustancias psicoactivas, desde la óptica del
consumo responsable y la autogestión de los riesgos. Creemos que consumir drogas o
no, es una decisión personal que debe ser adoptada de manera libre e informada por
personas adultas. Ai Laket!! no pretende influir sobre esa decisión, sino aportar in-
formación rigurosa, práctica y creíble para que, de producirse el consumo, éste sea el
resultado de una reflexión que incluya el mayor número posible de elementos de juicio.
Es decir, actuamos sobre el conocido control de la demanda.
Visto que las medidas del control de la oferta basadas en la prohibición crean bastantes
más problemas que las propias drogas, nos queda analizar aquellas medidas que afec-
ten a la demanda.
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¿Como podemos influir en la demanda?
Existen factores que influyen en la demanda, como la disponibilidad, la relación ries-
gos/placeres (cannabis/ cannabinoides sintéticos) el precio, la normalización de su
consumo, su situación legal (cannabinoides sintéticos y test de consumo), la cultura
(hoja de coca), etc..... En ailaket nos centramos en ésta parte y lo basamos en último
término en las decisiones individuales y en el respeto hacia esas decisiones. El con-
sumo de drogas, de existir, debe producirse en base a una decisión libre e informada.
Eso quiere decir que por mucha publicidad, presión o existencia de una sociedad que
promocione el placer inmediato, los responsables finales del consumo de drogas so-
mos cada uno de nosotros cuando lo decidimos. (excepto cuando te drogan en contra
de tu voluntad…). Insistimos mucho en ésto último. Evidentemente cuando existe una
dependencia, la toma de decisiones queda restringida. Para ese público, el mensaje de
consumo responsable no siempre es efectivo, aunque es posible con ciertas restriccio-
nes en la libertad de decisión y entraríamos en los mensajes de reducción del daño y el
riesgo. Hay que recordar, que pese a la reciente advertencia de las Naciones Unidas, la
mayoría de los países del mundo no contemplan la reducción del riesgo y del daño en
sus políticas de drogas.
Podemos facilitar la información disponible a las personas usuarias sobre aspectos re-
lacionados con la composición, presentación, dosificación, vía de consumo, efectos a
corto, medio y largo plazo, sobre los efectos deseados y los no deseados, sobre las mez-
clas, cuando evitar su consumo y en caso de hacerlo, incluir información útil sobre pau-
tas de reducción de riesgos. Aquellas personas que decidan consumir, van a hacerlo.
Convivir con ellas. Lo más sensato es que aprendamos sin que ello suponga tener que
hacerlo. Además, la información debe ser útil para la gestión del consumo, reduciendo
lo máximo posible los riesgos, minimizando los daños y evidentemente, maximizando
los placeres. En definitiva, aprender a tomar decisiones y asumir sus consecuencias.
No es cierto que siempre que haya oferta ésta cree demanda. Es decir, es una visión
simplista y paternalista aquella que culpa únicamente al interés económico de los
productores de sustancias el resultado del consumo de drogas, como si las personas
usuarias fuéramos marionetas que no tenemos capacidad de decisión. Es como decir
que por culpa de los británicos, cientos de miles de habitantes de China adquirieron el
hábito de consumir opio. El fenómeno no es tan sencillo. Ya Carl Marx y Federico En-
gels culpaban tanto al “asesino inglés” como al “suicida chino” en relación con el opio.
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Revisión y ejemplos de modelos jurídicos
Si atendemos a los marcos legales, habría que hablar de los diferentes escenarios po-
sibles y abogar por el que sea a nuestro parecer, el más justo y beneficioso para toda la
sociedad. Conocemos de forma práctica los siguientes atendiendo al uso de sustancias:
prohibición, regulación y legalización total. La prohibición tiene dos vertientes, la cri-
minalización y la penalización. En el primer caso la expresión más trágica se encuentra
entre los países que incluyen la pena de muerte: China, Indonesia, Singapur, Yemen,
Malasia, Pakistán, Egipto, Arabia Saudita, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Qatar,
Kuwait, Bahrein, Irán y Sudán. Las personas usuarias en éstos países verdaderamente
son tratadas como criminales a quienes hay que hacer desaparecer físicamente.
La despenalización es aquel escenario en la que no es delito el consumo, pero sí que
está penalizado administrativamente su tenencia y consumo en ciertas circunstancias.
Aquí hay diferentes leyes según países. Por ejemplo, el Estado español, con sanciones
de 600€ con la nueva Ley Mordaza. Éste escenario de no penalizar el consumo y la cri-
minalización del comercio (tráfico), tiene su máximo ejemplo con Portugal. Desde la
despenalización en Portugal, los crímenes y el uso de drogas han disminuido, al igual
que los casos de VIH relacionados, aunque aquellas personas que son atrapadas con
cantidades para su consumo se les obliga a acudir a consultas médicas para hablar de
su supuesto “problemilla”. Para aquellas personas que tienen problemas de adicción,
esta medida portuguesa puede ser un primer paso para tener contacto con servicios de
salud que pueden contribuir a iniciar cualquier proceso de abandono del consumo. Por
contra, para aquellas personas que no tienen ese problema, ésta medida puede ser con-
siderada como intrusiva en la libre decisión de consumir. España ha tenido desde el
año 1992 una legislación similar a la portuguesa, pero sin definir cantidades mínimas
de drogas permitidas para consumo propio. Hasta la reciente modificación de la Ley
de Seguridad Ciudadana, el consumo en vía pública o la tenencia ilícita de cantidades
para consumo propio eran sancionadas, pudiendo eludir la multa acogiéndose a un
tratamiento de desintoxicación. Con la reforma de la Ley se ha dado un paso atrás en
éste y en otros sentidos.
Por ejemplo Nueva Zelanda ha pretendido regular las denominadas Nuevas Sustan-
cias Psicoactivas o Legal Highs. Elaboró una minuciosa Ley que permitía la venta de
aquellos productos que superaran algunos criterios de seguridad en su consumo. Nin-
guna sustancia ha sido puesta en el mercado, no porque sean o no sean seguras, ni
tan siquiera se han podido realizar estudios de seguridad para la salud. Éste tipo de
iniciativas solo están al alcance de un pequeñísimo grupo de empresas farmacéuticas
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que invierten cantidades enormes de dinero para hacer ensayos clínicos de sustancias
con potencial terapéutico.
El cannabis ha sido legalizado en algunos estados norteamericanos, Uruguay, Holan-
da. Cada estado tiene diferentes formas de enfocar el asunto. Se aplican por tanto dife-
rentes regulaciones a ésta sustancia. Holanda tiene la estrategia de la avestruz. Permite
el consumo de cannabis en establecimientos para ello, pero hace la vista gorda con la
producción de la planta. De ahí que pueden producirse situaciones muy extrañas en
las que la disponibilidad del producto dependa del comercio ilícito en el extranjero. Es
decir, mucha de la marihuana y del hachís que se vende en Holanda procede de terce-
ros países, que precisamente no tienen legalizado el cannabis. En Uruguay se pretende
aplicar un modelo de venta en ciertos espacios, que van desde las farmacias, a tiendas
gubernamentales de venta del producto y al modelo de asociaciones de personas usua-
rias de cannabis o Club Social de Cannabis. Pero en realidad todavía se encuentran
en fase de despegue. Otro caso es en algunos estados de Norteamérica. Uno de los
primeros en platear el asunto fue California. El primer hito fue la legalización del uso
medicinal. Tras un primer intento de permitir el uso recreativo, el resultado del refe-
réndum que planteaba ésta opción fue desfavorable a ésta medida. Al menos quedaba
el uso medicinal para aquellas personas que decidieran recurrir a la planta para tratar
alguna dolencia. Dirigir un proceso legalizador con estrictos criterios médicos también
tiene sus consecuencias. Muchas personas con ánimo de usar marihuana de forma
lúdica recurrían a la obtención de recetas médicas para conseguir el producto. Que
en las políticas de drogas se imponga estrictamente la visión médica es un caballo de
troya para el uso recreativo de drogas. A lo largo de la historia tenemos más ejemplos
de ésto mismo. Por ejemplo la ginebra en Inglaterra o las pastillas de dexedrina en las
farmacias españolas. Para la obtención del placer, sin que sea lícito drogarse sin receta
las personas usuarias no dejan de ser consideradas enfermas en éstos escenarios. En
el Estado norteamericano de Colorado conviven desde hace apenas unos años con el
cannabis lúdico y medicinal legal. Bajo estrictas medidas de control en el acceso a la
planta, se ha desarrollado una industria que permite la trasferencia de dinero para
fines educativos y médicos. No se ha observado por contra un aumento elevado de per-
sonas consumidoras de ésta sustancia. En éste sentido, Holanda y su modelo de acceso
al cannabis, se encuentra debajo de la media europea en la prevalencia del consumo de
cannabis, muy por debajo de países con políticas sobre drogas prohibicionistas como
Francia y Alemania.
Siguiendo en los escenarios legales posibles, el último de ellos es la legalidad del uso
y comercio de drogas, con diferentes grados de control por parte del Estado: liberali-
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zación total del comercio, control estatal para todo tipo de uso, uso medicinal exclusi-
vo…) Por ejemplo el alcohol o el tabaco o las bebidas con estimulantes del tipo té, café,
guaraná, etc..
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El ejemplo del tabaco
Pongamos un ejemplo con una sustancia legal y el resultado de diversas medidas tanto
de control de la oferta como de reducción de la demanda.
Hablamos del tabaco y de los esfuerzos en los últimos años por reducir su uso y consen-
suar una serie de recomendaciones de normas y leyes a nivel internacional, recogidas
en el Convenio Marco de la OMS para el control de tabaco. En concreto, las medidas
adoptadas en 88 países desde el año 2008, y según un estudio de la Universidad de
Georgetown, ha conllevado que 53 millones de personas dejaran de fumar entre los
años 2008 y 2014, lo que ha posibilitado evitar 22 millones de muertes asociadas al
consumo del tabaco. Entonces, ¿cuáles son las medidas de éste convenio marco?
Las medidas son el seguimiento del consumo del tabaco y de las políticas de preven-
ción; protección de la población frente al humo del tabaco; ofrecimiento de medidas
para dejar de fumar; advertencias a la población sobre los peligros asociados al tabaco;
prohibición de la publicidad, patrocinio y promoción de los productos del tabaco; e
incremento de los impuestos sobre el tabaco.
Pero el marco legal actual español apenas permite margen de maniobra para avanzar
en iniciativas que regulen el uso lúdico y medicinal de las drogas ilegalizadas. Hay que
recordar al menos que la tenencia es ilícita.
A nivel global, United Nations Human Rights propone varias medidas contra la vul-
neración de los derechos humanos en personas que usan drogas. Sus propuestas van
desde la abolición de la pena de muerte en delitos relacionados con el narcotráfico,
poner final a la impunidad en las torturas y ejecuciones extrajudiciales por temas re-
lacionados con las drogas, la descriminalizar el uso y la posesión de drogas ilícitas, el
establecimiento de medidas de reducción de riesgos y daños para la población, inclu-
yendo la cárcel. Para los centros de detención la ONU aboga por mantener los delitos
de narcotráfico, y propone medidas proporcionales a los delitos cometidos, por delitos
menores medidas alternativas a la prisión y la no persecución de menores de edad. En
realidad sus propuestas son como la postura oficial de la OMS en el año 95 cuando se
desvinculaba de las conclusiones de aquel grupo de expertos que realizaron el informe
no publicado sobre la cocaína.
En materia de derecho existen diversas publicaciones de calidad. Por ejemplo, en la
Tesis Doctoral titulada “Los discursos de las sentencias sobre el tráfico ilícito de dro-
gas, de Xabier Arana, se puede leer que los continuos cambios legislativos llevados a
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cabo en los últimos treinta años, no sólo son un fracaso de la política criminal de cara
al fenómeno social de las drogas —respecto a la disminución de la oferta y la deman-
da—, sino también la reiterada insistencia de optar por una política criminal donde el
Derecho penal, se ha convertido en su principal protagonista, capaz de condicionar —
cuando no frustrar— otros aspectos básicos como la prevención y las políticas sociales.
Ésta conclusión es muy interesante y nos habla de un sistema de normas y leyes que
en muchos casos poco o nada tienen que ver con evidencias científicas y que en otros
casos han sido construidas a partir de mitos, como el de la adicción a la hoja de coca, o
la relación entre cannabis y violencia. Si el derecho penal en materia de drogas justifica
su existencia en beneficio de la salud pública, no se entiende determinadas situacio-
nes, como la escasa presencia de programas de reducción de riesgos y daños a nivel
internacional. En las cárceles españolas tuvo que llegar la segunda mitad de la década
de los 90 para que en las prisiones se establecieran programas de reducción del daño
a través de los denominados programas de intercambio de jeringuillas (PIJ). Lo más
triste es que antes de éstas medidas, en la cárcel era más sencillo conseguir heroína
que jeringuillas. No hace falta mencionar la incidencia de enfermedades de trasmisión
sanguínea. Si el cannabis fuera legal en el Estado español, se reduciría drásticamente
la encarcelación de personas, ya que aproximadamente el 60% de las personas priva-
das de libertad por delitos relacionados con la salud pública lo esta por ésta sustancia.
También podríamos mencionar que 9 de cada 10 multas por tenencia o consumo en vía
pública de sustancias prohibidas tienen que ver con el cannabis.
Resumiendo, en materia de derechos, las personas usuarias de drogas debiéramos te-
ner los mismos derechos que el resto de la población. Pero en la práctica muchas veces
no es así, por que por ejemplo, esto no sucede cuando las políticas preventivas o el dis-
curso que se mantiene solo contemplan el “no consumir drogas” como única estrategia.
Éstas políticas no ofrecen respuestas al consumo, llegando a proponer programas de
abandono del consumo. Imaginemos pues que acudimos al médico aquejados de ácido
úrico y nos mandaran a terapia o a un centro durante varios meses para mejorar la sa-
lud como única alternativa. Ésto no sucede y aparte de limitar o proponer el abandono
de alimentos incompatibles con altos niveles de ácido úrico, en los centros de salud
propondrían medidas como estilos de vida más saludables, ejercicio físico, es como si
una persona que acude al médico. Por ello, en los países que no contemplan programas
de reducción del daño, existen sanciones por el mero hecho de consumir drogas. En el
caso de estados Unidos, en el que por haber consumido drogas puedes tener dificulta-
des para acceder a becas, a vivienda social o a ayudas públicas.
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Xabier Arana menciona que algo esta pasando cuando hay que castigar a las personas
usuarias para reconducir sus consumos. Es mucho más importante en un estado social
y democrático de derecho, respetar los estilos de vida diferentes en el ámbito personal.
Es importante respetar las decisiones que tomen las personas adultas en relación con
sus consumos y hacerse responsable del propio consumo.
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Todos los caminos nos llevan a la misma disyuntiva: Plata y plo-
mo o legalización.
Entorno a la legalización debería existir un debate social sereno al respecto. Vivimos
en una sociedad en la que tenemos una gran accesibilidad a medicamentos sin receta
altamente tóxicos y por el contrario una de las sustancias psicoactivas de menor toxi-
cidad esta ilegalizada (cannabis). El debate debería ser objetivo, científico y basados
en la evidencia, tal y como hemos venido hablando anteriormente. Tendríamos que
conocer ejemplos de procesos de ilegalización y legalización en la historia y analizar
sus consecuencias: el gin act en Inglaterra, o la ilegalización primero y legalización
posterior del opio en China, la ley seca y sus consecuencias en EEUU, el uso tradicional
de hoja de coca en Sudamérica, la lenta puesta en marcha de la legalización para uso
lúdico del cannabis en Uruguay la legalización del cannabis en Oregón y otros estados
estadounidenses.
Las víctimas del prohibicionismo somos principalmente las personas La guerra contra
las drogas es una guerra injusta imposible de ganar. La banca siempre gana y el resto
perdemos al pagar sus consecuencias en salud, en vulneración de derechos y en im-
puestos que no sirven más que para alimentar la mentira.
Hay que dar pasos para cambiar ésta situación por muchos motivos, aunque algunos
no nos gusten, lo contrario siempre será siempre peor. Ya sea para evitar seguir pa-
gando una guerra que no se puede ganar, ya sea para contribuir de forma legal en la
economía, no solo local, si no mundial, o ya sea para que no se ejerza más represión y
vulneración de los derechos en su nombre, debemos plantearnos la legalización de las
drogas.
La legalización no es la solución total, pero se reducirían drásticamente problemas
como la delincuencia asociada, la marginación por la condición de ser usuario, mejo-
raría el control y el acceso a las sustancias, se reduciría la violencia, las muertes. En
clave de salud, un escenario regulado mejoraría drásticamente la situación, ofreciendo
mayor cobertura a las personas usuarias, ya que parte del dinero destinado a la guerra
contra las drogas se invertiría en mejorar los programas preventivos y deberían de pri-
mar políticas de drogas basadas en el respeto de los derechos de las personas, en clave
de salud y basadas en la evidencia científica. Aquellos primeros grupos de expertos de
la OMS que trabajaron en la década de los 90 ya planteaban políticas de drogas basa-
das en la reducción del daño.
Pablo Escobar escogió bien la frase “plata o plomo”, que sintetiza en esencia la base de
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la prohibición de las drogas. La plata es su disponiblidad, el negocio, el mercado, o la
mercantilización de las drogas, como queramos verlo. Hace referencia a la oferta y la
demanda de las drogas ilícitas, y plata también hace el Estado y los negocios privados
con las drogas legales. El plomo lo ponen quienes, como hemos visto, más se benefician
con la prohibición. Aquellos sectores que ganan plata.
La guerra contra las drogas la estamos pagando entre todos, con más saña los más
desfavorecidos. La paga la ciudadana que paga sus impuestos sin que porque pague
más dinero obtenga resultados significativos contra el narcotráfico. La paga el usua-
rio de drogas ilícitas, que se ve obligados a acudir al mercado negro y relacionarse en
una lógica clandestina y con graves vulneraciones de derechos. La pagamos a base de
cacheos, multas o cárcel. La pagan las clases empobrecidas que por dinero fácil arries-
gan su vida e hipotecan la de sus familias cuando se meten en un vuelo con cocaína
en el estómago o cuando deciden plantar algo de marihuana y aliviar así su situación
económica. La pagan las víctimas asesinadas en Filipinas a manos de los desvaríos del
presidente psicópata Duterte, con la aprobación del 76% del pueblo filipino y para ver-
güenza del mundo entero y la han pagado las casi 182.000 personas desaparecidas y
muertas de México en la guerra particular entre el narco y el narco-estado desde el año
2006. Para hacernos una idea de la magnitud de la mal llamada guerra de baja inten-
sidad en éste país, durante los 5 años y medio de guerra en Siria han muerto 470.000
personas, algo más del doble que en México.
El comercio mundial de drogas ilegales es una parte fundamental e indispensable del
modelo económico dominante, y la guerra contra las drogas es un medio para mante-
ner el comercio en lugar de erradicarlo. Que no te engañen.
Eso, y no otra cosa significa la ilegalidad y la represión. La ilegalización no ayuda en
absoluto a la reducción de riesgos y daños, La ilegalidad provoca más DAÑOS que las
propias drogas. La legalización acabaría con varios de los problemas asociados a la
prohibición. La plata la ponemos nosotros y el plomo, ellos, la guerra contra las drogas
la pagamos y la perdemos todos. Quitemos pues de la ecuación al menos ésta palabra,
el plomo de la guerra.
A partir de aquí podría iniciarse el debate. Tiempo habrá de hablar sobre modelos,
sobre los riesgos y trampas que pueda traer, cómo afrontar el proceso, que modelos se
pueden plantear, o si el mismo modelo sirve para todo o todas.....pero éste ya es otro
debate.
Mientras lanzamos el debate, tenemos que seguir en el día a día para mejorar la situa-
53
ción. Se seguirán produciendo consumos, fuente de obtención de placeres y de daños.
Para ello nos centramos en la reducción de la demanda en la realización de acciones
preventivas dirigidos a las personas usuarias, tal y como hacemos en Ai Laket!!. Po-
demos apostar por los controles de calidad de las sustancias ilícitas, fuente de infor-
mación para la gestión del consumo, contribuir a reflexionar sobre los patrones de
consumo, en la duración y la intensidad de los mismos. Aparte de dar a conocer toda
la información disponible sobre sustancias, tenemos que hablar de toxicidad, vía de
administración, etc. Hay que poner el foco en las personas, no tanto en las sustancias,
dando a conocer los factores individuales de protección y los factores de riesgo. A éstos
factores hay que sumar el entono de los consumos, en el conocimiento del por qué,
para qué y cómo se producen. Todo esto es el denominado triángulo de Zinberg y su
conocimiento aplicación en clave de reducción de riesgos y daños contribuye hoy por
hoy en notables mejoras en la calidad de vida de las personas que usamos drogas.
La mayor contribución que hoy en día podemos hacer es avanzar en el debate entorno
a la legalización de las drogas. Mientras sigamos atascados en ésto, seguiremos hablan-
do de reducción de daños, riesgos, control, legislación, penalización, prejuicios, moral,
etc...hay que dejar atrás el paradigma de la prohibición, superar el nuevo y no tan nue-
vo paradigma de la salud y el caballo de troya que encierra, aliarnos con sus represen-
tantes más honestos y hablar de una vez por todas de placeres y su gestión responsable.
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  • 2. 2 LA CARA “B” DE LA PROHIBICIÓN DE LAS DROGAS Éste documento ha sido realizado por socios de Ai Laket!! para el debate social entor- no a la legalización. La opinión de sus autores no representa la opinión de la asociación en su conjunto. Diciembre 2016. Vitoria Gasteiz, Euskal Herria Texto: Erlantz Cantabrana y Ricardo Caparrós Locución podcast: Raúl Arias, Erlantz Cantabrana y Ricardo Caparrós Grabación podcast: Estudios de Hala Bedi Irratia Colabora: Fundación Renovatio Diseño y maquetación: Humanos Unidos. www.hhuu.studio Agradecimientos: A todxs aquellxs socixs que han participado con sus ideas y tiempo. A Juan Carlos Usó, Jorge Olero y Xabier Arana por su tiempo y sus entrevistas disponi- bles en los podcast. A Zirikatzen kolektiboa por motivar el debate y a Hala Bedi Irratia Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España (CC BY-NC- ND 3.0 ES) https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/es/
  • 3. 3 ÍNDICE Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 La falacia de la prohibición. ¿Es eficaz la prohibición?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 • Origen y desarrollo del prohibicionismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 • Algunos datos de la ineficacia de las políticas prohibicionistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 • El efecto hidra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 • La ley del embudo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 • La prohibición como control social y monopolio de la violencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 • Escaso desarrollo de políticas basadas en la reducción del riesgo y daño . . . . . . . . . . . 19 ¿Quién gana con la prohibición de las drogas? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 • La guerra, un negocio muy lucrativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .23 • La banca siempre gana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25 • Control social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .26 • La sombra de intxaurrondo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .28 ¿Quién pierde con la prohibición de las drogas?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 • Leyes que provocan mayores problemas que los producidos por el uso de las mismas drogas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .32 • La ciencia también pierde con la prohibición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33 • ¿Cómo nos hemos relacionado con las drogas antes de la prohibición? . . . . . . . . . . . .38 • Y en el plano local, ¿qué estamos perdiendo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .40 Paz y derechos como alternativa. ¿Qué soluciones podemos plantear? . . . . . . 42 • ¿Como podemos influir en la demanda? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .44 • Revisión y ejemplos de modelos jurídicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45 • El ejemplo del tabaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48 • Todos los caminos nos llevan a la misma disyuntiva: plata y plomo o legalización . . . 51
  • 4. 4 Introducción El tráfico de drogas ilícitas es un negocio muy lucrativo y nos deberíamos preguntar quién se beneficia del narcotráfico. La primera respuesta que nos viene a la mente es evidente, los y las narcotraficantes. Quizás podamos pensar en los famosos narcos caracterizados en la ficción televisiva, como Pablo Escobar y su famosa frase “plata o plomo”, o el reciente Chapo Guzmán o en ejemplos más cercanos como el clan Charlín en Galicia, pero ésta no deja de ser la visión más sórdida y más mediática de la nefasta guerra contra las drogas. Para adentrarnos en el entramado de la prohibición y su peor expresión, la guerra con- tra las drogas, te invitamos a reflexionar a través de cuatro capítulos que responderán a las siguientes preguntas: ¿Es eficaz la prohibición? ¿Qué intereses hay detrás de de la prohibición? ¿Quiénes son las verdaderas víctimas de la guerra contra las drogas? Y por último, ¿qué soluciones podemos plantear?
  • 5. 5 La falacia de la prohibición. ¿es eficaz la prohibición? El negocio de las drogas es como un iceberg, que apenas podemos llegar a ver la punta del fenómeno. Si nos quedamos solo con lo evidente, no podremos ver la dimensión real del asunto y debemos profundizar para comprender su magnitud y sus consecuen- cias. Podríamos mencionar varios ejemplos de la complejidad del fenómeno empezando por las drogas legales. Sin ir más lejos en en la zona de La Rioja, familias y pueblos ente- ros viven del vino. La población de Astigarraga ha desarrollado un sector hostelero a base de sidra que mueve cantidades enormes de dinero y da trabajo a mucha gente. También podemos mencionar la poco conocida empresa española Alcaliber, líder en la producción mundial de adormidera, que con el permiso de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), produce derivados farmacéuticos del opio. Cuando el sector empresarial se organiza, se crean grupos de presión para defender sus intereses. Es bien sabido que la industria tabacalera norteamericana, su lobby, está actualmente presionando en el congreso norteamericano para que regule el uso del ci- garrillo electrónico. No quieren perder cuota de mercado. Por el contrario, la industria farmacéutica ha apoyado en EEUU una reciente campaña en contra de la legalización del cannabis (enlace). Quizás éstos tampoco quieran perder cuota de mercado. Por otro lado y a un nivel más modesto, también existen plataformas de personas usua- rias de cannabis y ferias que ejercen presión social y política con el fin de regular el can- nabis en el Estado. Ya sean intereses comerciales, u organizaciones de consumidores se organizan para defender sus intereses. Y es completamente lícito, incluso necesario, cuando las normas y las leyes crean vacíos legales, como es el caso de las asociaciones de personas usuarias de drogas. Cuando hay vulneración de derechos, hay colectivos que se “rebelan”. Cuando hay lucro, hay interés. Y si el Estado participa en el lucro, evidentemente quie- re pasar su “factura”. Pero no solo hay intereses del Estado a modo de impuestos en el consumo de drogas legales, o con el argumento de preservar la salud pública con las ilegales. También hay intereses dentro de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (FyCSE), que mantienen una estructura de medios, personas y recursos destinados a la lucha contra las drogas. Por ejemplo, en Euskadi el dinero destinado a prevención de
  • 6. 6 las adicciones es una pequeñísima parte del que se destina al “control de la oferta”, es decir, a las medidas policiales y las leyes. Eso también es un elemento muy poderoso para mantener el entramado prohibicionista. Sobre las ilegalizadas, que es lo que nos ocupa, el negocio mueve más dinero que el res- to de las legales juntas: Tabaco, vino, cerveza, café, té... según diferentes fuentes con- sultadas señalan el negocio de las ilegales entre 350.000 y 500.000 millones dólares anuales. Estados Unidos tiene aproximadamente un gasto militar anual de 600.000 millones de dólares. En realidad no podemos conocer cifras reales, ya que tenemos que tener en cuenta que la ONU calcula a partir de la estimación de compra venta de drogas en el mercado mundial. Hay otras fuentes que incluyen la ganancia que se obtiene del blanqueo de capitales, por lo que el dinero estimado se mueve en una hor- quilla bastante amplia. En cualquier caso, veremos algunos detalles que nos ayudarán a comprender el volumen de dinero procedente de actividades relacionadas con el nar- cotráfico.
  • 7. 7 Origen y desarrollo del prohibicionismo ¿Pero, qué es el prohibicionismo? ¿De dónde viene y cómo ha venido desarrollándose, afectando a millones y millones de personas del mundo entero? Según Antonio Escohotado, el surgimiento del prohibicionismo se produce en Estados Unidos a finales del siglo XIX. En su construcción interviene el retorno del elemento religioso tradicional, la implementación de formas de control orientadas hacia sectores marginados, la evolución del estamento médico y su asunción de competencias antes reservadas a la iglesia, la progresiva expansión administrativa del Estado que asume funciones y servicios y el conflicto chino-inglés respecto del opio, que generó nuevos estereotipos y pautas coloniales. Se trata, en definitiva, de un conjunto de valores y normal morales que surgen claramente de las clases dominantes como forma de con- trol social y de negación del placer. Un promotor de la prohibición ha sido tradicionalmente el gobierno norteamericano. El momento más álgido tuvo lugar en Viena en el año 1961, en la convención única sobre estupefacientes y se basan en 3 tratados (1961, 1971 y 1988) de las Naciones Uni- das que buscan “mejorar la salud y el bienestar de la humanidad” al prohibir el uso no medicinal de algunas sustancias. Éstos convenios coincidieron con la proclamación en el año 68 de la “guerra contra las drogas” por el presidente norteamericano Richard Nixon. A partir de ese momento, se van creando varias estructuras al amparo de la ONU para controlar y coordinar los asuntos relacionados con las drogas. En el preám- bulo de la Convención Única de estupefacientes de 1961, ya se expresa la preocupación por la salud y la moral de la humanidad. Se consideran estupefacientes a las sustancias, drogas y preparados enunciados en las listas anexas al documento y se proponen 4 lis- tas de sustancias sujetas a diferentes medidas de control. • LISTA I y IV: Sustancias de uso totalmente prohibido • LISTA II y III: Sustancias de uso medicinal, disponibles en farmacias. Con receta y sin receta. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), se crea en el año 68, en el 91 nace el Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización de Drogas (PNUFID) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), nacida a comienzos del siglo XIX. Luego esta la Comisión de Estupefacientes (CND), que es la reunión anual en Viena de todos los Estados miembros de la ONU, con la UNODC y la JIFE para discutir y tomar decisiones sobre el control de drogas.
  • 8. 8 Éstos órganos son los que hoy en día sostienen la prohibición, junto con los estados que han firmado los acuerdos de Viena. Por decirlo de otra forma, éstos órganos son a las políticas de drogas lo que la Inquisición es a la Iglesia. La prohibición basa su estrategia en reducir la oferta de drogas a base de leyes y de un entramado de control y represión que es, como veremos, aparte de ineficaz, escandalo- samente caro y poroso a la corrupción. Éste triunvirato de la prohibición también hace recomendaciones a los estados que han firmado los acuerdos y sus normas se aplican de forma diferente en cada país, pero no puede imponer sus argumentos. Éste es el caso de Bolivia, que expulsó a la representación de la JIFE por los continuos rifirrafes que surgían entre el ellos y el Gobierno entorno al consumo de la hoja de coca en el país. Aunque parezca paradójico, el Convenio de Viena explícitamente permite los usos religiosos y tradicionales de sustancias como el cannabis (por ejemplo en ciertas bebi- das con extracto de cannabis en la India), el opio o la hoja de coca, entre otras. El triunvirato prohibicionista tiene muchas más contradicciones y una de las más es- candalosas fueron las trabas que pusieron a los enfoques basados en en la salud con- trastados mediante evidencias científicas: A mediados de los años 90, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó un grupo de trabajo para tratar los temas de drogas. Paulatinamente la OMS había introducido enfoques basados en la salud pública, sin que por ello se hubiera cuestionado las medidas de control judiciales. No es difícil ima- ginar que la OMS no tenía voto en éste tipo de órganos, únicamente hacían recomen- daciones. Al respecto de la iniciativa de la OMS, la revista British Journal of Addiction celebró su llegada y comparó las políticas de drogas de ésta manera: “porque ahora se puede dirigir la atención a corregir el desequilibrio, hasta ahora demasiado inclinado hacia la reducción de la oferta y el cumplimiento de la legislación, cuyos profesionales recuerdan, por su fuerte convicción en la ‘maldad’ de los traficantes y de las substan- cias químicas, a uno de aquellos honrados agentes de la justicia que condenaron a tan- tas mujeres inocentes a morir por brujería”. Como veremos más adelante, la OMS jugó un papel importante que desencadenaron algunos cambios de enfoque. El grupo de expertos de ésta organización decidió revisar la clasificación en las listas de 10 sustan- cias y estudiar estrategias alternativas para reducir el uso y los efectos nocivos de las drogas. Una conclusión de su trabajo fue que se debían realizar estudios que analizaran el impacto del cambio en la fiscalización de la hoja de coca en los Andes y del khat en África. Nada descabellado ni atrevido, ya que el uso realizado con éstas sustancias era y es un elemento asumido con total naturalidad dentro de un contexto y normas sociales que regulan su uso. Además, el texto de la Convención de Viena recoge éstos supuestos.
  • 9. 9 Ese fue un tímido inicio en la apretura de las políticas prohibicionistas y han tenido que pasar muchos años desde entonces para permitieran aplicar diferentes enfoques. En el año 2014 la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) publicó un informe en el que reconoce que no han conseguido los objetivos de eliminar el uso de drogas y por primera vez y sin ningún pudor afirman que “La normativa in- ternacional es tan flexible como para aplicar otras políticas, más centradas en la salud pública y menos en la represión”. Éstas palabras son quizás la mayor apertura hasta el momento del prohibicionismo, ya que parece que los datos indican que la estrategia trazada allá por los años 60 no mejoraba nada la situación. Al contrario.
  • 10. 10 Algunos datos de la ineficacia de las políticas prohibicionistas Parece que tras más de 50 años de prohibición no habrían hecho mucho caso a la mul- titud de señales que indicaban el error de estrategia. Aproximadamente ¼ de la población mundial consumieron alguna droga legal en el año 2014. Unos 250 millones de personas consumieron las ilegales, y se estiman 207.400 muertes asociadas a su consumo. Las legales como el alcohol y el tabaco, se estiman en 9.300.000 muertes anuales. Según estadísticas de la OMS, el conjunto de todas las drogas ilícitas es responsable de la pérdida de un 0,6% de “años de vida ajus- tados por discapacidad”, comparado al 6,1% provocado por el alcohol y el tabaco. En su Informe Mundial Sobre Drogas, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Dro- ga y el Delito alerta de que más de 29 millones de personas que consumen drogas su- fren trastornos relacionados con ellas. Además, 12 millones de esas personas son con- sumidores de drogas por inyección, de los cuales el 14% viven con el VIH. Habría que añadir que muchos de los problemas sanitarios, de micro, media o gran delincuencia, corrupción, guerra sucia y problemas asociados, los ha creado dicha situación. Proble- mas de acceso a sustancias no ilegalizadas, el involucrarse con redes de narcotráfico, el desconocimiento de la composición de las sustancias y sus efectos, la aparición de las Nuevas Sustancias Psicoactivas etc., etc.…) La evidencia abunda en que la políti- ca actual permite y desarrolla por omisión éstos problemas y es la causa indirecta de muchas de esas muertes, del desarrollo de enfermedades, el desconocimiento de la calidad de las sustancias que se van a consumir, la adulteración, de las sobredosis... del enorme tanto por ciento de represión y control contra las personas usuarias, también contra los y las cultivadoras y de las multas. Es evidente que la prohibición conlleva mayores problemas para la salud. Por lo tanto, teniendo en cuenta éstos datos, ¿realmente las drogas ilegales son un gra- ve problema para la salud? No al menos como con las drogas legales. Pese a provocar menor número de muertes, el dinero que se destina al control de las ilegales es inmen- samente superior que con las legales. Las políticas basadas en la prohibición son, además de ineficaces e injustas, carísi- mas. Un solo dato, EE.UU. ha gastado 8.400 millones en ayudas extranjeras contra las drogas ilegales y en aplicar la ley en su propio país, y solo dedica 5.000 a educación, prevención y tratamiento. En la Comunidad Autónoma Vasca en el año 2012, aproxi- madamente 12 millones de euros fueron destinados a las políticas de drogas. De ellos, 1,5 millones de euros a programas de educación, prevención y tratamiento, incluyendo
  • 11. 11 el dinero destinado a los planes municipales. Los 10,5 millones de euros restantes prin- cipalmente iban destinados a los departamento de Interior y a mantener la estructura encargada de las drogas en Salud Pública.. Evidentemente las drogas ilícitas son un negocio que mueve más dinero que el resto de las lícitas juntas: Tabaco, vino, cerveza, café, té. Algunas fuentes señalan su negocio en 600.000 millones dólares anuales, el monto del presupuesto militar de EE.UU. Mientras tanto, cada año se dedican en el mundo más de 100 mil millones de dólares para luchar contra las drogas, según datos reflejados en un informe publicado en la British Medical Journal (BMJ). Lucha que, como destacan los editores del informe, parece que no está funcionando. No es solo que la lucha contra las drogas no haya re- ducido sustancialmente los niveles de tráfico y consumo de drogas en el mundo, sino que se han incrementado en gran medida los daños médicos y sociales derivados de su consumo.
  • 12. 12 El efecto Hidra Para ilustrarlo vamos a analizar un fenómeno relativamente reciente, que es a su vez, un ejemplo paradigmático de que la guerra contra las drogas es una guerra perdida. En el año 2015 se notificaron al Sistema de Alerta Temprana de la Unión Europea 100 nuevas sustancias psicoactivas, lo que eleva el número total de estas sustancias moni- torizadas por el EMCDDA a más de 560, más del doble de las drogas controladas en virtud de los tratados de fiscalización internacional de drogas. El 70% de estas sustan- cias se han detectado en los últimos cinco años y no parece que esto vaya a disminuir. En general, estas sustancias. no son ilegales y muchas vienen a suplantar drogas some- tidas a control como la ketamina, MDMA, cocaína, anfetamina o incluso el cannabis. La UE ha acelerado el ritmo de fiscalización, pero pese a sus esfuerzos, en un año de muchísimo trabajo de evaluación de riesgos ha instado a los Estados a fiscalizar apro- ximadamente el 1% de las denominadas nuevas drogas. Las Nuevas (y no tan nuevas sustancias) Psicoactivas conllevan el riesgo añadido del desconocimiento de sus efec- tos y sus consecuencias a medio y largo plazo y en algunas de ellas, las más recientes, incluso se desconocen los efectos inmediatos. Algunas de ellas son responsables de la muerte de centenares de personas en el mundo entero. Otras, en cambio, son una oportunidad para la ciencia o un mero vehículo de placer. Es un fenómeno complejo que esta en crecimiento y supone un auténtico reto para la salud y la ciencia. Es por ello que tenemos que ser conscientes que dificultar el acceso de drogas ilegalizándolas conlleva la sustitución o la creación de sustancias. Con el proceso de ilegalización, se produce el efecto Hidra. Hidra es aquel ser mitoló- gico griego que poseía la virtud de regenerar varias cabezas nuevas por cada una que perdía o le era amputada. Sucede exactamente igual con las drogas, pero a lo bestia. Y es que ante el fenómeno de las denominadas Nuevas Sustancias Psicoactivas se evi- dencia que el prohibicionismo más que favorecer, empeora la situación. Más si tene- mos en cuenta que existe una prolífica literatura científica sobre las drogas tradicio- nales y la evidencia de la posibilidad del uso no dañino de las mismas tras una gestión responsable de su consumo. En otras ocasiones, sustancias no tan nuevas vienen a sustituir o a adulterar las tradi- cionales. Éstas sustancias pueden ser de muchos tipos y efectos, pero tienen una ca- racterística común: provienen de la investigación farmacológica, algunas se usan como potentes medicamentos y por regla general son de menor tamaño y mucho más tóxicas que las habituales. Por ejemplo, tras la muerte de decenas de personas en Europa el
  • 13. 13 pasado año tras consumir presumiblemente MDMA en pastillas, saltó la alerta tras comprobar que el principio activo que realmente contenían era la PMMA. Eran las famosas pastillas Supermán rosas, Ayer eran rosas mañana pueden ser de cualquier forma o color. Diversas teorías salieron a la luz para explicar la expansión de éstas pastillas no solo en Europa, si no que en el mundo entero. Es lo que tienen vivir en un mundo hiperconectado, en la era de la globalización. Sustancias como la Alfa-PVP, denominada flakka, también ha irrumpido en el mercado en los últimos años. Pese a que existen personas que la consumen de forma consciente y aplicando ciertas pautas de reducción de riesgos, lo cierto es que en muchas ocasiones, su consumo ha sido to- talmente involuntario, es decir, no consciente, ya que por sus efectos farmacológicos similares a estimulantes conocidos, la Alfa-PVP ha aparecido en muestras vendidas como cocaína o MDMA. Quizás el caso más preocupante sea la proliferación de opiá- ceos sintéticos, como pueden ser el fentanilo y el carfentanilo, sustancias análogas a los conocidos derivados naturales del opio, pero que su creación es producto de diferentes síntesis químicas a partir de precursores no procedentes del opio. Éstas dos sustancias, el fentanilo y el carfentanilo, se usan en medicina y en veterinaria. Por ejemplo, en par- ches contra el dolor, ya que son potentes analgésicos. En los últimos tiempos diversas regiones de EEUU y Canadá están sufriendo una auténtica pesadilla por el incremen- tos de las muertes asociadas al consumo de heroína inyectada y precisamente éstas dos sustancias pueden haber sido factores determinantes en las sobredosis. Algunos medios informan del incremento de hasta el 350% de muertes debidas a sobredosis. Las mismas fuentes señalan la presencia de fentanilo en muestras de heroína. Para ex- plicar el riesgo de una manera muy gráfica podemos decir que el fentanilo es 100 veces más potente que la heroína y el carfentanilo es 100 veces más potente a su vez que el fentanilo. La prohibición de sustancias como la heroína nos están llevando a la fabricación de sustitutos, algunos más baratos, la mayoría mucho más potentes y peligrosos pero to- dos ellos más fáciles de transportar, incluso de producir. Algunos de éstos “sustitutos” pueden ser de uso médico legal, y otros son alegales, es decir, no están prohibidos, pero no pueden ser vendidos para consumo humano. Pues bien, se trata de la ley del embu- do, cuya máxima en el mundo de las drogas es que toda sustancia tiende a presentarse o a sustituirse en formatos más potentes y menos voluminosos para facilitar el tras- porte y comercialización. Si antes mencionábamos la PMMA, tenemos que decir que ésta sustancia tiene uso legal en algunos países, de ahí que su producción no levante sospechas inicialmente. Poco o nada puede hacer la policía ante la producción legal de un medicamento que luego será derivado a otros países que incluso tengan prohibida
  • 14. 14 la comercialización, eso si, sorteando las aduanas. No existe uniformidad en las leyes internacionales, de ahí que lo que en un país puede estar prohibido en otro de al lado perfectamente puede ser legal. Como reto paralelo e inviable de controlar, están los mercados de ocultos de Internet en la red profunda, o la Dark Web. “De acuerdo con un análisis elaborado por World Economic Forum, el comercio de drogas ilegales movió entre diciembre de 2013 y julio de 2015 alrededor de 27 millones de dólares en estos mercados”. Ross Ulbricht, ges- tor de la web de compra venta de drogas, Silk Road 2.0 tiene por delante 2 condenas perpetuas en EEUU, pero tras el cierre de ésta conocida web surgieron un montón de nuevos mercados on line.
  • 15. 15 La ley del embudo Pese a lo que pueda parecer, las nuevas sustancias psicoactivas no es un fenómeno re- ciente y ya existían ejemplos históricos de la evolución de la oferta drogófila. El primer ejemplo documentado lo tenemos en las guerras del opio del siglo XIX (1839- 1842 y 1856-1860). El tradicional uso medicinal de opio en China se documenta en el escrito “Tesoro Herbolario” del año 973. Éste consumo se hacía a partir de partes de la planta y de forma oral, con un menor potencial adictivo que fumado. No se tienen noti- cias del consumo fumado hasta unos años después de la llegada del tabaco a China. El tabaco a su vez fue introducido en Asia por los españoles a través de Filipinas, y llega a China de la mano de los holandeses en el año 1620, quienes comienzan a mezclar el ta- baco con el opio. 100 años después habían proliferado tanto los famosos fumaderos de opio, que afectaron a las economías y sociedades locales. Tanto es así, que las autorida- des chinas promulgaron un edicto en contra de los fumaderos de opio. Progresivamen- te se había ido extendiendo la práctica de fumar opio mientras poco a poco la mezcla con tabaco iba disminuyendo. Aún y todo, el opio autóctono era una extracción simple del látex de la adormidera, es decir, opio crudo. El opio chino se caracterizaba por ser un preparado de baja psicoactividad. Por éste tiempo, Gran Bretaña tenía una gran de- manda de productos chinos: té (otra droga), seda y porcelana. Los chinos solo vendían sus productos a cambio de plata y la balanza de pagos de Gran Bretaña se veía muy desfavorecida. ¿Qué solución se planteó el Imperio británico? La exportación clandes- tina de opio!! El comercio del opio creció rápidamente, y el flujo de plata comenzó a reducirse. El emperador Daoguang prohibió la venta y el consumo de opio en 1829 a causa del gran número de adictos. Por aquel entonces el preparado de opio para fumar nada o poco tenía que ver con el tradicional. No solo los problemas sociales derivados de éste consumo colmaron la paciencia del gobierno Chino, si no que progresivamente el balance comercial entre China y Occidente estaba cambiando y allá por el año 1839 por primera vez arrojó en el balance de cuentas un saldo negativo. Había que tomar medidas y una de ellas fue proseguir en la lucha por la erradicación de los cultivos y del consumo. En esos años, Gran Bretaña, Francia y en menor medida Rusia tenían intereses comerciales y geoestratégicos en China. Gran Bretaña por ejemplo tenía el control de ciertos puertos comerciales. Ya no era una cuestión de comercio de una sus- tancia con propiedades terapéuticas, si no que ahora se estaba contrabandeando con un opio puro refinado procedente de la colonia británica de la India. El opio refinado era mucho más puro y potente. Es el primer caso que conocemos de la ley del embudo. La reciente prohibición china impedía el comercio de la nueva gallina de los huevos de oro. Negar el acceso a tan rentable y preciado producto fue determinante para que
  • 16. 16 saltara la chispa. En una carta dirigida a la reina de Inglaterra, los chinos avisaron: “ “Pero existe una categoría de extranjeros malhechores que fabrican opio y lo traen a nuestro país para venderlo, incitando a los necios a destruirse a sí mis- mos, simplemente con el fin de sacar provecho. (…) ahora el vicio se ha exten- dido por todas partes y el veneno va penetrando cada vez más profundamente (...) Por este motivo, hemos decidido castigar con penas muy severas a los mer- caderes y a los fumadores de opio, con el fin de poner término definitivamente a la propagación de este vicio.(...) Todo opio que se descubre en China se echa en aceite hirviendo y se destruye. En lo sucesivo, todo barco extranjero que llegue con opio a bordo será incendiado (...) Lin Hse Tsu. Carta a la reina Victoria. 1839.” Plata o plomo como dijera Pablo Escobar. Si no hay comercio, te hago la guerra. La contestación de las potencias occidentales fue evidente. Tras sucumbir al conflicto, de- finitivamente China fue forzada a abrirse al comercio internacional, en el cual las po- tencias occidentales beligerantes obtuvieron jugosos tratos comerciales. Por supuesto, tras la guerra, el opio fue legalizado en China. En la actualidad, la pretensión de un mundo libre de drogas “niega a dos tercios de la población el acceso a opiáceos para el control del dolor (más de cuatro mil millones de personas), “e impiden la investigación sobre el uso médico del cannabis y otras drogas prohibidas a pesar de la evidencia de un beneficio potencial”. Recientemente, las in- vestigadoras Ana Navarro y Eva Martínez-Pinilla señalaron las dificultades que existen para estudiar las propiedades medicinales del cannabis en humanos. Consideran que existe un potencial importante para tratar no sólo el cáncer, sino también enferme- dades neurodegenerativas. En declaraciones al periódico La Vanguardia, dijeron: “Es difícil en España realizar estudios clínicos por los problemas legales, no te aprueban los estudios”.
  • 17. 17 La prohibición como control social y monopolio de la violencia. Les leyes contra las drogas son leyes contra las personas. Un gran número de las per- sonas encarceladas en el mundo lo esta por delitos relacionados con las drogas. En- carcelando ¿acaso se ha acabado con el consumo o el tráfico de drogas? Ya sabemos que hay mayor número de personas que usan drogas en la cárcel que en la calle, pese a que las drogas ilícitas y el alcohol estén completamente prohibidos allí. La enorme mayoría proviene de las clases populares, los barrios obreros o chabolistas. Además en el mundo, hay más mujeres encarceladas por delitos relacionados con las drogas, en su mayoría no violentos, que por otro tipo de delitos. Si concretamos, más del 50% de las mujeres presas en centros penitenciarios en España, están sentenciadas por delitos relacionados con drogas. En Ecuador llega al 77%. Las mujeres encarceladas con adic- ción y que no tienen acceso a tratamiento, suelen enfrentarse a más violencia, extor- sión y abusos que otras mujeres en prisión. El fenómeno podría ser incluso superior, ya que en realidad las estadísticas mundiales no son comparables, ya que muchas veces algunos delitos tienen relación con las drogas y ello no se releja en los números. Ade- más, según denuncia la Federación Enlace, “los grupos de mayor nivel socio económico son más propensos a iniciarse en el consumo de drogas que los grupos de menor nivel socio económico, pero estos últimos son los que pagan un precio más alto y tienen más probabilidades de caer en una adicción”. La guerra contra las drogas ha provocado una escalada de la violencia de los carteles de droga que compiten por el control de los mercados. Lo hemos visto en China y lo vemos ahora en México. En éste país diversas fuentes estiman en más de 150.000 personas las personas que han sido asesinadas y más de 28.000 declaradas desaparecidas. Tam- bién es un ejemplo de esta violencia la persecución masiva a personas que usan sustan- cias y a traficantes de drogas que se está produciendo en Filipinas y que lleva más de 5.800 muertes desde verano del año 2016.hasta la fecha, 2.000 de ellas a manos de la policía y 3.800 ejecuciones extrajudiciales por parte de escuadrones de la muerte au- todenominados “los vigilantes”. Además se han producido más de 37.000 detenciones. Así, los castigos más desproporcionados caen contra las personas pobres, las minorías étnicas o las mujeres. Sólo una de cada cinco personas con adicción tiene acceso a tra- tamiento. Las mujeres, pese a representar un tercio de las personas con adicción, solo 1/5 de ellas se beneficia de algún tipo de programa de desintoxicación. Es una práctica posible en muchos países que cuando se identifica a una mujer como consumidora de drogas, puede ser que las agencias de protección de la infancia retiren
  • 18. 18 a los niños de sus madres, lo que todavía desalienta todavía más a las mujeres a buscar ayuda.... Además, la Relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer informó a la Asamblea General en 2013 que las leyes y políticas antidrogas son “una de las causas principales de las crecientes tasas de encarcelamiento de mujeres en el mundo” y considera que “las mujeres que cometen delitos relativos a las drogas relati- vamente leves “tienen más posibilidades de encontrarse con sentencias más largas de prisión que los hombres que cometen delitos de tráfico más importantes.” El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) destaca que la alta tasa de encarcelación de mujeres en relación con delitos de drogas y el impacto que esto tiene en los niños y sus familias, constituye un problema de desarrollo humano.
  • 19. 19 El escaso desarrollo de políticas basadas en la reducción del riesgo y daño Aparte del tema cárcel, la criminalización de las personas usuarias de drogas lleva a las prácticas de riesgo en el consumo (como compartir jeringuillas o consumir drogas cortadas con sustancias tóxicas) y a que las personas con adicción no tengan cober- tura o se alejen del sistema sanitario. Dentro de la lógica prohibicionista, erradicar la distribución de drogas es uno de los objetivos. También erradicar su consumo. To- dos éstos ingredientes se dan y tenemos un ejemplo paradigmático para conocer las consecuencias más trágicas de éste tipo de políticas. Ya conocemos los problemas que existieron entre las personas usuarias de heroína inyectada a finales de los años 80 y bien entrados los 90, cuando muchas farmacias no vendían jeringuillas a las personas adictas, lo que conllevaba lograr utensilios para el consumo nada higiénicos y seguros, incluyendo recoger “chutas” del suelo. Un ejemplo muy claro hemos visto hace poco en Rusia, en el que las personas usuarias de opiáceos no tienen acceso a tratamientos de metadona ni a intercambio de jeringuillas para el consumo. En éste punto, negar el derecho a asistencia sanitaria y obstaculizar el acceso a la salud ha favorecido di- rectamente la proliferación del contagio de infecciones y enfermedades de trasmisión sanguínea como la hepatitis o el VIH. A comienzos de siglo, se produjo un descenso significativo de la producción de opio en Asia central. Esto afectó al mercado interno ruso. Las personas usuarias de heroína recurrieron a otros opiáceos disponibles, y los más fáciles de conseguir eran los medicamentos opiáceos de venta en farmacias. Es el caso de la desomorfina y en engendro del “krokodil”. La desomorfina comenzó a sintetizarse clandestinamente en Rusia a partir de la esca- sez de heroína. Se utiliza como una droga alternativa a la heroína, ya que sus precurso- res son relativamente fáciles de conseguir, por ejemplo las pastillas de codeína pueden comprarse sin prescripción; su síntesis resulta sencilla y gracias a esto, una dosis de krokodil cuesta entre tres y cinco veces menos que una dosis de heroína. La desomor- fina fue foco de atención durante el año 2010 en Rusia debido a que se registró un in- cremento notable en la producción clandestina de este compuesto, cuya presentación legal en pastillas de uso medicinal esta ideada para su consumo oral. La droga puede ser fácilmente elaborada a partir de las pastillas legales de codeína, con yodo y fósforo rojo. Sin embargo la desomorfina sintetizada de esta manera es altamente impura debido a que las sustancias usadas inicialmente no se purifican, ni tampoco la desomorfina obtenida después de la reacción. El preparado resultante de síntesis caseras es la presencia de varios subproductos orgánicos tóxicos y corrosivos,
  • 20. 20 como el yodo y y el fósforo rojo, que son eliminados por el organismo si su consumo es vía oral, pero si se utilizan jeringuillas éstos productos provocan gravísmos daños para la salud. Algunos medios informaron de que la esperanza de vida de estas personas adictas apenas se prolongaba por cuatro años. Debido a que esta mezcla se inyecta prácticamente sin ningún proceso de purificación, el “krokodil” ha saltado a primera plana de la prensa al ser responsable de la produc- ción de graves daños en los tejidos corporales, como flebitis y gangrena, requiriendo muchas veces la amputación de extremidades o produciendo infecciones en los hue- sos,, , llagas y úlceras, necrosis de los tejidos y problemas en hígado y riñones. Las pastillas de desomorfina no presentan toxicidad oral debido a sus excipientes como el yodo, fósforo, etc, pero por vía intravenosa la cosa cambia radicalmente. Podíamos poner cientos de ejemplos de las consecuencias negativas de la prohibición. De las consecuencias positivas, sus máximos responsables oficiales empiezan a cues- tionarse todo éste sistema. Como vemos la prohibición a menudo produce el efecto contrario al deseado. La guerra contra las drogas es una guerra contra las personas usuarias. La cara B de la prohibición la representan quienes más la padecen; son las personas más vulnerables, con menos derechos o más empobrecidas.
  • 21. 21
  • 22. 22 ¿Quién gana con la prohibición de las drogas? Podríamos resumir el beneficio de la prohibición, además de en lo evidente, en otros tres aspectos: GUERRA, DINERO Y CONTROL SOCIAL. Para describir los intereses que quienes representan a la guerra, el dinero y el control social, vamos a analizar va- rios asuntos. Antes de entrar de lleno, queremos recordar que tenemos disponible el podcast y texto “Uso de drogas como arma de guerra”.
  • 23. 23 La Guerra, un negocio muy lucrativo • El cultivo de opio tuvo su cifra récord en Afganistán el año 2013: se calcula una producción anual de 6.000 toneladas de opio, ocupando una extensión de 2.240 km2, lo que sería aproximadamente el tamaño de Bizkaia. • El opio da de comer a unas 200.000 familias en Afganistán. ¿Por qué es tan lu- crativo? Mientras un kilo de arroz cuesta 1,4 €, 1 gramo de opio cuesta algo menos de 1€. • En los años 80, las ¾ partes de la heroína vendida en el mundo procedía del cul- tivo de opio en Afganistán. Aquellos Muyahidines que lucharon contra los sovié- ticos fueron financiados gracias al cultivo de opio. Tal fue el desarrollo del cultivo, que Afganistán superó en el ranking al triángulo de oro (Tailandia, Laos y Myan- mar – antigua Birmania), otra zona bien conocida por el ejército norteamericano. • Los Talibanes, al llegar al poder, redujeron su producción en 185 toneladas en 2001. • Por esos años, Ahmed Wali Karzai era un cultivador de opio y señor de la guerra de Afganistán, hermano de Hamid Karzai, posterior presidente del país tras la intervención norteamericana. Nunca se actuó contra él. Según varias fuentes, el hermano del presidente de Afganistán estaba en la nómina de la CIA antes de caer asesinado. • Tras los primeros años de intervención norteamericana, la producción de opio volvió a subir hasta las 3.500 toneladas. Las cifras del año 2013 nos hablan de 6.000 toneladas. • Otro ejemplo más reciente. Según Angela Mae, representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), el fármaco estimulante Captagon mueve miles de millones de dólares anuales en Oriente Medio y todos los datos indican que Siria se ha convertido en un gran productor. Hay que recor- dar que el Captagon fue prohibido en Oriente Medio por el incremento del uso no medicinal, pese a la gran aceptación social que tenía debido a sus propiedades te- rapéuticas. La representante afirma que Ahora se fabrica principalmente en Siria, y desde allí se trafica a través de Jordania y Líbano, hasta uno de los principales mercados, que es Arabia Saudí. El Captagon se ha hecho tristemente famoso por el uso que le da el DAESH y es muy posible que también se lucre de la venta ilícita de estas pastillas.
  • 24. 24 • ¿Por qué aumenta la producción? Aparte de la propia demanda, ¿Hay otros in- tereses menos evidentes? ¿Y si los hay, cuáles son? ¿Ganar la guerra? Todo hace sospechar que el tráfico de drogas es una fuente innegable para pagar la guerra. Y para mantener el propio prohibicionismo.
  • 25. 25 La Banca siempre gana • Peter Dale Scoot, en su libro “La maquina de guerra norteamericana, operaciones financiadas por el narcotráfico”, estima el lavado de dinero negro en 1 billón de dólares procedente de las drogas. La mitad procede de EEUU. Pero, ¿dónde se lava éste dinero? • En 2009, se descubrió que dos grandes bancos, HSBC y Wachovia, habían ad- ministrado cuentas para el Cartel mexicano de Sinaloa. Wachovia lavó aproxi- madamente $ 420 mil millones para el Cartel de Sinaloa entre 2003 y 2008 - y en nombre de Wachovia, los trabajadores en las sucursales mexicanas de HSBC tomaron rutinariamente la entrega y manejaron este dinero. En 2010, tras una investigación de 22 meses, Wachovia fue multado por un total de 160 millones de dólares, un 2% de sus ganancias ese año. • Por otra parte, HSBC continuó beneficiándose de las actividades de blanqueo de dinero durante varios años más. El diario New York Times dijo: “Las autoridades federales y estatales han decidido no acusar a HSBC, banco con sede en Londres, de cargos de lavado de dinero extenso y prolongado, por temor a que la perse- cución criminal derribe al banco y, en el proceso, ponga en peligro el sistema financiero”. • En el año 1829, el consumo de opio fue prohibido en China. Comenzó la primera guerra del opio. Occidente impuso la legalización, los países obligaron al gigante asiático a abrir puestos comerciales bajo suculentas normas y para administrar las ganancias se creó un banco. ¿Os podéis imaginar cuál es? El británico HSBC, el mismo banco que ha sido recientemente acusado. • Paradójicamente, Antonio María Costa, ex jefe de UNODOC declaró en 2009 que el dinero del narcotráfico representaba durante el comienzo de la crisis econó- mica mundial “el único capital de inversión líquido” disponible para los bancos durante el colapso financiero. Sin éste dinero, argumenta, la crisis financiera de 2008 podría haber llevado a un colapso global total de la industria bancaria. En cambio, aunque muchos bancos importantes fracasaron, otros lo lograron gracias a la disponibilidad de dinero ilegal. “Los préstamos interbancarios fueron finan- ciados con dinero proveniente del comercio de drogas y otras actividades ilegales ... Hubo señales de que algunos bancos fueron rescatados de esa manera”, dijo Costa. Guerra, banca quedan bastante claros. ¿Qué nos falta?
  • 26. 26 Control Social • La Agencia para la Administración de Drogas de EEUU, DEA, fue creada en el año 1973, con Richard Nixon. Tiene sede en 62 países, un presupuesto de más de 2.415 millones anuales, con 10.800 empleados. La DEA ha sido acusada de com- portarse como un cartel, debido al conocimiento de las rutas del narcotráfico y a la financiación de operaciones encubiertas (Nicaragua...). • John Daniel Ehrlichman fue asesor de política interior de Nixon y estuvo involu- crado en el escándalo del Watergate, por el cual pasó 1 año y medio en la cárcel. En una conversación con el periodista Dan Baum contó que Richard Nixon tenía dos enemigos: la izquierda anti guerra y los negros. “Sabíamos que no podíamos hacerlos ilegales por ser negros o estar en contra de la guerra, pero al hacer que el público asociara a los negros con la heroína y a los hippies con la marihuana, y luego criminalizar ambas sustancias fuertemente, podíamos fragmentar sus co- munidades. Podríamos arrestar a sus líderes, redar sus casas, disgregar sus reu- niones y despreciarlos todas las noches en las noticias. ¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? Claro que sí”. • En el año 2007 un avión marca Gruman Gruf Xtreme II, con matrícula N987SA se estrelló en México con un cargamento de 4 toneladas de cocaína. Según la prensa, era propiedad del capo Manuel Chapo Guzmán. La misma matrícula, el mismo modelo de avión, aparece en los registros de vuelo de la Organización Europea de Seguridad de la Aeronavegación, como parte de la investigación del Parlamento Europeo sobre “la presunta utilización de países por la CIA en el transporte y de- tención ilegal de presos”. • Garry Webb, periodista de investigación con dos premios Pulitzer, denunció en los 90 los vínculos de la CIA y DEA con los narcotraficantes. Apareció muerto, con dos tiros en la cabeza. La investigación determinó que se suicidó, pese a que el primer tiro era mortal de necesidad. Os recomiendo ver la película “Matar al mensajero” • De las industrias ilegales, el sector más grande es el de las drogas. De hecho, el dinero que las drogas ilegales representan es de casi el 1% del PIB mundial total. La UNODC calculó que se gastaron 321.000 millones de dólares en el consumo de drogas en 2003; El mismo año, el PIB total se estimó en 38,7 billones de dólares, lo que indica que el 0,83% del PIB mundial total se generó a partir de drogas.
  • 27. 27 • Las políticas de drogas son un reflejo de los valores dominantes: de 1977 a 2013 en los Estados Unidos se multiplicó por nueve el número de mujeres en prisión, debido sobre todo a un endurecimiento de las leyes contra las drogas. La mayoría de estas encarcelaciones masivas fueron mujeres negras, aunque no presentaban tasas de consumo de drogas superiores a las de las mujeres blancas • “Cuando en la corte se le preguntó al hijo de un famoso capo de la mafia, John Gotti Jr, si la familia todavía manejaba drogas, dijo, “No, no podemos competir con el gobierno”. John Gotti fue el líder del clan Gambino en Nueva York a finales del siglo pasado. • Recientemente, el fiscal Antidroga de Gipuzkoa dio en una entrevista al Diario Noticias. Ante la pregunta qué resultaba más complicado en la lucha contra las drogas, dijo textualmente:: • “El blanqueo de capitales derivados del tráfico de drogas es uno de ellos. Esa inge- niería financiera a la que me he referido que desarrolla el crimen organizado para ocultar el beneficio obtenido requiere un importante esfuerzo para su descubri- miento, esclarecimiento y obtención de pruebas plenamente eficaces.” Y es que hay voces de expertos que afirman que quién defiende la prohibición esta favoreciendo al narcotráfico. Otra forma de decirlo es que quién apoya la prohibición esta contribuyendo al enriquecimiento ilícito de las mafias, al deterioro en materia de derechos de la población general y de la salud de las personas usuarias Los hechos ha- blan por sí mismos. Las estrechas relaciones entre banca, fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y gue- rra sucia no es un asunto que nos quede lejos. No podemos pasar por alto las teorías de la conspiración vinculadas a la introducción deliberada de la heroína en las calles. Juan Carlos Usó, en su libro “¿Nos matan con heroína? Sobre la intoxicación farma- cológica como arma de Estado” , nos deja episodios de la relación de las FyCSE con el tráfico de drogas, no sin desmitificar con detenimiento el supuesto plan organizado por el Estado de intoxicación social. Por ejemplo leemos cosas como Instituciones Peniten- ciarias entregando heroína a los presos amotinados de cárcel Modelo de Barcelona, o la detención del confidente policial y dirigente del GAL Ismael Miquel con un kilo de heroína en Tailandia y la desaparición de 150 kilos de cocaína de la comisaría de Irun en 1988. Éste suceso llevó al cierre a la discográfica Esan Ozenki tras editar Negu Go- rriak la canción Ustelkeria.
  • 28. 28 La sombra de Intxaurrondo El pasado 5 de noviembre del año 2016 se desarrolló la Operación Jinete en distintas localidades de Cádiz. Con ella se daba por desmantelada una organización de narcotra- ficantes que, además de introducir importantes cantidades de hachís en la península, contaban con la infraestructura necesaria para el blanqueo de dinero. En la investi- gación aparecen implicados varios bancos, que habrían participado en el lavado del dinero negro. Uno de los detenidos es el sargento de la Guardia Civil Romero Béjar, destinado en la Comandancia de Algeciras, quien guardaba medio millón de euros tras las estanterías de su vivienda. A principios de los años 80 el guardia José Romero Béjar estuvo destinado en el cuar- tel de Intxaurrondo de San Sebastián bajo las órdenes del Comandante Galindo. Fue imputado por la Audiencia Nacional a mediados de los noventa en los sumarios refe- rentes a la guerra sucia que salpicaron al cuartel de Intxaurrondo. Su nombre aparece en el sumario del caso Lasa y Zabala y fue el propio Galindo quién le exculpo a él y al resto de sus subordinados en una declaración firmada antes de entrar en la cárcel por su condena en el caso Lasa y Zabala. Ésto no fue obstáculo para que fuera incluido en el grupo Omega, compuesto por agentes de élite de la Guardia Civil que fueron conoci- dos como los pata negra. Éste grupo fue creado por el entonces director de la Guardia Civil, Luis Roldán, el del maletín fugado con fondos reservados. En enero de 1990 fue secuestrado el militante del PCE(r) Jesús Cela Seoane. El grupo Omega fue implicado en la posterior causa. Fueron encausados 5 de las 7 guardias civiles, todos ellos con destino en Intxaurrondo. Romero fue el único que no fue a declarar en el juicio. Éste suceso fue la primera vez que se dan a conocer éste grupo. En el año 1996 Romero Béjar llegó al cuartel de Tarifa, siendo responsable del Grupo de Investigación Fiscal y Antidroga (GIFA). Se suponía que su trabajo era realizar ope- raciones de lucha contra el narcotráfico. Romero Béjar no es un caso aislado dentro de las FSE, podríamos hablar de muchos más, los 150 kilos de cocaína encontrados en el buque escuela de la armada española, el Juan Sebastián Elcano, de los diferentes jefes anti droga que han sido condenados, de la desaparición de alijos, el cuartel o cartel de Intxaurrondo…. Si nos centramos en el entramado de Intxaurrondo, no deja de salir noticias relaciona- das con la “presunta vinculación” de funcionarios con el tráfico de drogas. Uno de los primeros casos fue la investigación 491/91, que implicaba a un confiden-
  • 29. 29 te, Olarte “Plomos”, muy relacionado con el cuartel de Intxaurrondo. Otro caso fue la Operación Pitón, en el año 92, ya que uno de los agentes detenidos estuvo destinado en Intxaurrondo. Fue responsable fiscal del puerto de Pasajes. La conocida relación de “Tigre” Santamaría en anteriores imputaciones de contrabando de tabaco relaciona- das con el cuartel de Intxaurrondo. En el 93, el conocido Caso Ucifa, por el pago con drogas a confidentes, acabó con el comandante Pindado. También estuvo destinado en Intxaurrondo. Ese mismo año fue arrestado la mano derecha de Galindo, el coro- nel Máximo Blanco, en una operación contra el narcotráfico en Tarragona. En el año 2001 se produjo la detención del teniente coronel Masa, implicado en varias causas de guerra sucia, por otro asunto de narcotráfico. En el 2009 se detuvo al teniente coronel Castañeda. Fue uno de los guardias civiles que participaron en la elaboración del cono- cido Informe Navajas, un escrito que alertaba, a finales de los ochenta, de la implica- ción de guardias civiles de Intxaurrondo en el tráfico de drogas, tabaco y prostitución junto a conocidos narcos y contrabandistas vascos y gallegos. Veinte años después de la elaboración del informe el ya teniente coronel Castañeda, fue imputado de los delitos de blanqueo de capitales y asociación ilícita al trabajar presuntamente para la red del conocido narco gallego Marcial Dorado. Su fallecimiento prematuro impidió conocer el fondo de ese asunto. ¿Qué podemos decir del informe navajas? Para ese tema tan delicado podemos reco- mendar la lectura de varios libros de Pepe Rei, como La red Galindo e Intxaurrondo. la trama verde.
  • 30. 30
  • 31. 31 ¿Quién pierde con la prohibición de las drogas? Hemos visto que los esfuerzos por controlar la oferta fracasan estrepitosamente en un marco ilegal, cuando se aplican medidas que provocan mayores daños que el uso dañino de drogas. Podríamos poner solo unos ejemplos de cómo influye el control de la oferta de sustancias en el marco legal. Así, los medicamentos son prescritos y dis- pensados por profesionales de la salud. Drogas como el alcohol, el tabaco o incluso el café están sometidas a impuestos y en los dos primeros casos a estrictas medidas de venta y publicidad. Aún más, éstas drogas legales son tan comunes y usadas en nuestra sociedad que existen ciertos mecanismos de autoregulación en las sociedades ante el uso y/o abuso. Ante determinadas situaciones y contextos son las normas sociales las que determinan en todo caso la adecuación e idoneidad del consumo de drogas. Por ejemplo, agarrarse una borrachera en navidades esta permitido socialmente, pero be- ber en horas de trabajo esta censurado incluso regulado. Éstas normas, en ocasiones acompañadas por medidas legales a modo de correctoras o impulsoras de la restricción de su uso se han demostrado bastante eficaces, aunque no son muy populares, como el aumento de los impuestos al alcohol o al tabaco. Pero ya que las drogas existen desde hace milenios, tenemos una amplia historia de relación con las sustancia, es un repe- tido repetido en todas las culturas y épocas y todo indica que seguirá sucediendo. así
  • 32. 32 Leyes que provocan mayores problemas que los producidos por el uso de las mismas drogas. Son más de 1000 las personas ejecutadas cada año por delitos relacionados con drogas. Se calcula que 660.000 personas contraerán el VIH al año por compartir jeringas para consumir drogas, mayoritariamente en aquellos países que carecen de programas de reducción de daños como son los de intercambio y dispensación de jeringuillas. El 60% de las mujeres encarceladas en América Latina lo está por delitos relacionados con dro- gas, que representan a cientos de sectores sociales vulnerados en el mundo, víctimas de la guerra contra los drogas, a las que se les seguirán vulnerando sus derechos. La prohibición afecta a la calidad de las drogas. El desconocimiento de su composición, de los adulterantes o de las sustancias que sustituyen a las originarias hacen que los efectos de las mismas sean completamente impredecibles y quede su gestión del con- sumo a una suerte de prueba-error que en muchas ocasiones provoca más daños en la salud de las personas de los que cualquier persona usuarias estaría dispuesta a sufrir si tuviera conocimiento de la composición. Como bien hemos mencionado antes, la investigación científica también se ve afectada y obstaculiza el desarrollo de ensayos clínicos con sustancias con capacidad terapéutica demostrada. Incluso el ecosistema de múltiples regiones también se ha visto afectada. Existen datos sobre vertidos ilegales de laboratorios clandestinos en amplias zonas de Europa, como es el caso de Bélgica, Holanda. Otros países ven mermados sus recursos naturales en la extracción ilegal de principios activos y como consecuencia el los ecosistemas locales se ve alterados. Prácticas como la fumigación de plantaciones de hoja de coca con glifosa- to ha demostrado que los cultivos se trasladan a otros lugares y que las tierras fumiga- das quedan contaminados e inservibles para el cultivo de productos para el consumo humano. En marzo del año 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificó el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”.
  • 33. 33 La ciencia también pierde con la prohibición La ciencia no siempre ha podido convencer. Otras veces, la ciencia se ha puesto al servicio del interés económico, manteniendo una visión interesada y parcial. Son los conflictos de intereses. Existe una larga historia de parcialidad, ocultación y falsedad de datos. Ésta frase podría ser una exageración, pero si tenemos en cuenta varios ejem- plos y la importancia y repercusión que han tenido nos entrarían ganas de leernos cual- quier estudio científico de cabo a rabo antes de creérnoslo entero. Venimos hablando de la esperanza que representan las políticas basadas en la salud en confrontación con el control de la oferta. Hay que señalar que la prohibición también asume la palabra salud como argumento para recortar derechos y libertades. Es el caso del cannabis. Solo tres años antes de que Nixon promulgara la guerra contra las drogas, ya había bastantes estudios científicos que recomendaban cambiar las polí- ticas de drogas: En el año 1970, el informe canadiense Le Dain concluyó que el debate sobre el uso no medicinal del cannabis había estado basado en habladurías, mitos y opiniones mal informadas sobre los efectos de la droga. En el mismo año, el informe Wootton afirmó que las preparaciones de cannabis y sus derivados deberían continuar siendo posibles para propósitos médicos. Éste informe concluyó que el cannabis no es más peligroso que el tabaco o el alcohol, y recomendaba que las sanciones por consu- mo y venta de marihuana fueran reducidas en EEUU. Todo ésto mientras sucedía la Guerra de Vietnam y las protestas internas a ella se sucedían. Nixon declaró enemigo público Nº1 a las drogas en EEUU, mientras el gasto destinado en su lucha de dispara- ron a mil millones de dólares en 1972. Aquí se desmadra el negocio de la guerra contra las drogas. En el 76, el asesor en temas de drogas del nuevo presidente Ford, el médico Robert DuPont, declaró que el cannabis es menos dañino que el alcohol o el tabaco y pide su regulación. La respuesta de Ford fue prohibir la financiación oficial de investi- gaciones médicas del cannabis. Con el cannabis es muy interesante ver el proceso histórico. Hasta los años 30 estaba incluida en la farmacopea y con bastante normalidad se consumía en determinados en- tornos. Gran parte de las investigaciones que decían que el cannabis producía violencia y locura estaban más bien basados en criterios ideológicos que en científicos. Hay es- tudios recientes después de analizar diferentes investigaciones que llegan a la conclu- sión que muchas de éstas afirmaciones carecen de sustento científico ya que confunden correlación con causalidad y no es posible concluir que un determinado resultado sea causado por el cannabis.
  • 34. 34 Sobre las legales también hay mucho que decir. Baste mencionar la multitud de cam- pañas de la industria de las bebidas alcohólicas y los aparentes beneficios para la salud. Por ejemplo, el alcohol en España no se considera legalmente una droga, si no que su legislación tiene más que ver con un alimento que con una sustancias capaz de mo- dificar nuestro Sistema Nervioso Central. La industria del tabaco se ha esforzado por que el tabaco tuviera buena imagen y es curioso porque hoy en día es uno de los pocos productos legales que no contiene los componentes en su etiqueta. Mención aparte se merece la cafeína. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera a dosis bajas y medias su consumo es seguro en la población general. También expresa sus dudas en los beneficios para la salud. Apunta que su consumo es seguro en general en dosis no superiores a 300 mg de cafeína, proporcionando efectos tales como aumento de la capacidad de resistencia y del rendimiento físico, reducción de la percepción del esfuerzo y mejora de la concentración y aumento del estado de alerta. Sin embargo a dosis altas superiores, los efectos pueden poner en riesgo la salud de las personas. A ésto se le llama ficha de seguridad de una sustancia y es posible gra- cias a los estudios y a que es muy sencillo estudiar los efectos de una sustancia que es legal. También es seguro que existen muchísimas empresas dispuestas a financiar que abalen las propiedades de la cafeína, pero como vemos ésta agencia no considera a la cafeína como una sustancia beneficiosa. Eso quizás lo tiene que valorar cada persona. El psicólogo canadiense Bruce K. Alexander, del que ya hablamos en el podcast “Jau- las y Drogas” realizó un estudio conocido como Rat Park o el parque de las ratas. Fue un estudio sobre adicción a las drogas realizado a fines de los años 70. La hipótesis de Alexander era que las drogas no causan la adicción, y que la aparente adicción a los opiáceos de las ratas de laboratorio expuestas a su consumo es atribuible a sus condiciones de vida, y no a ninguna propiedad adictiva de la droga en sí. Ésto venía a contradecir todos los experimentos anteriores con animales, basados en análisis de comportamiento a través de cámaras de condicionamiento operante, es decir, para en- tendernos, una rata en una jaula con unas palancas de las que obtiene alimentos y dro- gas. Esos experimentos concluían que las ratas terminaban muriendo por el consumo compulsivo de drogas. Para probar su hipótesis, Alexander construyó Rat Park, una gran colonia de viviendas, 200 veces la superficie de una jaula de laboratorio estándar. Hubo 16-20 ratas de ambos sexos en la residencia, comida, bolas y ruedas para jugar, y suficiente espacio para el apareamiento. Los resultados del experimento parecieron apoyar su hipótesis. Las dos revistas científicas más importantes, Science and Nature, rechazaron el primer artículo de Alexander, Coambs y Hadaway, que apareció en Psy- chopharmacology en 1978. La publicación del artículo no atrajo inicialmente ninguna
  • 35. 35 respuesta. En pocos años, la Universidad Simon Fraser retiró el financiamiento de sus investigaciones. David Nutt es el caso de caso similar al ex-asesor de Ford. Nutt era asesor del Gobierno Británico. Realizó en el año 2010 un estudio que evaluaba el riesgo individual y social del consumo de diversas drogas en el Reino Unido. Sus conclusiones dejaban en muy mal lugar las políticas de drogas del Reino Unido. Su estudio refleja que el alcohol es la droga que más daños provoca en ese país y precisamente los esfuerzos en las políticas de drogas no reflejaban esta situación. Hay que decir que allí tienen una de las mayo- res tasas de alcoholismo. De ahí que tratara de redirigir los esfuerzos de las políticas de drogas hacia programas y acciones más coherentes con sus hallazgos. El final de su carrera como asesor del Gobierno terminó fulminantemente cuando en una entrevista dijo que estadísticamente era más peligroso montar a caballo que consumir éxtasis. Sus declaraciones tuvieron tal eco mediático que fue despedido. David Nutt, ahora ya sin las ataduras de la clase política aboga sin tapujos por poner en marcha programas de análisis de sustancias en espacios de ocio. Por desgracia existen pocos ejemplos de científicos honestos que aboguen por éstos cambios. Es bastante conocido el caso de la prohibición de MDMA en EEUU. Los ensayos clí- nicos en animales determinaron la gran toxicidad de la MDMA....pero....¿era MDMA acaso? Pues no, el estudio científico en el que se apoyaron jueces norteamericanos se había hecho en realidad con anfetamina y no con MDMA. Pero ya cuando se descubrió el error era demasiado tarde o no importaba. Hoy en día no se ha podido establecer la dosis letal de ésta sustancia. La victimización de las mujeres embarazadas suele basarse en una mala información sobre la dependencia a las drogas y el embarazo. Se ha popularizado en los medios de comunicación la noción de que los niños y niñas “nacen con adicción”, algo que no está demostrado científicamente. Se sabe desde hace más de 20 años, por ejemplo, que la información en los Estados Unidos sobre la llamada generación de los “bebés del crack” que provocaría una discapacidad mental en los niños para el resto de su vida, ha sido una construcción sin ninguna base en la realidad. Hay suficiente investigación que nos indica que los efectos de la cocaína en el útero no tienen ningún vínculo con déficit de comportamiento o intelectuales a largo plazo. Por el contrario, son las circunstancias de pobreza, exclusión social, desnutrición y violencia en las que se ven atrapadas mu- chas mujeres dependientes a las drogas como resultado de la “guerra contra las drogas” que afecta negativamente las oportunidades que tienen sus hijos de tener acceso a los servicios de educación y salud en igualdad de condiciones que el resto de los niños.
  • 36. 36 Bajo la premisa de la salud muchas veces se ha justificado lo injustificable. También se han falseado datos, se ha mentido y se bajo el amparo de parte de la ciencia se ha sostenido el prohibicionismo. El paradigma de la salud aplicado en las políticas de drogas puede ser también un caballo de troya. En la construcción y justificación de las políticas de drogas, todo vale. Podemos repasar ya el último ejemplo del mundo de la ciencia. Antes hablamos de la irrupción de la OMS en las políticas de drogas a través de un grupo de expertos que in- trodujo, no sin dificultad, algunos tímidos cambios. Éste grupo presentó en el año 1995 el mayor estudio a escala mundial sobre el uso de cocaína a la Comisión de Estupefa- cientes, organismo éste que forma parte del triunvirato prohibicionista. La OMS había dicho que las opiniones de los expertos no reflejaban su postura oficial. En la reunión se difundió un dossier informativo en que se resumían los resultados del estudio, por ejemplo: “el uso ocasional de cocaína no desemboca necesariamente en problemas fí- sicos o sociales graves ni leves. (…) En todos los países participantes, son mayores los problemas sanitarios derivados del uso de substancias legales, sobre todo del alcohol y del tabaco, que del uso de la cocaína. (…) El consumo de hojas de coca no parece provocar efectos negativos sobre la salud y, en cambio, posee una función terapéutica, ritual y social positiva en las comunidades indígenas andinas”. El principal tema para el futuro, según el estudio, era si el mundo seguiría “concentrándose en tomar medidas para la reducción de la oferta, como la destrucción y la substitución de cultivos y la imposición de la ley, ante la crítica y el cinismo crecientes acerca de la eficacia de estos enfoques. (...) Se deben evaluar con mayor detalle los efectos negativos de las políticas y las estrategias actuales y desarrollar enfoques alternativos. (…) Los enfoques nacio- nales y locales en estos momentos, que prestan una atención excesiva a las medidas de control punitivas, podrían acrecentar el desarrollo de problemas relacionados con la salud”. En cuanto el dossier empezó a circular por los pasillos de la ONU, los funcionarios es- tadounidenses hicieron uso de su gran influencia para evitar la publicación del estudio. “El gobierno de los Estados Unidos ha quedado sorprendido al comprobar que el estu- dio parece exponer argumentos a favor del uso positivo de la cocaína”, fue la respuesta de Neil Boyer, representante de los Estados Unidos en el 48° Período de sesiones de la Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra. Alegó que el programa del grupo de ex- pertos de la OMS estaba “encaminado en la dirección equivocada” y que “socavaba los esfuerzos de la comunidad internacional por erradicar el cultivo ilícito y la producción de coca”. Denunció que existían “indicios del apoyo de la OMS en programas para la reducción del daño y de colaboraciones previas de la OMS con organizaciones que de-
  • 37. 37 fendían la legalización de las drogas”. Y, a continuación, amenazó expresamente con que “si las actividades de la OMS en materia de drogas no consiguen reafirmar los enfoques probados para el control de drogas, se recortarán los fondos asignados a los programas correspondientes”. Los resultados del proyecto sobre cocaína de la OMS y el UNICRI nunca salieron a la luz.
  • 38. 38 Si el fenómeno de la prohibición es relativamente reciente en toda la historia de la humanidad, ¿cómo nos hemos relacionado con las drogas antes de la prohibición? Simplificando, podemos decir que el uso de drogas era completamente normal dentro de ciertas normas y costumbres, por ejemplo en rituales religiosos o como medicamen- tos. También el uso lúdico moderado habría sido tolerado y sancionado moralmente ante el abuso o los excesos, generalmente entre aquellas personas que no represen- taban el poder. Quizás entre el pueblo llano tampoco habría demasiado tiempo libre, acceso y recursos como para invertirlo consumiendo drogas. Hay que decir que la prohibición no es un pensamiento único. Existen matices en fun- ción de los países, de los usos y costumbres tradicionales y en virtud de ciertos avances en las políticas sobre drogas. Antes hablábamos de autoregulación social. Quizás las propuestas liberales de libre mercado puedan ser una opción para la autoregulación del propio mercado, pero la intervención de los Estados hoy en día en el tema drogas es tan diversa, que cualquier propuesta en éste sentido esta condenada al fracaso. Los países y regiones varían en la medida en que regulan los negocios, pero todas las naciones hoy en día imponen impuestos y regulaciones en cierta medida, lo cual difi- culta el libre mercado incluso en las economías liberales de hoy en día, por lo que no podemos describir un mercado verdaderamente libre. Es el caso de la ketamina y sus bajos controles de venta en la India hasta hace no poco. Esa particularidad del mercado hindú ha hecho durante años que la ketamina de uso lúdico precediese en gran parte de esta zona. Ante la reciente restricción de venta de éste barato y eficaz fármaco anes- tésico, nos hemos encontrado con multitud de análogo de la ketamina que han proli- ferado en el mercado lúdico. La mayoría de éstos análogos (metoxetamina, difenidina, tiletamina, descloroketamina…) han provocado problemas de salud en personas que pensaban estaban consumiendo ketamina. Al respecto en Ai Laket!! hemos publicado varias alertas sobre muestras falsas de ketamina. Para ilustrar esto podemos poner un ejemplo poco conocido, la prohibición en la In- glaterra del siglo XVIII de la ginebra, la conocida bebida alcohólica fabricada a partir de la destilación de la cebada, aromatizada con bayas de enebro y otros elementos botánicos: A mediados del siglo XXVII, Franciscus Sylvius, profesor de la facultad de medicina de la ciudad holandesa de Leyden, destiló por primera vez el fruto del enebro con al- cohol puro. Precisamente fue un médico en busca de un medicamento para el riñón,
  • 39. 39 quién creó el jenever holandés, antecesor de la ginebra. La nueva bebida se populari- zó en Inglaterra gracias a que los soldados que volvían de los Países Bajos la bebían, argumentando que debían hacerlo una vez al día por prescripción médica. Cosas del riñón. Su consumo se popularizó. Como dato, más de la mitad de los 15.000 estableci- mientos con licencia de venta de alcohol en el país dispensaban ginebra. Ya por el año 1730 la ginebra se convirtió en la bebida más vendida de Inglaterra, más incluso que la cerveza. Fuertes impuestos hacían de la cerveza una bebida mucho más cara que la ginebra. Cosas del proteccionismo, que impone aranceles a los productos importados del extranjero. Muchas veces, a los trabajadores se les daba su ración de ginebra como parte de su paga, logrando un inminente alcoholismo en la clase trabajadora. Precios baratos, supuesta prescripción médica y el convertirse en una sustancia de gran acce- sibilidad para la población provocó el auge en su consumo. En 1736 se prohibió la elaboración, venta y consumo de ginebra, mediante el “Acta de la Ginebra” (Gin Act). El resultado, como era de esperar, fue la proliferación de desti- lerías clandestinas y el deterioro grave de su calidad. Si no era bastante, la producción se incrementó seis veces más que la de la cerveza. El historiador Alfred McCoy sintetiza éste fenómeno de ésta manera: “La represión produce una caída en los suministros y eso aumenta el precio, estimulando la producción en el mundo entero”. Pero hay más enseñanzas. Pronto empezaron a subir los índices de mortalidad. Lejos de atajar los problemas de salud, la ilegalización los aumentó. Seis años más tarde (1742) tuvo que ser levantada la prohibición, aplicándose normas que regularon su elaboración, co- mercio, consumo y mayores impuestos. Está claro que la experiencia ilegalizadora no solo no solucionó el problema de salud, sino que contribuyó a agravarlo. Esos ejemplos históricos nos sirven para ilustrar cómo afectan las leyes basadas en la prohibición.
  • 40. 40 Y en el plano local, ¿qué estamos perdiendo? Por perder, perdemos hasta los pantalones. Y si no, atención a la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana española. Podemos hacer una revisión del actual marco legal y ver qué opciones nos deja. La “ley mordaza” ha supuesto una vuelta de tuerca a la vul- neración de derechos de las personas usuarias de drogas en el Estado español. Ya ha- blábamos antes que las políticas de drogas han pivotado sobre dos ejes principalmente, el eje de seguridad o control social y el eje salud. Todas ellas han recortado derechos. En la actualidad, la Ley Mordaza ha supuesto un retroceso en el paradigma de la salud pública. La anterior Ley y la actual sancionan gravemente el consumo de estupefacien- tes en la vía pública y la tenencia ilícita. La anterior Ley sin embargo, combinaba éste enfoque con tratamientos de desintoxicación, pudiendo evitar una multa por acogerse a un tratamiento. Ésta opción actualmente ha desaparecido, excepto en el caso de las personas menores de edad. Las sanciones graves van desde los 601 hasta los 10.400€, el tiempo para notificar la sanción se amplía hasta 1 año. Se incluyen los actos de plan- tación y cultivos ilícitos en lugares visibles al público, incluyendo en la práctica las terrazas. Sobre los cacheos, el artículo 20 permite dejar al descubierto partes de cuer- po normalmente cubiertas en lugares reservados. Es decir, prácticamente se permite desnudar casi en su totalidad a una persona por una simple falta administrativa. Para entender la orientación sancionadora de la Ley Mordaza, podemos compararla con el derecho penal español que condena a penas de cárcel a aquellas personas que se lucran con la venta ilícita de drogas. Las personas que consumen drogas con condenas a 4 años de cárcel por el delito de tráfico pueden acogerse a tratamientos de desintoxica- ción en función del artículo 80.5 del Código Penal. A fecha de la elaboración de éste documento, existen iniciativas políticas para derogar la denominada “ley mordaza”.
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  • 43. 43 Paz y Derechos como alternativa. ¿Qué soluciones podemos plantear? La postura de Ai Laket!! hasta la fecha es muy pragmática, realista desde nuestro punto de vista como personas usuarias y ex usuarias de drogas ilegalizadas. Apostamos por aprender a convivir con las diversas sustancias psicoactivas, desde la óptica del consumo responsable y la autogestión de los riesgos. Creemos que consumir drogas o no, es una decisión personal que debe ser adoptada de manera libre e informada por personas adultas. Ai Laket!! no pretende influir sobre esa decisión, sino aportar in- formación rigurosa, práctica y creíble para que, de producirse el consumo, éste sea el resultado de una reflexión que incluya el mayor número posible de elementos de juicio. Es decir, actuamos sobre el conocido control de la demanda. Visto que las medidas del control de la oferta basadas en la prohibición crean bastantes más problemas que las propias drogas, nos queda analizar aquellas medidas que afec- ten a la demanda.
  • 44. 44 ¿Como podemos influir en la demanda? Existen factores que influyen en la demanda, como la disponibilidad, la relación ries- gos/placeres (cannabis/ cannabinoides sintéticos) el precio, la normalización de su consumo, su situación legal (cannabinoides sintéticos y test de consumo), la cultura (hoja de coca), etc..... En ailaket nos centramos en ésta parte y lo basamos en último término en las decisiones individuales y en el respeto hacia esas decisiones. El con- sumo de drogas, de existir, debe producirse en base a una decisión libre e informada. Eso quiere decir que por mucha publicidad, presión o existencia de una sociedad que promocione el placer inmediato, los responsables finales del consumo de drogas so- mos cada uno de nosotros cuando lo decidimos. (excepto cuando te drogan en contra de tu voluntad…). Insistimos mucho en ésto último. Evidentemente cuando existe una dependencia, la toma de decisiones queda restringida. Para ese público, el mensaje de consumo responsable no siempre es efectivo, aunque es posible con ciertas restriccio- nes en la libertad de decisión y entraríamos en los mensajes de reducción del daño y el riesgo. Hay que recordar, que pese a la reciente advertencia de las Naciones Unidas, la mayoría de los países del mundo no contemplan la reducción del riesgo y del daño en sus políticas de drogas. Podemos facilitar la información disponible a las personas usuarias sobre aspectos re- lacionados con la composición, presentación, dosificación, vía de consumo, efectos a corto, medio y largo plazo, sobre los efectos deseados y los no deseados, sobre las mez- clas, cuando evitar su consumo y en caso de hacerlo, incluir información útil sobre pau- tas de reducción de riesgos. Aquellas personas que decidan consumir, van a hacerlo. Convivir con ellas. Lo más sensato es que aprendamos sin que ello suponga tener que hacerlo. Además, la información debe ser útil para la gestión del consumo, reduciendo lo máximo posible los riesgos, minimizando los daños y evidentemente, maximizando los placeres. En definitiva, aprender a tomar decisiones y asumir sus consecuencias. No es cierto que siempre que haya oferta ésta cree demanda. Es decir, es una visión simplista y paternalista aquella que culpa únicamente al interés económico de los productores de sustancias el resultado del consumo de drogas, como si las personas usuarias fuéramos marionetas que no tenemos capacidad de decisión. Es como decir que por culpa de los británicos, cientos de miles de habitantes de China adquirieron el hábito de consumir opio. El fenómeno no es tan sencillo. Ya Carl Marx y Federico En- gels culpaban tanto al “asesino inglés” como al “suicida chino” en relación con el opio.
  • 45. 45 Revisión y ejemplos de modelos jurídicos Si atendemos a los marcos legales, habría que hablar de los diferentes escenarios po- sibles y abogar por el que sea a nuestro parecer, el más justo y beneficioso para toda la sociedad. Conocemos de forma práctica los siguientes atendiendo al uso de sustancias: prohibición, regulación y legalización total. La prohibición tiene dos vertientes, la cri- minalización y la penalización. En el primer caso la expresión más trágica se encuentra entre los países que incluyen la pena de muerte: China, Indonesia, Singapur, Yemen, Malasia, Pakistán, Egipto, Arabia Saudita, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Bahrein, Irán y Sudán. Las personas usuarias en éstos países verdaderamente son tratadas como criminales a quienes hay que hacer desaparecer físicamente. La despenalización es aquel escenario en la que no es delito el consumo, pero sí que está penalizado administrativamente su tenencia y consumo en ciertas circunstancias. Aquí hay diferentes leyes según países. Por ejemplo, el Estado español, con sanciones de 600€ con la nueva Ley Mordaza. Éste escenario de no penalizar el consumo y la cri- minalización del comercio (tráfico), tiene su máximo ejemplo con Portugal. Desde la despenalización en Portugal, los crímenes y el uso de drogas han disminuido, al igual que los casos de VIH relacionados, aunque aquellas personas que son atrapadas con cantidades para su consumo se les obliga a acudir a consultas médicas para hablar de su supuesto “problemilla”. Para aquellas personas que tienen problemas de adicción, esta medida portuguesa puede ser un primer paso para tener contacto con servicios de salud que pueden contribuir a iniciar cualquier proceso de abandono del consumo. Por contra, para aquellas personas que no tienen ese problema, ésta medida puede ser con- siderada como intrusiva en la libre decisión de consumir. España ha tenido desde el año 1992 una legislación similar a la portuguesa, pero sin definir cantidades mínimas de drogas permitidas para consumo propio. Hasta la reciente modificación de la Ley de Seguridad Ciudadana, el consumo en vía pública o la tenencia ilícita de cantidades para consumo propio eran sancionadas, pudiendo eludir la multa acogiéndose a un tratamiento de desintoxicación. Con la reforma de la Ley se ha dado un paso atrás en éste y en otros sentidos. Por ejemplo Nueva Zelanda ha pretendido regular las denominadas Nuevas Sustan- cias Psicoactivas o Legal Highs. Elaboró una minuciosa Ley que permitía la venta de aquellos productos que superaran algunos criterios de seguridad en su consumo. Nin- guna sustancia ha sido puesta en el mercado, no porque sean o no sean seguras, ni tan siquiera se han podido realizar estudios de seguridad para la salud. Éste tipo de iniciativas solo están al alcance de un pequeñísimo grupo de empresas farmacéuticas
  • 46. 46 que invierten cantidades enormes de dinero para hacer ensayos clínicos de sustancias con potencial terapéutico. El cannabis ha sido legalizado en algunos estados norteamericanos, Uruguay, Holan- da. Cada estado tiene diferentes formas de enfocar el asunto. Se aplican por tanto dife- rentes regulaciones a ésta sustancia. Holanda tiene la estrategia de la avestruz. Permite el consumo de cannabis en establecimientos para ello, pero hace la vista gorda con la producción de la planta. De ahí que pueden producirse situaciones muy extrañas en las que la disponibilidad del producto dependa del comercio ilícito en el extranjero. Es decir, mucha de la marihuana y del hachís que se vende en Holanda procede de terce- ros países, que precisamente no tienen legalizado el cannabis. En Uruguay se pretende aplicar un modelo de venta en ciertos espacios, que van desde las farmacias, a tiendas gubernamentales de venta del producto y al modelo de asociaciones de personas usua- rias de cannabis o Club Social de Cannabis. Pero en realidad todavía se encuentran en fase de despegue. Otro caso es en algunos estados de Norteamérica. Uno de los primeros en platear el asunto fue California. El primer hito fue la legalización del uso medicinal. Tras un primer intento de permitir el uso recreativo, el resultado del refe- réndum que planteaba ésta opción fue desfavorable a ésta medida. Al menos quedaba el uso medicinal para aquellas personas que decidieran recurrir a la planta para tratar alguna dolencia. Dirigir un proceso legalizador con estrictos criterios médicos también tiene sus consecuencias. Muchas personas con ánimo de usar marihuana de forma lúdica recurrían a la obtención de recetas médicas para conseguir el producto. Que en las políticas de drogas se imponga estrictamente la visión médica es un caballo de troya para el uso recreativo de drogas. A lo largo de la historia tenemos más ejemplos de ésto mismo. Por ejemplo la ginebra en Inglaterra o las pastillas de dexedrina en las farmacias españolas. Para la obtención del placer, sin que sea lícito drogarse sin receta las personas usuarias no dejan de ser consideradas enfermas en éstos escenarios. En el Estado norteamericano de Colorado conviven desde hace apenas unos años con el cannabis lúdico y medicinal legal. Bajo estrictas medidas de control en el acceso a la planta, se ha desarrollado una industria que permite la trasferencia de dinero para fines educativos y médicos. No se ha observado por contra un aumento elevado de per- sonas consumidoras de ésta sustancia. En éste sentido, Holanda y su modelo de acceso al cannabis, se encuentra debajo de la media europea en la prevalencia del consumo de cannabis, muy por debajo de países con políticas sobre drogas prohibicionistas como Francia y Alemania. Siguiendo en los escenarios legales posibles, el último de ellos es la legalidad del uso y comercio de drogas, con diferentes grados de control por parte del Estado: liberali-
  • 47. 47 zación total del comercio, control estatal para todo tipo de uso, uso medicinal exclusi- vo…) Por ejemplo el alcohol o el tabaco o las bebidas con estimulantes del tipo té, café, guaraná, etc..
  • 48. 48 El ejemplo del tabaco Pongamos un ejemplo con una sustancia legal y el resultado de diversas medidas tanto de control de la oferta como de reducción de la demanda. Hablamos del tabaco y de los esfuerzos en los últimos años por reducir su uso y consen- suar una serie de recomendaciones de normas y leyes a nivel internacional, recogidas en el Convenio Marco de la OMS para el control de tabaco. En concreto, las medidas adoptadas en 88 países desde el año 2008, y según un estudio de la Universidad de Georgetown, ha conllevado que 53 millones de personas dejaran de fumar entre los años 2008 y 2014, lo que ha posibilitado evitar 22 millones de muertes asociadas al consumo del tabaco. Entonces, ¿cuáles son las medidas de éste convenio marco? Las medidas son el seguimiento del consumo del tabaco y de las políticas de preven- ción; protección de la población frente al humo del tabaco; ofrecimiento de medidas para dejar de fumar; advertencias a la población sobre los peligros asociados al tabaco; prohibición de la publicidad, patrocinio y promoción de los productos del tabaco; e incremento de los impuestos sobre el tabaco. Pero el marco legal actual español apenas permite margen de maniobra para avanzar en iniciativas que regulen el uso lúdico y medicinal de las drogas ilegalizadas. Hay que recordar al menos que la tenencia es ilícita. A nivel global, United Nations Human Rights propone varias medidas contra la vul- neración de los derechos humanos en personas que usan drogas. Sus propuestas van desde la abolición de la pena de muerte en delitos relacionados con el narcotráfico, poner final a la impunidad en las torturas y ejecuciones extrajudiciales por temas re- lacionados con las drogas, la descriminalizar el uso y la posesión de drogas ilícitas, el establecimiento de medidas de reducción de riesgos y daños para la población, inclu- yendo la cárcel. Para los centros de detención la ONU aboga por mantener los delitos de narcotráfico, y propone medidas proporcionales a los delitos cometidos, por delitos menores medidas alternativas a la prisión y la no persecución de menores de edad. En realidad sus propuestas son como la postura oficial de la OMS en el año 95 cuando se desvinculaba de las conclusiones de aquel grupo de expertos que realizaron el informe no publicado sobre la cocaína. En materia de derecho existen diversas publicaciones de calidad. Por ejemplo, en la Tesis Doctoral titulada “Los discursos de las sentencias sobre el tráfico ilícito de dro- gas, de Xabier Arana, se puede leer que los continuos cambios legislativos llevados a
  • 49. 49 cabo en los últimos treinta años, no sólo son un fracaso de la política criminal de cara al fenómeno social de las drogas —respecto a la disminución de la oferta y la deman- da—, sino también la reiterada insistencia de optar por una política criminal donde el Derecho penal, se ha convertido en su principal protagonista, capaz de condicionar — cuando no frustrar— otros aspectos básicos como la prevención y las políticas sociales. Ésta conclusión es muy interesante y nos habla de un sistema de normas y leyes que en muchos casos poco o nada tienen que ver con evidencias científicas y que en otros casos han sido construidas a partir de mitos, como el de la adicción a la hoja de coca, o la relación entre cannabis y violencia. Si el derecho penal en materia de drogas justifica su existencia en beneficio de la salud pública, no se entiende determinadas situacio- nes, como la escasa presencia de programas de reducción de riesgos y daños a nivel internacional. En las cárceles españolas tuvo que llegar la segunda mitad de la década de los 90 para que en las prisiones se establecieran programas de reducción del daño a través de los denominados programas de intercambio de jeringuillas (PIJ). Lo más triste es que antes de éstas medidas, en la cárcel era más sencillo conseguir heroína que jeringuillas. No hace falta mencionar la incidencia de enfermedades de trasmisión sanguínea. Si el cannabis fuera legal en el Estado español, se reduciría drásticamente la encarcelación de personas, ya que aproximadamente el 60% de las personas priva- das de libertad por delitos relacionados con la salud pública lo esta por ésta sustancia. También podríamos mencionar que 9 de cada 10 multas por tenencia o consumo en vía pública de sustancias prohibidas tienen que ver con el cannabis. Resumiendo, en materia de derechos, las personas usuarias de drogas debiéramos te- ner los mismos derechos que el resto de la población. Pero en la práctica muchas veces no es así, por que por ejemplo, esto no sucede cuando las políticas preventivas o el dis- curso que se mantiene solo contemplan el “no consumir drogas” como única estrategia. Éstas políticas no ofrecen respuestas al consumo, llegando a proponer programas de abandono del consumo. Imaginemos pues que acudimos al médico aquejados de ácido úrico y nos mandaran a terapia o a un centro durante varios meses para mejorar la sa- lud como única alternativa. Ésto no sucede y aparte de limitar o proponer el abandono de alimentos incompatibles con altos niveles de ácido úrico, en los centros de salud propondrían medidas como estilos de vida más saludables, ejercicio físico, es como si una persona que acude al médico. Por ello, en los países que no contemplan programas de reducción del daño, existen sanciones por el mero hecho de consumir drogas. En el caso de estados Unidos, en el que por haber consumido drogas puedes tener dificulta- des para acceder a becas, a vivienda social o a ayudas públicas.
  • 50. 50 Xabier Arana menciona que algo esta pasando cuando hay que castigar a las personas usuarias para reconducir sus consumos. Es mucho más importante en un estado social y democrático de derecho, respetar los estilos de vida diferentes en el ámbito personal. Es importante respetar las decisiones que tomen las personas adultas en relación con sus consumos y hacerse responsable del propio consumo.
  • 51. 51 Todos los caminos nos llevan a la misma disyuntiva: Plata y plo- mo o legalización. Entorno a la legalización debería existir un debate social sereno al respecto. Vivimos en una sociedad en la que tenemos una gran accesibilidad a medicamentos sin receta altamente tóxicos y por el contrario una de las sustancias psicoactivas de menor toxi- cidad esta ilegalizada (cannabis). El debate debería ser objetivo, científico y basados en la evidencia, tal y como hemos venido hablando anteriormente. Tendríamos que conocer ejemplos de procesos de ilegalización y legalización en la historia y analizar sus consecuencias: el gin act en Inglaterra, o la ilegalización primero y legalización posterior del opio en China, la ley seca y sus consecuencias en EEUU, el uso tradicional de hoja de coca en Sudamérica, la lenta puesta en marcha de la legalización para uso lúdico del cannabis en Uruguay la legalización del cannabis en Oregón y otros estados estadounidenses. Las víctimas del prohibicionismo somos principalmente las personas La guerra contra las drogas es una guerra injusta imposible de ganar. La banca siempre gana y el resto perdemos al pagar sus consecuencias en salud, en vulneración de derechos y en im- puestos que no sirven más que para alimentar la mentira. Hay que dar pasos para cambiar ésta situación por muchos motivos, aunque algunos no nos gusten, lo contrario siempre será siempre peor. Ya sea para evitar seguir pa- gando una guerra que no se puede ganar, ya sea para contribuir de forma legal en la economía, no solo local, si no mundial, o ya sea para que no se ejerza más represión y vulneración de los derechos en su nombre, debemos plantearnos la legalización de las drogas. La legalización no es la solución total, pero se reducirían drásticamente problemas como la delincuencia asociada, la marginación por la condición de ser usuario, mejo- raría el control y el acceso a las sustancias, se reduciría la violencia, las muertes. En clave de salud, un escenario regulado mejoraría drásticamente la situación, ofreciendo mayor cobertura a las personas usuarias, ya que parte del dinero destinado a la guerra contra las drogas se invertiría en mejorar los programas preventivos y deberían de pri- mar políticas de drogas basadas en el respeto de los derechos de las personas, en clave de salud y basadas en la evidencia científica. Aquellos primeros grupos de expertos de la OMS que trabajaron en la década de los 90 ya planteaban políticas de drogas basa- das en la reducción del daño. Pablo Escobar escogió bien la frase “plata o plomo”, que sintetiza en esencia la base de
  • 52. 52 la prohibición de las drogas. La plata es su disponiblidad, el negocio, el mercado, o la mercantilización de las drogas, como queramos verlo. Hace referencia a la oferta y la demanda de las drogas ilícitas, y plata también hace el Estado y los negocios privados con las drogas legales. El plomo lo ponen quienes, como hemos visto, más se benefician con la prohibición. Aquellos sectores que ganan plata. La guerra contra las drogas la estamos pagando entre todos, con más saña los más desfavorecidos. La paga la ciudadana que paga sus impuestos sin que porque pague más dinero obtenga resultados significativos contra el narcotráfico. La paga el usua- rio de drogas ilícitas, que se ve obligados a acudir al mercado negro y relacionarse en una lógica clandestina y con graves vulneraciones de derechos. La pagamos a base de cacheos, multas o cárcel. La pagan las clases empobrecidas que por dinero fácil arries- gan su vida e hipotecan la de sus familias cuando se meten en un vuelo con cocaína en el estómago o cuando deciden plantar algo de marihuana y aliviar así su situación económica. La pagan las víctimas asesinadas en Filipinas a manos de los desvaríos del presidente psicópata Duterte, con la aprobación del 76% del pueblo filipino y para ver- güenza del mundo entero y la han pagado las casi 182.000 personas desaparecidas y muertas de México en la guerra particular entre el narco y el narco-estado desde el año 2006. Para hacernos una idea de la magnitud de la mal llamada guerra de baja inten- sidad en éste país, durante los 5 años y medio de guerra en Siria han muerto 470.000 personas, algo más del doble que en México. El comercio mundial de drogas ilegales es una parte fundamental e indispensable del modelo económico dominante, y la guerra contra las drogas es un medio para mante- ner el comercio en lugar de erradicarlo. Que no te engañen. Eso, y no otra cosa significa la ilegalidad y la represión. La ilegalización no ayuda en absoluto a la reducción de riesgos y daños, La ilegalidad provoca más DAÑOS que las propias drogas. La legalización acabaría con varios de los problemas asociados a la prohibición. La plata la ponemos nosotros y el plomo, ellos, la guerra contra las drogas la pagamos y la perdemos todos. Quitemos pues de la ecuación al menos ésta palabra, el plomo de la guerra. A partir de aquí podría iniciarse el debate. Tiempo habrá de hablar sobre modelos, sobre los riesgos y trampas que pueda traer, cómo afrontar el proceso, que modelos se pueden plantear, o si el mismo modelo sirve para todo o todas.....pero éste ya es otro debate. Mientras lanzamos el debate, tenemos que seguir en el día a día para mejorar la situa-
  • 53. 53 ción. Se seguirán produciendo consumos, fuente de obtención de placeres y de daños. Para ello nos centramos en la reducción de la demanda en la realización de acciones preventivas dirigidos a las personas usuarias, tal y como hacemos en Ai Laket!!. Po- demos apostar por los controles de calidad de las sustancias ilícitas, fuente de infor- mación para la gestión del consumo, contribuir a reflexionar sobre los patrones de consumo, en la duración y la intensidad de los mismos. Aparte de dar a conocer toda la información disponible sobre sustancias, tenemos que hablar de toxicidad, vía de administración, etc. Hay que poner el foco en las personas, no tanto en las sustancias, dando a conocer los factores individuales de protección y los factores de riesgo. A éstos factores hay que sumar el entono de los consumos, en el conocimiento del por qué, para qué y cómo se producen. Todo esto es el denominado triángulo de Zinberg y su conocimiento aplicación en clave de reducción de riesgos y daños contribuye hoy por hoy en notables mejoras en la calidad de vida de las personas que usamos drogas. La mayor contribución que hoy en día podemos hacer es avanzar en el debate entorno a la legalización de las drogas. Mientras sigamos atascados en ésto, seguiremos hablan- do de reducción de daños, riesgos, control, legislación, penalización, prejuicios, moral, etc...hay que dejar atrás el paradigma de la prohibición, superar el nuevo y no tan nue- vo paradigma de la salud y el caballo de troya que encierra, aliarnos con sus represen- tantes más honestos y hablar de una vez por todas de placeres y su gestión responsable.